Populismo regionalista
Ya no solo basta con la acentuaci¨®n de la fragmentaci¨®n partidista en el Congreso, ahora debe ser tambi¨¦n territorial. Que el fuego se expanda
Esta columna iba a haber llevado el t¨ªtulo de Guerra abierta en la derecha, pero despu¨¦s de ver la nueva moci¨®n de censura en Castilla y Le¨®n he tenido que cambiarlo. Nos desayunamos con lo de Murcia, pasamos por lo de Madrid, y ahora aquella otra comunidad. Para cuando lean esto puede que el estallido pol¨ªtico regional se extienda por toda la piel de toro. Con todo, y que me perdonen los que claman contra el Madrid-centrismo, no hay m¨¢s remedio que empezar por la capital del reino. Y ponerle un nombre propio, Isabel D¨ªaz Ayuso. Lo cierto es que la perplejidad inicial, a medida que se van asentando los hechos, va dando paso poco a poco a la hilaridad. Lo que motiva a nuestra presidenta regional, seg¨²n su propia confesi¨®n, es que siente la obligaci¨®n moral de preservar la ¡°libertad¡± de sus administrados. Loable empe?o, si no supi¨¦ramos la empanada ideol¨®gica y el oportunismo t¨¢ctico que esconde. Para colmo, parece que no va a ser legalmente factible por su coincidencia con la moci¨®n de censura de M¨¢s Madrid y PSOE. Pero ella est¨¢ all¨ª, ensayando una de las opciones que se abren a esta derecha desnortada que padecemos, reconstruirla a partir de un liderazgo que cimiente al sector m¨¢s extremo del PP con Vox. El camino m¨¢s directo para que deje de ser una alternativa viable a la izquierda.
Madrid contraprograma medi¨¢ticamente a Murcia, y el PSOE contraataca contraprogramando a Madrid a trav¨¦s de sus fieles de Castilla y Le¨®n. Es decir, los partidos empiezan a mover sus piezas como si Espa?a fuera una especie de cubo de Rubik al que hay que retorcer hasta que a los partidos les empiecen a casar los colores. Como ya est¨¢ bien lubricado gracias al ensayo de autodeterminaci¨®n sanitaria, el inicio del salto al populismo regionalista, todo es cuesti¨®n de llevarlo un paso m¨¢s all¨¢. En nuestro momento m¨¢s delicado de las ¨²ltimas d¨¦cadas, con la pantocrisis, es la acci¨®n m¨¢s fr¨ªvola imaginable. Arde Catalu?a. Da igual, hay que llevar la hoguera tambi¨¦n a Madrid y a donde sea menester. Ya no solo basta con la acentuaci¨®n de la fragmentaci¨®n partidista en el Congreso, ahora debe ser tambi¨¦n territorial. Que el fuego se expanda.
Si ya es una tragedia que no tengamos un Gobierno cohesionado y sin norte claro, ahora verificamos una vez m¨¢s que tambi¨¦n carecemos de una alternativa. La guerra en la derecha es ya un hecho. Se ha certificado en Murcia y Madrid ser¨¢ la batalla capaz de anular toda posibilidad para que aquella acabe teniendo un liderazgo m¨ªnimamente viable. Casado se arrepentir¨¢ de su permisibilidad con Ayuso cuando ya sea tarde. Pero eso no deber¨ªa importarnos, lo que nos importa a todos es lo que es de todos, no de este o aquel l¨ªder pol¨ªtico. No nos lo merecemos despu¨¦s de tanto sufrimiento y ante tanta incertidumbre. No, as¨ª no nos representan.
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