De c¨®mo Pablo Iglesias hizo grande a M¨®nica Garc¨ªa
El salto del vicepresidente a las elecciones de Madrid puede quedarse en saltito
Una de las razones por las que la izquierda est¨¢ en zona de riesgo extremo en Madrid, como en el sem¨¢foro de la pandemia, es que no se le suele perdonar la divisi¨®n, y en esta comunidad la cacofon¨ªa de voces que se han ido superponiendo desde que irrumpi¨® Pablo Iglesias en el escenario, se escindi¨® ??igo Errej¨®n, luego Carmena y en medio lucieron fugazmente ¡ªpor ser amables¡ª supuestas estrellas como Pepu Hern¨¢ndez por el PSOE ha sido altamente disuasoria.
Pablo Iglesias creci¨® mucho y muy r¨¢pido, pero lo hizo con sus defectos incorporados y sin que tuvi¨¦ramos que esperar demasiado a v¨¦rselos, como suele ocurrir con los pol¨ªticos. Ha sido transparente: su hiperliderazgo, su ansiedad de controlar los medios y la estela de matonismo que le sigue en redes han brillado tanto o m¨¢s que sus buenas propuestas, que las hay y muchas. Por ello, uno de los acontecimientos m¨¢s llamativos en las ¨²ltimas semanas ¨Dy hay muchos donde elegir¨D ha sido contemplar c¨®mo el salto que ha dado de la vicepresidencia del Gobierno de Espa?a a la candidatura de Unidas Podemos en Madrid ¨Dvaliente e instintivo¨D se va quedando en saltito.
Su gran golpe de efecto al descender de las alturas como superh¨¦roe que iba a frenar el fascismo propici¨® en realidad otro golpe de efecto, tal vez mayor: el foco se puso con toda su intensidad sobre M¨®nica Garc¨ªa, la m¨¦dico anestesista del Doce de Octubre y candidata de M¨¢s Madrid, que supo utilizar la fuerza del rival para propulsarse hacia una inmensa difusi¨®n. Garc¨ªa hizo suya la arremetida de Iglesias, la aprovech¨®, se subi¨® a ese tren que pasaba por all¨ª y adem¨¢s tom¨® los mandos del mismo con aquel v¨ªdeo en que proclam¨® aquello de que las mujeres estamos cansadas de hacer el trabajo sucio para que luego vengan los hombres a apartarnos. Que es verdad.
Madrid no es una serie de Netflix, dijo, y tal vez lo suyo fue otro cap¨ªtulo de esa misma serie, claro que s¨ª. Pero este cap¨ªtulo avanza sin que ni el maestro Yoda, ni la princesa Leia, ni Han Solo, ni R2-D2 ni uno solo de esa gran familia hoy dispersa, sea cual sea cada uno, logren hacer frente al lado oscuro de la fuerza, personalizado en una mujer que llama ¡°mantenidos¡± a las personas que necesitan ayuda para poder comer. Palpatine tambi¨¦n lo har¨ªa. O que defiende la libertad como un ejercicio de beber las ca?as que hasta Boris Johnson ha sabido postergar. O que pactar¨ªa con los racistas de Vox.
En fin. Que la fuerza nos acompa?e.
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