Pol¨ªticas de infancia y pol¨ªticos infantiles
Aumentan las brechas educativas, digitales, de salud e inclusi¨®n social, que pueden convertirse en cicatrices permanentes para una generaci¨®n de ni?os y j¨®venes en Espa?a
La pandemia de la covid-19 es una enorme f¨¢brica de exclusi¨®n econ¨®mica y social. Entre los m¨¢s afectados se encuentran las ni?as, ni?os y adolescentes (NNA) en situaciones de pobreza y exclusi¨®n social temprana, cuyos efectos a largo plazo son dif¨ªcilmente superables. En los primeros a?os de vida comienzan a fraguarse las desigualdades que llevar¨¢n al fracaso y al abandono escolar. Estas condiciones las sufre un porcentaje no ...
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La pandemia de la covid-19 es una enorme f¨¢brica de exclusi¨®n econ¨®mica y social. Entre los m¨¢s afectados se encuentran las ni?as, ni?os y adolescentes (NNA) en situaciones de pobreza y exclusi¨®n social temprana, cuyos efectos a largo plazo son dif¨ªcilmente superables. En los primeros a?os de vida comienzan a fraguarse las desigualdades que llevar¨¢n al fracaso y al abandono escolar. Estas condiciones las sufre un porcentaje no desde?able de la infancia y adolescencia, tanto en nuestro pa¨ªs como a nivel global. En la semana en que el Congreso de los Diputados ha aprobado al fin la Ley de protecci¨®n de la infancia y la adolescencia, conviene repasar la situaci¨®n que hoy viven estos colectivos en nuestro pa¨ªs.
Los ni?os fueron (junto a los j¨®venes) los m¨¢s perjudicados por la Gran Recesi¨®n y llegaron a la pandemia literalmente tiritando por la pobreza energ¨¦tica. Tras un a?o de reclusi¨®n, aumentan las brechas educativas, digitales, de salud e inclusi¨®n social, que pueden convertirse en cicatrices.
La perspectiva generacional nos ayuda a entender mejor este problema, que no tiene que ver con el ser sino con el estar. Si las desventajas de hoy se agudizan en la pandemia dejar¨¢n marcada de por vida a buena parte de nuestra infancia de hoy. Y esos efectos acumulados de las brechas a lo largo del ciclo vital, hacen imprescindible abordarlas de forma temprana para que no se conviertan en cr¨®nicas.
Seg¨²n el Alto Comisionado del Gobierno para la Pobreza Infantil, Espa?a cuenta con una de las tasas de riesgo de pobreza infantil moderada m¨¢s altas de Europa, 27,4%. Es decir, algo m¨¢s de uno de cada cuatro menores son pobres, y algunos (6%) extremadamente pobres. Solo estamos por delante de Bulgaria y Ruman¨ªa.
Con datos del indicador AROPE (At Risk of Poverty and Exclusion) la tasa de pobreza es 4 puntos superior en las ni?as que en los ni?os y la privaci¨®n material severa (que afecta al 4,7% de la poblaci¨®n y al 6,1% de los menores de 16 a?os), se agrava hasta el 10,4 % en los hogares monoparentales, y al 15,9% entre la poblaci¨®n inmigrante.
El informe del Alto Comisionado de 2020 sobre Pobreza infantil y desigualdad educativa, nos recuerda que la mitad de los NNA que viven en hogares con ingresos muy bajos no se conectan nunca, o con muy poca frecuencia, a Internet para hacer los deberes; por el contrario, dos tercios de los NNA en hogares con perfil socioecon¨®mico m¨¢s alto utilizan Internet a diario o semanalmente para hacer sus tareas escolares. Esto contribuye a agrandar la brecha de aprendizaje que existe entre quienes viven en hogares cuyos progenitores/as no cuentan con el tiempo ni las habilidades suficientes para ayudarles en las tareas escolares, y aquellos otros que s¨ª cuentan con esta ayuda. En el lado m¨¢s desfavorable de la brecha quedan decenas de miles de criaturas inocentes candidatas a la repetici¨®n de curso y al abandono escolar sin haberlo siquiera imaginado. La tasa de abandono escolar temprano alcanza en Espa?a el 16%, pero es incomparablemente mayor en los hogares que se encuentran en el quintil m¨¢s bajo de renta (28,9%) que en los del quintil m¨¢s alto (1,6%) y es tambi¨¦n mucho m¨¢s frecuente en los hogares monoparentales y entre los NNA de origen inmigrante.
Estos ni?os y adolescentes tienen tambi¨¦n un alto riesgo de incorporar cicatrices en su salud a largo plazo, por la mayor propensi¨®n a la obesidad y la alimentaci¨®n deficiente. Esto aumenta las probabilidades de que sufran enfermedades en el futuro pues las dificultades econ¨®micas impiden que incorporen h¨¢bitos de vida saludables al mismo ritmo que el resto de la poblaci¨®n. Con datos del Observatorio Social de La Caixa, en los ¨²ltimos a?os entre los NNA ha disminuido el consumo de frutas y verduras e incrementado el sedentarismo, exactamente al rev¨¦s que en la poblaci¨®n general.
A lo anterior se a?aden los estados de ansiedad infantil provocados por la situaci¨®n de carencia material que conlleva la pobreza, agravada por un confinamiento en condiciones habitacionales precarias y sin espacio ni medios para hacer las tareas escolares; la percepci¨®n de la incertidumbre y las dificultades econ¨®micas por las que atraviesan sus padres; la enfermedad o muerte de familiares, as¨ª como las situaciones de violencia de g¨¦nero, que han crecido durante la pandemia y de las que tambi¨¦n son v¨ªctimas. Todo ello contribuye a conformar esa otra cicatriz profunda en el alma de cada ni?a, ni?o o adolescente.
A diferencia de otros pa¨ªses de nuestro entorno, donde la crianza de NNA se considera una tarea compartida entre las familias y el Estado, en Espa?a, seg¨²n el Alto Comisionado, el gasto p¨²blico en familias e infancia es de los m¨¢s bajos de la Uni¨®n Europea. En 2017 no superaba el 5,3% del gasto social total, frente a una media del 8,1% en la UE. Adem¨¢s, Espa?a es el pa¨ªs de la UE donde las tasas de riesgo de pobreza infantil se reducen menos despu¨¦s de las transferencias sociales. La escasez de las prestaciones monetarias a las familias por hija/o a cargo, se ha pretendido compensar con desgravaciones fiscales que no benefician a las familias de ingresos m¨¢s bajos, exentas de la declaraci¨®n de IRPF por la escasa cuant¨ªa de sus ingresos, y en cambio favorecen a las de ingresos medios y altos.
Finalmente, no podemos olvidar que vivimos en un mundo interconectado en el que cientos de Menores de Edad No Acompa?ados (MENAS) vienen a Espa?a a la desesperada, ante la falta de alternativas vitales en sus continentes de origen. Continentes con poblaci¨®n muy joven que no dejar¨¢ de fluir hacia nuestro pa¨ªs a pesar de las elevadas probabilidades de fracaso e incluso muerte. Las brechas en sus pa¨ªses de origen se multiplican con la pandemia para convertirse en una aut¨¦ntica tragedia, lo que nos recuerda la necesidad de invertir mucho m¨¢s en pol¨ªticas de cooperaci¨®n.
Mientras, el debate pol¨ªtico espa?ol se parece m¨¢s a los juegos infantiles que deber¨ªan estar practicando las ni?as, ni?os y adolescentes excluidos, pero a los que no pueden jugar porque no cuentan con los recursos materiales, educativos, digitales, de alimentaci¨®n y salud necesarios. Los NNA nos miran esperando una soluci¨®n que solo puede venir de nosotros los adultos. Pero muchos dirigentes pol¨ªticos no est¨¢n mirando en profundidad los problemas cada vez m¨¢s graves que afectan a las generaciones que construir¨¢n el futuro. Est¨¢n m¨¢s atentos a lo que dicen cada d¨ªa en los medios de comunicaci¨®n y redes sociales sobre ellos. La ley que se aprob¨® ayer tal vez sea un buen paso para que salgan de su ensimismamiento.
Necesitamos sacar fuera del debate pol¨ªtico las posturas y conductas infantiles, al tiempo que introducimos la preocupaci¨®n por la exclusi¨®n infantil en las agendas pol¨ªticas.
Mar¨ªa ?ngeles Sall¨¦ es doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Valencia; Capitolina D¨ªaz, es catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa en la Universidad de Valencia; Cecilia Casta?o es catedr¨¢tica en Econom¨ªa Aplicada en la Complutense de Madrid, y Nuria Oliver es doctora en Inteligencia Artificial por el MIT, cofundadora y vicepresidenta de ellis.eu.