Ser VIP

Fue en Par¨ªs, antes de la era Sarkozy. Un amigo periodista hac¨ªa cola pacientemente en una oficina de Correos para enviar un paquete. Llevaba bastante rato y estaba a punto de llegar cuando apareci¨® Carla Bruni. Magn¨¦tica, recorri¨® la fila hasta llegar al colega y musit¨®: ¡°?Me deja pasar? Tengo un poco de prisa¡±. Mi amigo es franc¨¦s comme il faut, por tanto, galante (a¨²n no exist¨ªan los micromachismos): ¡°?Por favor, pase usted! Carla Bruni, ?verdad? ?Qu¨¦ grata sorpresa! Conocerla as¨ª, en una cola de Correos...¡±. Ella sonri¨® brevemente. ¡°No, ya ve que cola no hago¡±. Y pas¨® a la ventanilla. Eso s¨ª fue saltarse la cola, no lo de las infantas vacunadas en Abu Dabi. Hombre, nuestras colas a veces son largas, pero no llegan hasta all¨ª... ?Qu¨¦ de malo tiene aprovechar un viaje privado para inocularse, pagando de su bolsillo, en un pa¨ªs en el que la vacunaci¨®n va m¨¢s r¨¢pido que en Espa?a? ?A qui¨¦n se perjudica? Lo realmente perjudicial es que se ¡°extrav¨ªen¡± miles de dosis sin que lleguemos a saber qu¨¦ ha pasado con ellas. ?Mal ejemplo? Ser¨¢ para quienes se sienten humillados ante las muestras de sensatez. Que pregunten a bastantes que est¨¢n haciendo lo mismo sin salir en titulares... El craso error de las infantas es no conocer este pa¨ªs, donde el resentimiento medi¨¢tico es considerado af¨¢n de justicia y se ha levantado la veda para cuanto suena a da?ino contra la Monarqu¨ªa. No s¨¦ si las infantas son mod¨¦licas, pero de que abundan los opinadores ignaros y los politicastros t¨®xicos no me cabe duda.

Si la gesti¨®n de lo p¨²blico es mala, distraigamos a los damnificados se?alando los vicios reales o inventados ¡ªpara eso est¨¢n los medios¡ª de los particulares notorios. Y que Santiago cierre Espa?a...