Pablo Iglesias vuelve a la carretera
El l¨ªder de Podemos ha tenido que llegar al Gobierno para darse cuenta de que todo lo que dec¨ªa en la oposici¨®n es verdad y, peor a¨²n, su asombro no tiene l¨ªmites
A principios de a?o, el pol¨ªtico Pablo Iglesias le dijo al periodista Gonzo, del programa Salvados, una frase impresionante: ¡°Me he dado cuenta de que estar en el Gobierno no es estar en el poder¡±. Impresionante porque eso mismo lleva dici¨¦ndolo Iglesias desde que fund¨® Podemos; de hecho, es una de las razones por las que lo fund¨®: el Gobierno es t¨ªtere de los poderes econ¨®micos, del Ibex, de intereses oscuros y torticeros que est¨¢n por encima de la voluntad popular. Tambi¨¦n se dio cuenta Iglesias este a?o de que ¡°ning¨²n rico ni ning¨²n poderoso est¨¢ dispuesto a aceptar f¨¢cilmente una decisi¨®n por democr¨¢tica que sea¡±, y esa presi¨®n ¡°habla de una democracia limitada¡±. Es decir, Iglesias se ha dado cuenta de que todo lo que dec¨ªa en la oposici¨®n es verdad y, peor a¨²n, su asombro no tiene l¨ªmites. Los m¨¢s de tres millones de espa?oles que lo votaron para entrar en el Gobierno y tratar de cambiar las cosas pudieron saber, as¨ª, que lo votaron para que las constatase desde dentro. Dos meses despu¨¦s de levantar acta ha cogido su mochila y se ha marchado.
De un hombre que incluso como vicepresidente del Gobierno ha tenido el poder enfrente hay que esperar que vaya a detenerlo a donde sea. Madrid, sin ir m¨¢s lejos. Durante la peor crisis sanitaria del ¨²ltimo siglo, el ministro de Sanidad y el ministro de Asuntos Sociales han dejado sus responsabilidades para hacer campa?a en dos comunidades y muy bien se les tienen que dar las cosas para no acabar haciendo oposici¨®n regional. Eso les honra como hombres de partido lo mismo que les hace sospechosos como hombres de Estado. Hay, sin embargo, una diferencia entre Illa e Iglesias: Iglesias vive devorado por la pol¨ªtica, cree religiosamente en ella y, al mismo tiempo, juega en el tablero con las emociones por fuera; es como ver a Juan G¨®mez, Juanito, jugando al ajedrez. Nada le ha hecho m¨¢s da?o todos estos a?os que el palanganerismo que le ha dicho que tiene raz¨®n en todo y que los que no la tienen son fachas. Estar en el Gobierno no le habr¨¢ permitido saber lo que es el poder, pero estar en Podemos ha tenido que ser un curso acelerado (hasta Alberto Garz¨®n ha re?ido a M¨¢s Madrid por no dejarse absorber como se dej¨® ¨¦l).
Pocos medios han puesto el dedo en la llaga mejor que El Mundo Today cuando titul¨® que Pedro S¨¢nchez abandonaba la presidencia del Gobierno para pelear la presidencia de la Comunidad de Madrid. No est¨¢ lejos el d¨ªa en que, televisiones y peri¨®dicos mediante, termine siendo m¨¢s sexi ser presidente en la Puerta del Sol que en La Moncloa. Lo anunci¨® Michi Panero antes de emprenderla contra la ¡°t¨ªpica hipocres¨ªa de la izquierda hortera y siniestra madrile?a¡± del felipismo: ¡°Es Madrid, y son los c¨ªrculos literarios de Madrid: cuatro t¨ªos que no saben escribir un mal poema¡±. Y un catal¨¢n genial, malhumorado en su ¨²ltimo libro (Juan Mars¨¦: Notas para unas memorias que no escribir¨¦, Lumen), dice citando a Nicol¨¢s G¨®mez D¨¢vila: ¡°Madurar no consiste en renunciar a nuestros anhelos sino en admitir que el mundo no est¨¢ obligado a colmarlos¡±, frase que bien podr¨ªa aprender la Generaci¨®n del 78 de la pol¨ªtica madrile?a, cuyo m¨¢s revolucionario representante ha decidido sacrificarse por una causa muy poco ¨¦pica: impedir que formen Gobierno en la capital Isabel D¨ªaz Ayuso y Roc¨ªo Monasterio. No es asaltar el cielo precisamente, pero s¨ª asaltar el escenario; cualquier escenario a estas alturas es bueno ya.
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