C¨¢ncer
Tengo una onc¨®loga que se llama Cristina, y un d¨ªa me dijo ¡°tienes un carcinoma¡±, que es una de las maneras en que a uno le pueden dar una noticia tan llena de connotaciones
Solo la palabra da susto. Y si se la lanzan a cualquiera con nombre y apellidos, para qu¨¦ hablar m¨¢s. Los m¨¦dicos son los autorizados para usarla. Para ser m¨¢s precisos, los onc¨®logos. Yo tengo de eso, bueno, en femenino, tengo una onc¨®loga que se llama Cristina, y un d¨ªa me dijo ¡°tienes un carcinoma¡±, que es una de las maneras en que a uno le pueden dar una noticia tan llena de connotaciones. En resumen, que me ha dicho que tengo un c¨¢ncer.
Mi vida desde entonces ha cambiado, como era previsible. Pero no solo de la manera obvia, sino de otra que tiene muchas repercusiones sociales. No es la menor, ni mucho menos, la relaci¨®n con los pacientes de covid-19, que son muchos m¨¢s en los hospitales y se llevan la atenci¨®n del respetable.
Porque se ha abierto una rivalidad que antes no exist¨ªa, porque no estaba asentado el maligno, entre los que tienen afectado alguno de sus ¨®rganos por un c¨¢ncer que muchas veces es mortal, pero que es un poco como de casa, y el nuevo bicho asesino que nadie esperaba.
En los hospitales la bronca entre los afectados por uno u otro emerge a cada paso, a las puertas de cada consulta m¨¦dica y en la embocadura de cada respirador. La rivalidad entre los grupos se hace m¨¢s y m¨¢s evidente, sobre todo desde que se celebr¨® con m¨¢s pena que gloria el D¨ªa Mundial contra el C¨¢ncer, para el que antes muchas mujeres espa?olas se pon¨ªan entre las melenas peinetas de carey y vistosas mantillas negras de seda.
La pugna se produce por el uso de los equipos, y de las personas que los manejan, pero a¨²n no est¨¢ personalizada. Por ejemplo, ?cu¨¢ntos respiradores hay para terminales de c¨¢ncer? De momento, nadie los cuenta, menos mal.
Es otra cosa, es un ambientillo que flota en el hospital¡
Tengo la estupenda sensaci¨®n de pertenecer a un grupo, como si fuera un soberanista catal¨¢n, tan distinto de los espa?oles. Puedo mirar con cierta condescendencia a los pacientes de covid, aunque siempre con un problema, que es el de la posibilidad de ser infectado. En cierto modo, los pacientes-rivales son como los zombis de las pel¨ªculas: si le muerden a uno, se acabaron las diferencias.
Voy a disfrutar todo lo posible de mi nueva condici¨®n: soy un enfermo de c¨¢ncer, el bicho de siempre, y tengo onc¨®loga. En otras palabras, que soy gente en esto.
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