Urge secuenciar el virus
Espa?a debe mejorar su capacidad de detecci¨®n y seguimiento de las nuevas variantes
La r¨¢pida extensi¨®n de las nuevas variantes del virus SARS-CoV-2 m¨¢s infectivas y en algunos casos presumiblemente m¨¢s virulentas obliga a extremar las medidas de detecci¨®n y seguimiento de las nuevas cepas. Este ser¨¢ un elemento clave en el control de la pandemia en la nueva fase iniciada con la vacunaci¨®n. Es previsible que, conforme aumente la presi¨®n de las vacunas, la tendencia del virus a mutar se acent¨²e. El peligro radica en que aparezcan variantes que sean no solo m¨¢s transmisibles, sino que agraven el cuadro cl¨ªnico de la enfermedad e, incluso, que adquieran la capacidad de reinfectar a personas que ya la han pasado o han sido vacunadas. En esos casos, la detecci¨®n precoz resultar¨¢ crucial para dise?ar las estrategias de contenci¨®n.
Para poder identificar r¨¢pidamente esas variantes y trazar la cartograf¨ªa de su recorrido es preciso incrementar la capacidad de secuenciaci¨®n y en eso Espa?a vuelve a estar en una situaci¨®n precaria. Cuando termin¨® la primera ola, todos los expertos advirtieron de la importancia de reforzar los dispositivos de rastreo y control de los nuevos contagios, pero no se hizo y lo pagamos con una segunda ola que se hubiera podido evitar o mitigar. No deber¨ªamos cometer el mismo error en relaci¨®n con un instrumento que los expertos se?alan como esencial.
La Comisi¨®n Europea ha establecido como objetivo secuenciar al menos el 5% de las muestras de los nuevos contagios. Esto ser¨¢ obviamente m¨¢s f¨¢cil de alcanzar si la incidencia del virus baja hasta niveles controlables (ayer descendi¨® por fin del nivel de ¡°riesgo extremo¡±, aunque sigue en zona de peligro), pero resulta pr¨¢cticamente imposible si se mantienen las altas tasas actuales. De momento, Sanidad se ha propuesto secuenciar el 1% de las muestras en todo el territorio. Es un objetivo muy poco ambicioso, que ni siquiera se acerca al marcado por la UE y que queda muy lejos del 10% del Reino Unido. Hay, pues, mucho trabajo por hacer y no puede demorarse. En estos momentos ni siquiera disponemos de datos precisos de la capacidad real de secuenciaci¨®n ¡ªse estima en unas 500 muestras semanales¡ª y eso redunda en un problema end¨¦mico del sistema sanitario espa?ol: la debilidad en la obtenci¨®n y procesamiento de datos, que sigue siendo precaria un a?o despu¨¦s. Sin buena informaci¨®n, dif¨ªcilmente se pueden tomar buenas decisiones.
Es urgente incrementar la capacidad t¨¦cnica de secuenciaci¨®n y formar al personal necesario, teniendo en cuenta que hay otras necesidades que en ning¨²n caso deben descuidarse, como la secuenciaci¨®n de bacterias resistentes a los antibi¨®ticos. Este esfuerzo no debe abordarse como respuesta a una coyuntura excepcional, sino como inversi¨®n de futuro, pues el avance de la medicina personalizada requerir¨¢ ampliar este tipo de dispositivos.
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