Esca?os volantes
Dado que tenemos listas cerradas y bloqueadas, realmente los ciudadanos no podemos discriminar entre el men¨² de legisladores que nos ofrecen los partidos
El transfuguismo de cargos de Ciudadanos ha puesto sobre la mesa el viejo debate sobre la noci¨®n de representaci¨®n ?Qui¨¦n es el titular de la voluntad del electorado? Es cierto que legalmente no hay mandato imperativo y las actas son personales, luego un diputado o concejal que se sale de un grupo pol¨ªtico no tiene la obligaci¨®n de devolverla. Sin embargo, los partidos han fijado como tr¨¢nsfugas a quienes se rebelan y apropian del esca?o contra la voluntad de sus direccio...
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El transfuguismo de cargos de Ciudadanos ha puesto sobre la mesa el viejo debate sobre la noci¨®n de representaci¨®n ?Qui¨¦n es el titular de la voluntad del electorado? Es cierto que legalmente no hay mandato imperativo y las actas son personales, luego un diputado o concejal que se sale de un grupo pol¨ªtico no tiene la obligaci¨®n de devolverla. Sin embargo, los partidos han fijado como tr¨¢nsfugas a quienes se rebelan y apropian del esca?o contra la voluntad de sus direcciones, algo considerado lo suficientemente grave como para firmar un pacto pol¨ªtico que lo desincentive.
Nuestro modelo es una democracia parlamentaria y en ellas es com¨²n la disciplina de partido. A diferencia de un sistema presidencial, donde el ejecutivo no depende del legislativo para sobrevivir, aqu¨ª perder una moci¨®n de censura o una votaci¨®n importante puede llev¨¢rselo por delante as¨ª que los votos ¡°en conciencia¡± suelen estar muy acotados. Ahora bien, no es s¨®lo el modelo parlamentario, sino tambi¨¦n el sistema electoral el que condiciona el comportamiento de nuestros diputados. Dado que tenemos listas cerradas y bloqueadas, realmente los ciudadanos no podemos discriminar entre el men¨² de legisladores que nos ofrecen los partidos.
Este ¨²ltimo aspecto tiene implicaciones para el sistema representativo ya que una condici¨®n para que haya mandato democr¨¢tico es la rendici¨®n de cuentas. Los partidos tienden a preocuparse por nuestras necesidades porque pueden ser premiados o castigados en las urnas. Siendo as¨ª, dado que nuestro sistema de listas no permite escoger entre diputados concretos (lo que dar¨ªa para otro debate sobre si esto es deseable), este ajuste de cuentas s¨®lo lo podemos hacer a las siglas en su conjunto. Si un votante de Ciudadanos en Murcia estaba satisfecho/insatisfecho con la pol¨ªtica de alianzas del partido tras mayo de 2019 sab¨ªa qu¨¦ hacer en la pr¨®xima elecci¨®n con este partido, pero ahora que se ha roto en dos ya no.
Quiz¨¢ un problema sea que se critica la disciplina de partido, el resultado final, pero muy poco en el proceso de formaci¨®n de la decisi¨®n. Las direcciones de los partidos en Espa?a, con mucho control elaborando las listas electorales y haciendo uso de reglamentos parlamentarios muy r¨ªgidos, consensuan sus decisiones menos que sus hom¨®logos europeos. El diputado individual queda orillado y la disciplina muchas veces no nace de una genuina discusi¨®n pol¨ªtica sobre c¨®mo gestionar la posici¨®n de la formaci¨®n.
Sin duda esto dar¨ªa para debatir sobre c¨®mo funcionan nuestros partidos y las instituciones de nuestro sistema democr¨¢tico. Ahora bien, esto no puede obviar que, con las reglas vigentes, corresponde al partido administrar el caudal de confianza que es el sufragio. Cuando un cargo concreto se arroga esa facultad merced de su esca?o no solo hurta a los votantes el mandato que recibi¨® en las urnas, sino tambi¨¦n el derecho ciudadano a ajustar cuentas con ¨¦l.