8 de marzo en Chile: la hora del feminismo
Est¨¢ por verse si la promesa de una constituci¨®n feminista se logra materializar
Un nuevo D¨ªa Internacional de la Mujer encuentra a Chile en un punto de inflexi¨®n hist¨®rico, una de las coyunturas m¨¢s significativas para el feminismo y el futuro de ni?as y mujeres. Se redactar¨¢ una nueva constituci¨®n que sentar¨¢ las bases para un nuevo contrato social, justo cuando los impactos de la pandemia de la COVID-19 han visibilizado y agudizado las expresiones m¨¢s claras de la desigualdad entre mujeres y hombres. Se abre una oportunidad que pondr¨¢ a prueba la capacidad de las mujeres, y del feminismo, de pasar de la movilizaci¨®n callejera a las propuestas de transformaci¨®n.
La conmemoraci¨®n de este 8 de marzo se produce no solo en medio de una in¨¦dita campa?a electoral, que permitir¨¢ elegir la primera Convenci¨®n Constitucional en la historia del pa¨ªs, sino tambi¨¦n en medio de una intensa movilizaci¨®n feminista que no ha dejado de crecer desde el 2018. Ese a?o se inici¨® un ciclo de protestas en contra de la violencia de g¨¦nero, el acoso sexual y el sexismo, empujado primero por estudiantes universitarias, fue paulatinamente extendi¨¦ndose a mujeres de distintos ¨¢mbitos, logrando un amplio impacto social, modificando el debate p¨²blico y la agenda de prioridades en materia de igualdad de g¨¦nero.
As¨ª, en marzo del 2019 se logr¨® la movilizaci¨®n de mujeres m¨¢s grande en la historia del pa¨ªs, con m¨¢s de dos millones marchando en sus ciudades. Una se?al y un paso anterior a la llamada ¡°revuelta social¡± de octubre de ese a?o, donde el feminismo y las mujeres volvieron a ser protagonistas, siendo impulsoras y part¨ªcipes de una gran gama de expresiones colectivas. Luego de meses de protestas, en marzo del 2020 -antes que el impacto de la pandemia se hiciera sentir- las mujeres volvieron a copar las calles. La movilizaci¨®n del 8 de marzo de ese a?o demostr¨® la transversalidad que el feminismo estaba logrando, as¨ª como la capacidad de las mujeres de manifestarse pac¨ªficamente en un contexto pol¨ªtico y social altamente convulsionado.
A lo largo de estos a?os, la creatividad, masividad y heterogeneidad del accionar colectivo de las mujeres no ha dejado de sorprender. Desde la performance del colectivo Las Tesis que dio la vuelta al mundo y convoc¨® a miles de mujeres, a la exitosa estrategia transversal desde dentro y fuera de las instituciones pol¨ªticas, que logro conquistar la paridad de g¨¦nero para la elecci¨®n de la constituyente; la demanda y discusi¨®n por mayor igualdad en la toma de decisiones y en los frutos del desarrollo no ha salido de la primera l¨ªnea de discusi¨®n. Todo ello mientras el vocablo feminismo y la identidad feminista, han pasado desde los m¨¢rgenes a la corriente principal, desde peque?os grupos de mujeres intelectuales y acad¨¦micas en las universidades y activistas en la sociedad civil, a estar presente en los partidos pol¨ªticos de casi todo el espectro ideol¨®gico, los medios de comunicaci¨®n masiva, la sociedad en su conjunto.
En este contexto, el mecanismo de paridad aprobado despu¨¦s que el itinerario constitucional fuera acordado por la mayor¨ªa de los partidos con representaci¨®n en el Congreso en noviembre de 2019, defini¨® que en la elecci¨®n del pr¨®ximo 11 de abril las mujeres encabecen por primera vez todas las listas y constituyan el 50% de las candidaturas. Esto implica que, de las 1356 candidatas y candidatos para la Convenci¨®n, las mujeres son 690; todos y todas compitiendo por escasos 155 esca?os. Pero a diferencia de las todas las otras elecciones, incluyendo las que se realizar¨¢n de manera concurrente con la constituyente, para gobernadores regionales, alcaldes y concejales municipales, donde no existe la obligaci¨®n de aplicar cuotas o paridad, la paridad asegurar¨¢ no solo un equilibrio en la competencia, sino que un resultado equilibrado. La elecci¨®n de convencionales se realizar¨¢ asegurando que en cada uno de los 28 distritos se elija mitad mujeres y mitad hombres, si se trata de distritos pares, y una diferencia m¨¢xima de una persona m¨¢s de un mismo sexo en distritos impares.
El feminismo y las feministas est¨¢n siendo protagonistas en la campa?a y debate constitucional. Cientos de activistas independientes, dirigentas sociales de un amplio espectro de movimientos, adem¨¢s de acad¨¦micas y militantes de partidos est¨¢n promoviendo una nueva constituci¨®n feminista. Candidatas autoproclamadas feministas desde los partidos de derecha a los de izquierda, pasando por todas las m¨²ltiples corrientes y tendencias que se han presentado en lo que ser¨¢ una elecci¨®n tambi¨¦n in¨¦dita en t¨¦rminos de dispersi¨®n electoral. La fragmentaci¨®n del voto resultante implicar¨¢ que una sola corriente no podr¨¢ capitalizar la representaci¨®n del diverso movimiento feminista, sin embargo, la misma sumada al mecanismo de paridad, asegurar¨¢ que entre el 50% de mujeres electas habr¨¢ feministas empujando la igualdad en pr¨¢cticamente todas las bancadas.
La oportunidad que se abre con la posibilidad de que las mujeres sean protagonistas de la redacci¨®n constitucional implica poder proponer transformaciones en el marco regulatorio que enfrenten y posibiliten desmantelar parte de las m¨²ltiples desigualdades que las chilenas siguen enfrentando. El ?ndice Mundial de Desarrollo Humano elaborado por el PNUD arrojaba una brecha en desmedro de las mujeres en 2018. Una diferencia en un ¨ªndice compuesto donde la diferencia de ingresos es la dimensi¨®n clave para explicar la desigualdad, con un ingreso nacional bruto per c¨¢pita de casi 29.000 d¨®lares para los hombres y solo de 15.200 d¨®lares para las mujeres. Estas brechas est¨¢n siendo agravadas por la pandemia y sus efectos en los mercados de trabajo, y en la capacidad de las mujeres de buscar empleo considerando la sobre carga de trabajo de cuidado que han debido enfrentar.
Este 8 de marzo ser¨¢ una nueva prueba de fuego para las mujeres organizadas por la igualdad en Chile. Est¨¢ por verse si lograr¨¢n sostener sus niveles de movilizaci¨®n masiva considerando los riesgos de una pandemia que no cede, el contexto electoral y el tiempo que ha trascurrido desde la primavera feminista. Pero m¨¢s all¨¢ de una movilizaci¨®n puntual, marzo abre una etapa donde el principal desaf¨ªo ser¨¢ pasar de la protesta a las propuestas. Pondr¨¢ a prueba la capacidad de feministas de todos los sectores de replicar y expandir el triunfo que lograron con la paridad, para incidir en la discusi¨®n constitucional que permita consagrar derechos, fortalecer una institucionalidad que garantice su pleno ejercicio, y un modelo de desarrollo que habilite mercados de trabajo y sistemas de protecci¨®n social construidos a partir de un paradigma igualitario y con enfoque de g¨¦nero. En s¨ªntesis, est¨¢ por verse si la promesa de una constituci¨®n feminista se logra materializar.
Marcela R¨ªos Tobar es polit¨®loga, representante residente adjunta del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Chile
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