Educar en la sociedad digital
El sistema educativo no podr¨¢ afrontar sus retos a menos que apueste por el uso de la tecnolog¨ªa
Seg¨²n el Ministerio de Asuntos Econ¨®micos y Transformaci¨®n Digital, Espa?a es el segundo pa¨ªs de la Uni¨®n Europea con mejores servicios p¨²blicos digitales y el quinto con mejor conectividad. Madrid y Barcelona se sit¨²an entre las 10 ciudades europeas en las que han nacido m¨¢s startups digitales. Espa?a, seg¨²n la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), est¨¢ entre los pa¨ªses l¨ªderes en gobierno digital y, seg¨²n otros informes, es el s¨¦ptimo pa¨ªs en infraestructuras de innovaci¨®n.
Estos y otros datos son muy buenas noticias, que debemos poner en contexto, contrastar con la realidad cotidiana del pa¨ªs y prever su evoluci¨®n futura. En primer lugar, al igual que ocurri¨® con el ferrocarril o la electricidad en el siglo XIX, es preciso contar con unos ra¨ªles o tendidos el¨¦ctricos comunes que permitan implementar pol¨ªticas p¨²blicas o comerciales articuladas de econom¨ªa digital. Es decir, contar con un ecosistema propio que evite la dispersi¨®n de iniciativas p¨²blicas y privadas. La dispersi¨®n imposibilita beneficiosas sinergias y reduce la magnitud de los impactos internos y externos.
En segundo lugar, es preciso universalizar el acceso a la tecnolog¨ªa y a la digitalizaci¨®n (T+D): quiz¨¢s lleg¨® el momento de pasar de hablar de TIC, para hacerlo de T+D, una universalizaci¨®n que no solo se justifica por obvias razones de justicia social sino, adem¨¢s, como requisito para un desarrollo sostenible en el contexto de la cuarta revoluci¨®n industrial y en la era de la inteligencia artificial. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la falta de conectividad no es solo una barrera tecnol¨®gica, sino tambi¨¦n lo es para el acceso a la salud, a los servicios sociales, a la educaci¨®n, al trabajo y a la econom¨ªa en general.
A principios del actual milenio cobr¨® protagonismo en las prioridades de pol¨ªtica exterior la nueva agenda de seguridad en la que, junto con asuntos geopol¨ªticos m¨¢s o menos cl¨¢sicos, se incluyeron otros como los relacionados con el cambio clim¨¢tico o las pandemias. Pues bien, de acuerdo con lo que venimos exponiendo, consideramos que hoy la diplomacia digital es una prioridad, como consecuencia de la utilizaci¨®n creciente de sistemas virtuales para las informaciones, negociaciones y toma de decisiones estrat¨¦gicas de pol¨ªtica exterior. Sin prescindir de la necesaria actividad presencial, las relaciones virtuales est¨¢n siendo ya un espacio de trabajo habitual y un escenario en el que se puede ejercer influencia y liderazgo internacional, de acuerdo con la disponibilidad y uso de tecnolog¨ªa, la disponibilidad y gesti¨®n de los datos ¡ªla nueva moneda¡ª y los sistemas digitales de cada naci¨®n.
Nos encontramos ante un enorme reto, tanto para las organizaciones p¨²blicas como para las privadas. Tambi¨¦n para las organizaciones internacionales que hist¨®ricamente han seguido procedimientos de trabajo presenciales con una marcada orientaci¨®n asistencial, organizaciones que se est¨¢n beneficiando de los efectos de este cambio de modelo. A t¨ªtulo de ejemplo, les comparto la experiencia de la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos (OEI), entidad que, frente a las tradicionales y espor¨¢dicas reuniones presenciales de ministros de Educaci¨®n, ha mantenido durante el tiempo de pandemia m¨¢s de veinte reuniones virtuales de alto nivel pol¨ªtico, realizadas con un menor gasto p¨²blico, en las que hemos compartido m¨¢s informaci¨®n en tiempo real y hemos generado m¨¢s r¨¢pidas respuestas ante necesidades perentorias. Hemos llevado a cabo m¨¢s y mejor cooperaci¨®n para dar respuestas a los problemas que la pandemia ha producido en la ciudadan¨ªa y lo hemos realizado de manera m¨¢s eficaz y eficiente.
La diplomacia tecnol¨®gica y digital va a tener un papel protag¨®nico, como ya se ha puesto de manifiesto como consecuencia de la pandemia de la covid-19, crisis de la que podemos salir m¨¢s r¨¢pidamente y mejor con la ayuda de la transformaci¨®n digital.
En este escenario, la innovaci¨®n genera esperanzas y los cambios retos motivadores, que no se superar¨¢n a menos que la educaci¨®n no se resigne a volver a la inercia previa a la covid-19 y que apueste por un futuro distinto a trav¨¦s del uso generalizado de tecnolog¨ªas y la digitalizaci¨®n de los procesos educativos y que estos sirvan para lo que m¨¢s nos debe importar: la mejora de los aprendizajes de los estudiantes.
En definitiva, ahora o nunca. Es el momento de hacer efectiva una transformaci¨®n real de la educaci¨®n mediante modelos h¨ªbridos en los que los sistemas virtuales, junto con la presencialidad, abran una gran ventana de oportunidades para todos por igual, e invertir en superar la brecha digital que ha demostrado provocar una injusta brecha educativa y social. Una sociedad tecnol¨®gica y digitalizada requiere escuelas en las que las ni?as, los ni?os y los j¨®venes desarrollen habilidades y competencias digitales para su crecimiento personal y su futura inserci¨®n profesional y, sobre todo, para ser due?os de sus voluntades y destinos, en un entorno en el que los algoritmos pretenden pensar y decidir por ellos.
Mariano Jabonero Blanco es secretario general de la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos (OEI).
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