?Quien cuidar¨¢ a la abuela de Vox?
La naturalidad con la que aceptamos los sacrificios extremos de las mujeres inmigrantes que cuidan de nosotros, y de los nuestros, me resulta asombrosa
Mis dos hijas tienen mucha suerte. Ellas son menores acompa?adas, no como los MENA que llegan solos a nuestro pa¨ªs y no tienen padres que los cuiden. Dice Vox que esos MENA nos salen car¨ªsimos a los espa?oles, no como mis hijas. Ellas tienen padres responsables capaces de pagar para que una mujer las acompa?e siempre que no estamos. ?gueda es el nombre de su cuidadora, la mujer inmigrante que las cuida desde que nacieron. ?gueda ha viajado desde Bolivia a Madrid para ocuparse de ellas. Y en ese viaje...
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Mis dos hijas tienen mucha suerte. Ellas son menores acompa?adas, no como los MENA que llegan solos a nuestro pa¨ªs y no tienen padres que los cuiden. Dice Vox que esos MENA nos salen car¨ªsimos a los espa?oles, no como mis hijas. Ellas tienen padres responsables capaces de pagar para que una mujer las acompa?e siempre que no estamos. ?gueda es el nombre de su cuidadora, la mujer inmigrante que las cuida desde que nacieron. ?gueda ha viajado desde Bolivia a Madrid para ocuparse de ellas. Y en ese viaje ha dejado atr¨¢s a sus dos hijos, dos menores al otro lado del oc¨¦ano que no disfrutan de la compa?¨ªa de su madre, otra clase de MENA. Estos son mejores que los ni?os africanos que tan caros nos salen porque no tenemos que cuidarlos los espa?oles. Creo que Vox no sabe ni qu¨¦ existen, dado que este partido cree que el problema de la inmigraci¨®n son esos molestos ni?os negros que vienen de ?frica en vez de Par¨ªs, como si hubiera un problema en el reparto. ¡°Un MENA. 4.700 euros al mes. Tu abuela. 426 euros de pensi¨®n al mes¡±, eso dice el pol¨¦mico cartel. Lo que no dice es que a tu abuela, sea quien sea, al final va a tener que cuidarla, casi con total seguridad, una mujer inmigrante. Quiz¨¢s una MENA cuando crezca, quien sabe.
Tampoco explica que es muy probable que la mujer migrante que un d¨ªa cuidar¨¢ de tu abuela, en adelante la abuela de Vox, se haya visto obligada a decir adi¨®s a sus hijos. Como ?gueda, que se despidi¨® del menor de los suyos cuando solo ten¨ªa cuatro a?os, sin saber cu¨¢ndo volver¨ªa a verlo. Aquel adi¨®s supuso un desgarro que yo no soy capaz de nombrar ni imaginar. Se trata, claro est¨¢, de una despedida provocada siempre (no solo en su caso) por una situaci¨®n desesperada: pol¨ªtica, econ¨®mica, social¡ ¡°Las mujeres desesperadas somos la carne de la molienda. Las inmigrantes, adem¨¢s, somos el hueso que trituran para que coman los animales¡±. As¨ª lo escribe Mar¨ªa Fernanda Ampuero en su excelente libro Sacrificios humanos. Un libro que es una joya, entre otras cosas por lo poco com¨²n que es escuchar o dar voz a las mujeres inmigrantes. Ellas no tienen voz ni normalmente voto.
Es muy posible que la mujer migrante que cuidar¨¢ de la abuela de Vox ya est¨¦ viviendo en Madrid. Lo malo es que a¨²n no tiene papeles, pero eso da igual. Con o sin derecho a trabajar, ella est¨¢ destinada a convertirse en la principal compa?¨ªa y consuelo de la anciana. Ella sabr¨¢ c¨®mo masajear sus piernas cansadas, ella limpiar¨¢ su pr¨®tesis dental, la acompa?ar¨¢ a la compra, se ocupar¨¢ de cocer mucho la carne cuando a la abuela empiece a costarle tragar, regar¨¢ las plantas en sus balcones, enhebrar¨¢ la aguja para que pueda seguir cosiendo y le cantar¨¢ canciones que llegar¨¢n a su voz desde muy lejos. Claro que a esta mujer y a sus hijos no se dirige el cartel de Vox. Y es normal porque ya hemos dicho que ni ella ni los suyos tienen derecho a votar. A quien s¨ª va dirigido es a los nietos de la abuela, esa que ha empezado a llevar pa?ales porque se orina encima y necesita cuidados. Por eso el cartel habla de ¡°un MENA¡± ya saben, uno cualquiera frente a ¡°t¨² abuela¡±, la de verdad. Pero ?d¨®nde est¨¢n los nietos de Vox cuando su abuela m¨¢s los necesita? ?Por qu¨¦ va a terminar cuid¨¢ndola una inmigrante cualquiera? Lo cierto es que ellos no van mucho por casa de la anciana. Sin embargo, se han ocupado de gestionar la ayuda de la ley de dependencia con la que est¨¢n pagando a la inmigrante que se ocupa de la vieja.
Despu¨¦s de 12 a?os cuidando de ni?as y ni?os espa?oles y cotizando a la seguridad social, ?gueda ha podido jurar la bandera espa?ola y conseguir un DNI. Hasta ahora su NIE le permit¨ªa votar en las elecciones municipales, pero no en las generales. De todas formas, nunca ha votado en Espa?a. Porque nadie se ha dirigido jam¨¢s a ella (ni a ninguna de ellas) en los discursos, en los medios, en los debates, en las redes sociales. Ellas no cuentan, ellas solo cuidan. Ni siquiera ahora, una pandemia despu¨¦s, cuando su cuidado ha sido esencial en la vida de tantos. Siguen invisibles, nadie las nombra. De hecho, a veces no tienen ni siquiera nombre, que es lo mismo que no tener papeles. Entonces adem¨¢s de cuidadoras indispensables son mujeres ilegales y desprotegidas. La naturalidad con la que aceptamos los sacrificios extremos de las personas inmigrantes que viven entre nosotros y muy especialmente de las mujeres que cuidan de nosotros y de los nuestros, me resulta asombrosa. Palabra que rima con asquerosa.
Por todo ello, a los creadores y votantes del cartel supremacista de Vox les digo que los 4.700 euros mensuales del supuesto mena al que aluden, me parecen poco en comparaci¨®n con la deuda que hemos contra¨ªdo como sociedad con los sacrificios extremos que consentimos cada d¨ªa de tantos inmigrantes: hombres, mujeres y ni?os que vienen a nuestro pa¨ªs no solo en busca de una vida mejor, sino tambi¨¦n para darnos una vida mejor. Pero los sacrificios humanos nunca son gratis, amigos de Vox. Y antes o despu¨¦s, vamos a pagarlos todos y entre todos. Hasta la cuidadora inmigrante de vuestra abuela. Por eso, porque la inmigraci¨®n es un problema humano antes que econ¨®mico, no hay dinero en el mundo para pagar todo lo que debemos a los MENA. Y en ese sentido, el estrictamente econ¨®mico, vuestro cartel es el de unos aut¨¦nticos miserables. La humanidad, por otro lado, es un lujo que no os pod¨¦is permitir. Pero con eso ya cont¨¢bamos.