La participaci¨®n decisiva del rey Juan Carlos en el fracaso del golpe del 23-F
En febrero de 1981 iniciamos una nueva fase en la construcci¨®n de la democracia en Espa?a, que nos ha llevado a un estadio democr¨¢tico, perfectible como cualquier obra pol¨ªtica y social, sin parang¨®n en la historia
En v¨ªsperas de que se cumplan 40 a?os del intento fallido de golpe de Estado del 23-F, me he decidido a escribir estas l¨ªneas porque pensaba, ingenuamente, que al ser para los espa?oles de mi generaci¨®n el n¨²mero 40 un n¨²mero cabal¨ªstico por los 40 a?os de franquismo, en este a?o se iba a preparar alg¨²n acto espec¨ªfico (todav¨ªa se puede convocar), que en mi opini¨®n deber¨ªa incluir un sencillo reconocimiento, pero reconocimiento sin ambages, a ...
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En v¨ªsperas de que se cumplan 40 a?os del intento fallido de golpe de Estado del 23-F, me he decidido a escribir estas l¨ªneas porque pensaba, ingenuamente, que al ser para los espa?oles de mi generaci¨®n el n¨²mero 40 un n¨²mero cabal¨ªstico por los 40 a?os de franquismo, en este a?o se iba a preparar alg¨²n acto espec¨ªfico (todav¨ªa se puede convocar), que en mi opini¨®n deber¨ªa incluir un sencillo reconocimiento, pero reconocimiento sin ambages, a la participaci¨®n decisiva del rey Juan Carlos en el fracaso del golpe, que qued¨® tras su intervenci¨®n en TVE trasmutado en un golpe de opereta.
Yo era un diputado de provincias, por Ja¨¦n, en aquella ya lejana fecha, y viv¨ª en primera persona lo que aconteci¨® aquella noche, los temores por lo que nos pudiera pasar y por lo que estar¨ªa pasando fuera de los muros del Congreso de los Diputados, la terrible incertidumbre por nuestros seres queridos y por nuestros compa?eros de sindicato y de partido. En el cambio del semblante de los golpistas pretend¨ªamos adivinar nuestro destino, ligado al del golpe. Nos debat¨ªamos entre la esperanza y el miedo a una intervenci¨®n de fuerzas leales a la Constituci¨®n Espa?ola penetrando en la C¨¢mara, por el riesgo de que se produjera la resistencia de los golpistas y sus represalias contra los que est¨¢bamos secuestrados. Al final, ya de buena ma?ana, nunca mejor dicho, Landelino Lavilla retom¨® el gobierno democr¨¢tico de la C¨¢mara y salimos en libertad.
Durante estos 40 a?os se ha escrito mucho, sobre todo en los a?os siguientes al 1981, sobre lo ocurrido, sus antecedentes, sus c¨®mplices y las dudas de distintas personalidades, incluido el rey Juan Carlos, en relaci¨®n con el golpe de Estado. Tambi¨¦n se esgrime un argumento muy razonable, que es que el golpe, al ser un vil anacronismo en relaci¨®n con la Europa contempor¨¢nea, ser¨ªa asfixiado en un plazo de tiempo breve, an¨¢lisis en el que coincido, pero que en ning¨²n caso excluye el sufrimiento de la ciudadan¨ªa espa?ola, al menos de una buena parte, y las heridas que la prolongaci¨®n de la noche del 23-F habr¨ªa infligido en nuestra muy joven democracia. Mi opini¨®n es muy sencilla, tras el aborto fulminante del 23-F iniciamos una nueva fase, sin tener que estar atentos a los ruidos met¨¢licos de las salas de banderas, en la construcci¨®n de la democracia en Espa?a, que nos ha llevado a un estadio democr¨¢tico, perfectible como cualquier obra pol¨ªtica y social, sin parang¨®n en la historia de Espa?a y en relaci¨®n con las democracias m¨¢s estables y avanzadas del mundo, y con unas Fuerzas Armadas muy apreciadas por la sociedad espa?ola. Esta afirmaci¨®n no resta, sino que da mucho valor, a la dif¨ªcil tarea que los Gobiernos de Adolfo Su¨¢rez tuvieron que abordar, asediados desde diferentes ¨¢ngulos, para dar los primeros y fundamentales pasos de asentamiento de la democracia en la sociedad espa?ola de aquella complicada etapa. Hay quien opinar¨¢ que, bien por el contrario, si el golpe se hubiera extendido un poco m¨¢s en el tiempo y fracasado, la democracia espa?ola podr¨ªa haber avanzado m¨¢s en menos tiempo y ser¨ªa ahora m¨¢s plena, yo no participo de las ucron¨ªas, y en este caso no cambio sufrimiento por progreso posterior.
En Espa?a somos dados a valorar a las instituciones, y a las personas que las representan, por lo ¨²ltimo que pasa, y si es bueno, o m¨¢s a¨²n si se deja este valle de l¨¢grimas, todo es bueno, y si hay una realidad al descubierto negativa y turbia, esta corre un tupido tel¨®n por toda la trayectoria anterior. Eso est¨¢ ocurriendo con el Rey em¨¦rito, que como cualquier ciudadano espa?ol est¨¢ en la obligaci¨®n de rendir cuentas ante la justicia de actos que contradigan las leyes vigentes, pero eso no puede ser ¨®bice para que quede en el olvido aquel servicio, trascendental que hizo a la sociedad espa?ola, aquel 23-F de hace 40 a?os.
C¨¢ndido M¨¦ndez Rodr¨ªguez fue diputado en el Congreso por Ja¨¦n entre octubre de 1980 y junio de 1986.