Dos potentes im¨¢genes han quedado para la historia. En la primera, festiva, incluso c¨®mica, el presidente sigue los movimientos de una danza guerrera, sable en mano, acompa?ado del anciano rey Salm¨¢n. En la segunda, grave e incluso enigm¨¢tica, de nuevo juntos el rey saud¨ª y el presidente de Estados Unidos, al que se ha sumado su dictador preferido, el egipcio Abdel Fatah Al Sisi, imponen sus manos sobre una esfera terrestre iluminada, como si fuera un conjuro, en el acto de inauguraci¨®n de un pomposo Centro Global de ir¨®nico t¨ªtulo, a la vista de quienes son sus fundadores, puesto que su objet...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Dos potentes im¨¢genes han quedado para la historia. En la primera, festiva, incluso c¨®mica, el presidente sigue los movimientos de una danza guerrera, sable en mano, acompa?ado del anciano rey Salm¨¢n. En la segunda, grave e incluso enigm¨¢tica, de nuevo juntos el rey saud¨ª y el presidente de Estados Unidos, al que se ha sumado su dictador preferido, el egipcio Abdel Fatah Al Sisi, imponen sus manos sobre una esfera terrestre iluminada, como si fuera un conjuro, en el acto de inauguraci¨®n de un pomposo Centro Global de ir¨®nico t¨ªtulo, a la vista de quienes son sus fundadores, puesto que su objetivo es nada menos que combatir las ideas extremistas.
Arabia Saud¨ª fue, en 2017, la primera escala del presidente en su primera gira exterior. Muchos reg¨ªmenes autoritarios han sacado provecho de la presidencia de Trump, pero nadie como el joven pr¨ªncipe heredero saud¨ª, Mohamed bin Salman, convencido de que se hallaba ante la oportunidad para asentarse definitivamente en el poder, por encima de los clanes rivales que compiten dentro de la extensa familia real. La alianza entre Washington y Riad, dirigida por Jared Kushner, el yern¨ªsimo trumpista, y Bin Salm¨¢n, el brutal heredero saud¨ª, se ha convertido durante estos cuatro a?os en un asunto de dos familias.
El balance pol¨ªtico es aterrador. Gracias a este pacto entre clanes familiares, Estados Unidos rompi¨® el acuerdo nuclear con Ir¨¢n, se incrementaron los bombardeos saud¨ªes sobre Yemen, Qatar fue sometido a bloqueo por su ambig¨¹edad en la guerra fr¨ªa con Ir¨¢n, Bin Salm¨¢n sustituy¨® como pr¨ªncipe heredero a su primo hermano Mohamed bin Nayef ¡ªahora arrestado y en desgracia¡ª y la familia real fue sometida a una purga que se extendi¨® a toda la elite dirigente. La culminaci¨®n lleg¨® con la desaparici¨®n y el asesinato por orden de Bin Salm¨¢n del periodista Jamal Khashoggi, ante el silencio c¨®mplice de Trump.
Luego, el balance de los negocios. Trump no da puntada sin cheque. Destaca la venta de armas, no tan solo a los saud¨ªes, sino tambi¨¦n a sus amigos emirat¨ªes, ahora suspendidas gracias al relevo presidencial. Y los proyectos inmobiliarios, en los que la familia Trump-Kushner cuenta con su larga experiencia en la ciudad que constituye el mayor mercado urbano del mundo. La ¨²ltima jugada, en la que Arabia Saud¨ª ha permanecido agazapada, ha sido el Plan de Paz para Palestina, coronado con los Acuerdos Abraham, que pretend¨ªa sellar la alianza entre Israel y los ¨¢rabes del Golfo frente a Ir¨¢n con el cemento de las inversiones.
Con Biden en la Casa Blanca, ahora pintan bastos para Bin Salm¨¢n. Se acab¨® la guerra de Yemen. Se ha levantado el bloqueo con Qatar. Las puertas de las c¨¢rceles se han abierto para algunos disidentes. Va a resucitar el acuerdo nuclear con Ir¨¢n. La Casa Blanca contar¨¢ con la informaci¨®n reservada sobre el asesinato de Khashoggi como arma persuasiva para el caso de que la monarqu¨ªa saud¨ª no se acomode a la nueva presidencia. En los hechos, los saud¨ªes han empezado ya la danza de la rectificaci¨®n.