Negacionismos
Hartos de epidemi¨®logos y de investigadores, ah¨ªtos de tanta teor¨ªa m¨¦dica y de tanta opini¨®n period¨ªstica y judicial, necesit¨¢bamos que alguien diera la luz
Ahora que ya sabemos por Victoria Abril toda la verdad sobre la pandemia v¨ªrica y por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar que nada es lo que parece (y que la verdad no existe), los espa?oles podemos vivir tranquilos sin otra preocupaci¨®n que la de disfrutar de la libertad, ese bien codiciado y codicioso que tan escaso ha estado desde que Victoria Abril y Aznar faltan de la escena p¨²blica espa?ola. Pasa lo mismo con Miguel Bos¨¦, cuya sabidur¨ªa cient¨ªfica tanto echamos en falta tambi¨¦n.
Hartos de epidemi¨®logos y de investigadores, ah¨ªtos de tanta teor¨ªa m¨¦dica y de tanta opini¨®n period¨ªstica y judicial, necesit¨¢bamos que alguien diera la luz, y qui¨¦n mejor que los iluminados que alumbran con luz propia, pues se alimentan de sus iluminaciones. En un mundo en el que los conocimientos sobran y en un pa¨ªs como Espa?a donde cualquier vecino tiene la soluci¨®n para todo, ya sea la cohesi¨®n del Estado o la distribuci¨®n de las vacunas contra la covid a -80?, para qu¨¦ seguir escuchando los consejos de los que dicen saber y no saben nada comparados con nosotros y nuestros amigos. No digo ya con esas personas cuya sabidur¨ªa les viene por inspiraci¨®n divina o por retroalimentaci¨®n de su narcisismo como en el caso del expresidente Aznar. Le van a decir a ¨¦l si hab¨ªa armas de destrucci¨®n masiva en Irak o si los autores de la matanza de Atocha eran los que los jueces juzgaron y condenaron y no ETA.
La entrevista de Jordi ?vole a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar que emiti¨® una cadena de televisi¨®n hace pocos d¨ªas nos hizo volver a muchos a una ¨¦poca remota no por lejana en el tiempo, sino por olvidable y descorazonadora en cuanto carente de las m¨¢s m¨ªnimas garant¨ªas de moralidad. Que tantos a?os despu¨¦s alguien siga sosteniendo que lo que todos vimos con nuestros ojos era mentira, o que lo que los autores de la invenci¨®n han reconocido falso ¨¦l siga diciendo que era verdad indica una patolog¨ªa que produce escalofr¨ªos al pensar que ese hombre gobern¨® este pa¨ªs durante ocho a?os y que a¨²n hoy sigue siendo una referencia para algunos. Y m¨¢s vi¨¦ndole re¨ªr con esa mueca a mitad de camino entre la prepotencia y el desprecio que le asemeja a cierto personaje hist¨®rico al que cada vez se parece m¨¢s aunque ¨¦l no lo vea.
En tiempo de negacionismos, con el mundo puesto patas arriba por culpa de una pandemia y de las crisis pol¨ªtica y econ¨®mica que han provocado o acentuado, seg¨²n los casos, personajes como Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ser¨ªan igual de pat¨¦ticos que esos actores negacionistas que aprovechan la entrega de un premio o una rueda de prensa para darnos lecciones de todo y llamarnos ignorantes e infelices a quienes comulgamos con mentiras seg¨²n ellos, si no fuera que hay gente que por ideolog¨ªa los cree como esos hinchas del f¨²tbol que dan por hecho que las estrellas de su equipo est¨¢n en posesi¨®n de la verdad incluso cuando no juegan al balompi¨¦. Malos tiempos, dec¨ªa D¨¹rrenmatt, en los que hay que demostrar lo evidente, y triste destino el nuestro, obligados a convivir con todos esos personajes cuya osad¨ªa y estupidez le dan la raz¨®n a Einstein cuando dec¨ªa: ¡°S¨®lo dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana; y sobre el universo tengo dudas¡±. Sartre dec¨ªa tambi¨¦n que la estupidez humana es fascinante, pero yo no lo tengo tan claro.
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