Ciudadanos, de las puertas de La Moncloa al precipicio

Febrero de 2018: Ciudadanos es la primera fuerza del pa¨ªs en estimaci¨®n de voto, seg¨²n Metroscopia, con un 28,3%. El PP no alcanza el 22% y el PSOE se queda en un 20,1%. Cs, de inspiraci¨®n centrista ¨C¡°no somos ni rojos ni azules¡±, repet¨ªan¨C y en expansi¨®n creciente, acaba de ganar las elecciones en Catalu?a y su l¨ªder, Albert Rivera, uno de los rostros carism¨¢ticos de la nueva pol¨ªtica, acaricia la idea de ser presidente del Gobierno. Tres a?os despu¨¦s, el partido se desangra con tr¨¢nsfugas que saltan de un barco que parece hundirse y con diputados y senadores que, simplemente, abandonan. Algunas encuestas auguran que, tras cogobernar la Comunidad de Madrid con el PP, Cs desaparecer¨¢ de la Asamblea regional en las elecciones del 4 de mayo, y en los recientes comicios catalanes han pasado de primera a s¨¦ptima fuerza en el Parlament. ?Qu¨¦ explica que un partido recorra en tan poco tiempo el camino que va del ¨¦xito al precipicio? Dirigentes y exdirigentes de Ciudadanos analizan para EL PA?S sus errores, aciertos y perspectivas.

CAP?TULO I

Nacimiento, por la A, Albert

Todo comenz¨® en junio de 2004 en una cena de 10 personas en Barcelona. ¡°Ah¨ª¡±, relata Francesc de Carreras, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional y analista pol¨ªtico, ¡°Arcadi Espada nos pregunt¨®: ¡®?A qui¨¦n votar¨ªais ahora?¡¯. Y no supimos qu¨¦ responderle¡±. Eran los tiempos del tripartito catal¨¢n. De Carreras, que hab¨ªa militado en el PSUC, recuerda que tanto ¨¦l como el resto comentaron que se hab¨ªan quedado hu¨¦rfanos de opci¨®n pol¨ªtica. Espada continu¨®: ¡°Pues formemos un partido¡±. De Carreras, el ¨²nico con experiencia pol¨ªtica en esa mesa llena de profesores, escritores y poetas ¨D¡±hasta un anarquista hab¨ªa¡±¨D pens¨® que la propuesta no ten¨ªa futuro. Pero se equivoc¨®: los 10 de la cena se convirtieron en 15 firmantes de un manifiesto presentado un a?o despu¨¦s y dirigido, fundamentalmente, a catalanes no nacionalistas que no se sintieran representados ni por el PP ni por el PSC. Los integrantes de aquel peque?o embri¨®n comprobaron que los actos que organizaban para darse a conocer congregaban a un p¨²blico deseoso tambi¨¦n de verse representado. Y en 2006 se fund¨® Ciudadanos. Un partido, reivindica In¨¦s Arrimadas, actual presidenta, ¡°surgido desde la sociedad civil, sin recursos y con todo en contra, para plantar cara al nacionalismo en Catalu?a¡±.

Otro de los fundadores, F¨¦lix Ovejero, profesor titular de Econom¨ªa, ?tica y Ciencias Sociales en la Universidad de Barcelona, lo expresa as¨ª: ¡°Era un partido concebido para luchar, desde posiciones socialdem¨®cratas, por la igualdad. Y esto implica luchar contra el nacionalismo, que por definici¨®n es disgregador y antigualitario¡±. Ninguno de los 15 firmantes originarios quiso saber nada de dirigir la nueva formaci¨®n. Se decidi¨® que el presidente fuera elegido por orden alfab¨¦tico entre la veintena de personas que compon¨ªan la primera ejecutiva. ¡°Y sali¨® un tal Arg¨¹elles¡±, recuerda De Carreras, ¡°que era un ingeniero con mucho trabajo que se excus¨® porque no ten¨ªa tiempo¡±. Alguien propuso entonces que en vez de por el apellido, se acudiera al nombre. Y ah¨ª figuraba el primero Albert Rivera, un abogado de 26 a?os, que acept¨®. Le pidieron que hablara e improvis¨® durante 25 minutos. ¡°Un discurso perfecto, que inclu¨ªa todo lo que quer¨ªamos decir, lo que hab¨ªa que decir¡±, afirma De Carreras, que pens¨® que aquel d¨ªa no solo hab¨ªa nacido un partido, sino tambi¨¦n un l¨ªder.

Ese l¨ªder aparec¨ªa meses despu¨¦s desnudo en un cartel electoral que rezaba: ¡°No nos importa d¨®nde naciste, no nos importa la lengua que hablas, no nos importa de d¨®nde vienes. Nos importas t¨²¡±. El desnudo obedec¨ªa a una necesidad imperiosa de llamar la atenci¨®n. Jordi Ca?as, eurodiputado y miembro del comit¨¦ ejecutivo, recuerda: ¡°?ramos una novedad brutal, aunque nadie daba un duro por nosotros. Como ahora, vamos¡±. En aquellas elecciones a la presidencia de la Generalitat, Ciudadanos, entonces todav¨ªa Ciutadans, logr¨® tres diputados.

CAP?TULO II

El salto nacional

¡°Ciutadans¡±, relata el polit¨®logo Pablo Sim¨®n, ¡°ve en 2014 la oportunidad de expandirse al conjunto de Espa?a y empieza a crear una plataforma que va captando l¨ªderes de otros partidos¡±. Y a?ade: ¡°Elabora un programa en el que el antindependentismo ya no es lo prioritario, sino la idea tecnocr¨¢tica y de regeneraci¨®n¡±. Los esc¨¢ndalos se suced¨ªan. En julio de 2013, EL PA?S hab¨ªa publicado la exclusiva de los llamados papeles de B¨¢rcenas, esto es, las anotaciones del extesorero del PP que reflejaban una contabilidad en b del partido. Arrimadas destaca que fueron ¡°implacables con la corrupci¨®n del bipartidismo¡± como uno de los grandes aciertos de Cs.

¡°A partir de ah¨ª¡±, recuerda Jos¨¦ Pablo Ferr¨¢ndiz, de Metroscopia, ¡°Podemos y Ciudadanos se convierten en los m¨¢ximos protagonistas de la pel¨ªcula pol¨ªtico-electoral¡±. El partido de Pablo Iglesias capitalizaba al principio en solitario el voto del desencanto. Hasta que Cs da el salto nacional y se lo reparten. ¡°Hab¨ªa una triple crisis, econ¨®mica, social e institucional¡±, prosigue Ferr¨¢ndiz, ¡°y Ciudadanos se convierte en la opci¨®n para aquellas personas, hartas del bipartidismo, que no terminaban de convencerse de votar a Podemos, un partido de izquierdas, aunque entonces no lo dec¨ªan¡±. Aqu¨ª se consolida, seg¨²n Arrimadas, ¡°el espacio de centro liberal m¨¢s importante desde la Transici¨®n¡±.

La f¨®rmula de reclutamiento de Cs resulta clave en esta fase de crecimiento y explica, en parte, la estampida que vendr¨ªa despu¨¦s. Es un partido nuevo, sin cantera ni tradici¨®n de militantes, necesitado de fichar e incorporar cargos. Por un lado, recalaron en Cs miembros de otras siglas, es decir, pol¨ªticos con un problema de ¡°lealtad de origen¡±, como explica Sim¨®n. Por otro, la formaci¨®n trat¨® de sumar perfiles t¨¦cnicos, profesionales, pero no result¨® suficiente. El economista Toni Rold¨¢n, que abandon¨® sus filas en 2019, explica que ¡°la estrategia de crecimiento territorial no se hizo buscando a los m¨¢s competentes, sino a los que dieran menos problemas a la direcci¨®n, pero esa gente te abandona cuando deja de irte bien¡±. ¡°En los partidos donde el nivel de apoyo es bajo, el riesgo de transfuguismo es mayor y m¨¢s todav¨ªa si la implicaci¨®n ideol¨®gica es m¨ªnima¡±, a?ade.

Ciudadanos se convierte enseguida en un partido en el que todo gira alrededor de Rivera. Francisco Igea, vicepresidente de Castilla y Le¨®n, culpa al ¡°cesarismo¡± de problemas que empezaron entonces y contin¨²an hoy: ¡°La gente que no se siente implicada acaba ape¨¢ndose. Pero los partidos son fundamentalmente organizaciones territoriales, no viven sin esos apoyos, que es lo que le pas¨® a UPyD¡±.

CAP?TULO III

Cumbre y desplome

El cap¨ªtulo 7 del libro Vamos, del escritor Xavier Pericay, fundador de Ciudadanos y exdiputado en el Parlamento balear, arranca as¨ª: ¡°Nuestro Per¨², o c¨®mo se jodi¨® la cosa¡±. ?l lo tiene claro: ¡°El jefe ¨Dy en Ciudadanos el jefe mandaba mucho¨D vio la posibilidad de convertirse en el jefe de la derecha espa?ola. Esa tentaci¨®n era dif¨ªcil de aguantar. Y ah¨ª se acab¨®¡±.

De Carreras concuerda con Pericay. Es en el momento parad¨®jicamente m¨¢s dulce cuando se larva el desastre: ¡°Albert piensa que Cs puede ser m¨¢s que un partido bisagra. Pero un partido de centro tiene que conocer sus l¨ªmites¡±.

Toda esta discusi¨®n abstracta sobre bisagras, utilidad y ¡°marco mental del bipartidismo¡± se concreta en una sola decisi¨®n crucial de Rivera. El PSOE gana las elecciones generales de abril de 2019 con 123 diputados; Ciudadanos obtiene 57, su mejor resultado, a poco m¨¢s de 200.000 votos de un partido de gobierno como el PP. S¨¢nchez y Rivera suman cuatro esca?os m¨¢s de los necesarios para la mayor¨ªa absoluta y el l¨ªder de Ciudadanos tiene que elegir: ser vicepresidente y habituarse a pactar con uno y otro lado, o aspirar a ser presidente del Gobierno. Rivera elige lo segundo: todo o nada.

Juan Carlos Girauta, diputado de Ciudadanos desde 2016 a 2019 y peso pesado del partido en esa ¨¦poca, explica: ¡°Rivera quer¨ªa ser presidente desde el principio. Sin eso no era posible una regeneraci¨®n pol¨ªtica. Por eso nos negamos a entrar en un Gobierno con Rajoy, aunque nos lo pidi¨® varias veces¡±. Jos¨¦ Manuel Villegas, diputado durante varias legislaturas y mano derecha de Rivera, justifica la ambici¨®n del l¨ªder de Cs: ¡°No puedes pensar en ser un partido bisagra cuando tienes 57 diputados¡±.

Un sondeo de Metroscopia de principios de junio de 2019 reflejaba que el 80% de los votantes de Ciudadanos deseaba una coalici¨®n con el PSOE. Rivera hab¨ªa asegurado en campa?a que no pactar¨ªa con S¨¢nchez, pero sus votantes le aconsejaban hacer de tripas coraz¨®n. En noviembre se repiten las elecciones y Ciudadanos se hunde: pierde 47 diputados para quedarse en 10. ¡°Sencillamente, los votantes dejaron de ver a Ciudadanos como un partido ¨²til¡±, resume Paco Camas, de Metroscopia.

¡°Dejamos de ilusionar¡±, afirma Arrimadas. ¡°La abstenci¨®n ha sido siempre nuestro gran rival, pero hay que reconocer que como cualquier empresa o persona, nosotros tambi¨¦n nos equivocamos. Tambi¨¦n sabemos que amenazar el negocio de ¡®rojos contra azules¡¯ o de ¡®fachas contra comunistas¡¯ sale caro. La polarizaci¨®n que cultivan numerosos partidos pone las cosas muy dif¨ªciles a los moderados¡±, a?ade.

Rold¨¢n e Igea suelen insistir en esa idea de partido ¡°¨²til¡± para subrayar que Rivera debi¨® pactar. ¡°Que no hagan trampas al solitario¡±, replica Girauta, que a?ade: ¡°Esa gente que no nos vot¨®, se fue al PP y a Vox, no al PSOE. El error, a mi juicio, fue que la ¨²ltima semana antes de las elecciones, levantamos el veto al PSOE. Eso nos hundi¨®¡±. ?Y por qu¨¦ se decidi¨® eso? ¡°Por las presiones. Recib¨ªamos muchas. De todos los sectores, del Ibex, los medios¡­ Y Rivera tiene un caparaz¨®n duro, pero ah¨ª no aguant¨®¡±.

Igea, que gobierna en coalici¨®n con el PP, opina lo contrario: ¡°Que Ciudadanos y el PSOE no pactaran cuando sumaban 180 diputados fue el gran error pol¨ªtico desde la Transici¨®n¡±.

CAP?TULO IV

La estampida y el fantasma de UPyD

El 11 de noviembre de 2019, horas despu¨¦s de la peor noche electoral de Ciudadanos Rivera anuncia, entre l¨¢grimas, que deja el partido que hab¨ªa fundado y la pol¨ªtica. ¡°El centro pol¨ªtico existe. Todav¨ªa hay muchos espa?oles que necesitan votar liberal y centro¡±, declara antes de irse. Muchas de las personas que le arropaban ese d¨ªa ya no est¨¢n en el partido. Los que siguen repiten hoy, con la formaci¨®n en un momento cr¨ªtico, aquella despedida: que el espacio electoral permanece aunque Ciudadanos haya ido perdiendo, hect¨¢rea tras hect¨¢rea, acuerdo tras acuerdo ¨D¡±con los azules, siempre con los azules¡±, insiste Rold¨¢n¨D esa parcela donde los expertos dec¨ªan que se ganaban las elecciones.

Uno de los que miraba aquel d¨ªa a Rivera con ojos enrojecidos era Toni Cant¨®, que acaba de ser incluido en las listas de la popular Isabel D¨ªaz Ayuso para las elecciones madrile?as. ¡°Yo me ilusiono sobre todo con los liderazgos y en Ciudadanos me fui desencantando poco a poco¡±, afirmaba hace unos d¨ªas a EL PA?S el actor, que antes de Cs pas¨® por UPyD.

El expresidente de Baleares Jos¨¦ Ram¨®n Bauz¨¢, que hizo el recorrido inverso, del PP a Cs, asegura que no se arrepiente de su decisi¨®n en un momento en el que otros muchos saltan del barco. ¡°Yo dej¨¦ la pol¨ªtica por discrepancias con el PP sobre la forma de enfrentar el nacionalismo. Me fui a mi casa y me llam¨® Albert. Me cautiv¨® totalmente. Creo que habr¨ªa sido el mejor presidente que habr¨ªa tenido Espa?a, pero no ten¨ªa otra opci¨®n: un l¨ªder tiene que asumir responsabilidades¡±. Bauz¨¢ considera que lo que hundi¨® a Ciudadanos no fue el veto a S¨¢nchez, sino los cambios de criterio en poco tiempo. ¡°Confundimos a nuestros votantes. No lo supimos explicar¡±, asegura.

Bauz¨¢ y Cant¨®, como la mayor¨ªa de dirigentes y exdirigentes consultados, creen que la moci¨®n de censura en Murcia ¨Dque fracas¨® en el Gobierno auton¨®mico y triunf¨® en el municipal¨D fue un error. El primero asegura que la ejecutiva de Cs, ¡°de la que In¨¦s [Arrimadas] ha expulsado a los responsables de la decisi¨®n¡±, subraya, se equivoc¨® ¡°al no darse cuenta de que eso pod¨ªa provocar la ruptura del Gobierno de coalici¨®n en Madrid y el adelanto electoral¡±. El segundo habla de ¡°decisiones de Pepe Gotera y Otilio¡± que han ¡°herido de muerte¡± al partido.

Los dirigentes y exdirigentes consultados tienen diferentes opiniones sobre el futuro de Cs ¨D¡°muerto¡±, ¡°agonizante¡±, ¡°qui¨¦n sabe¡­¡±¨D y citan, junto a los errores propios, algo de coyuntura y mala suerte. ¡°Llevar cuatro a?os de elecciones sucesivas nos ha hecho mucho da?o¡±, afirma Igea. ¡°Vivimos en una campa?a permanente, donde se tiende a simplificar al m¨¢ximo el mensaje y en este pa¨ªs es mucho m¨¢s f¨¢cil agitar una bandera que explicar una idea¡±, a?ade. Para Jordi Ca?as la irrupci¨®n de Vox ha sido clave: ¡°La extrema polarizaci¨®n, con sus choques tect¨®nicos, achica el centro. Pero no estamos muertos. Si conseguimos entrar en Madrid, rebotaremos. Ya nos mataron varias veces¡±. Girauta es menos optimista: ¡°El ¨²nico presidente que ha tenido este partido es Rivera. Lo de ahora es simplemente una gestora encabezada por Arrimadas¡±.

Cs afronta la prueba definitiva de todos los nuevos partidos: sobrevivir a su fundador. Arrimadas, explican varios dirigentes, trata de volver a los or¨ªgenes, al ¡°ni rojos ni azules¡±, a la formaci¨®n que buscaba el centro y que rompi¨® los ejes tradicionales izquierda-derecha: por ejemplo, apostar por la bajada de impuestos a la vez que por la ley de eutanasia. Ella defiende la capacidad de supervivencia del proyecto: ¡°A lo largo de estos m¨¢s de 15 a?os creo que han sido muchos m¨¢s los aciertos que los errores, aunque sin duda hemos cometido muchos. Pero Cs es fundamentalmente la historia de un ¨¦xito. Gobierna a nivel auton¨®mico y en m¨¢s de 400 ayuntamientos. Es un proyecto s¨®lido y consolidado. El reto es convencer al mayor n¨²mero de personas del centro liberal de que esta es su casa, el dique que puede impedir que Madrid y Espa?a queden partidas en dos. No vemos a otros partidos ni a sus votantes como enemigos¡±.

Lo tiene dif¨ªcil, seg¨²n las encuestas y seg¨²n la opini¨®n de muchos de los que un d¨ªa ocuparon sus filas. Estos ¨²ltimos tienen en la cabeza el fantasma de UPyD, el primer partido que abri¨® una grieta en el bipartidismo y que se elev¨® tambi¨¦n muy alto antes de caer y desaparecer.