Ellos s¨ª los metieron en sus casas
Medio centenar de familias gaditanas se organizan para acoger a los extutelados migrantes que se quedan en la calle al cumplir los 18
Porque podr¨ªan ser sus hijos. Por equilibrio social. Porque lo dicen los Evangelios. Por llevar la contra al sistema capitalista. Porque ya no soportaban la injusticia que le¨ªan en las noticias. Porque s¨ª, sin m¨¢s. Cada cual exhibe sus motivos para desmontar el xen¨®fobo ¡°pues m¨¦telos en tu casa¡±. Pero es justo lo que ha hecho medio centenar de familias de C¨¢diz al acoger en sus hogares a una cifra similar de extutelados inmigrantes que se han quedado en la calle al cumplir los 18 a?os.
Pili Via?a sinti¨® una punzada en el est¨®mago la primera vez que vio a Adei Abdabaki y a Omar Ben Omar, dos j¨®venes de 18 a?os de Argelia y Marruecos, respectivamente, que hab¨ªan sido expulsados de un centro de menores al llegar a la mayor¨ªa de edad. Solo ten¨ªa que llevarles en su coche, pero desde hace siete meses los dos viven con ella en su casa de Vejer de la Frontera. Isabel Calvo y Juan Fern¨¢ndez de la Gala tampoco pueden olvidar ¡°la mirada de buen chico¡± de Driss Bouziani, el marroqu¨ª de 20 a?os que, desde febrero, vive en su hogar en El Puerto de Santa Mar¨ªa.
Como Adei, Omar y Driss, otros 47 j¨®venes reci¨¦n expulsados de centros de menores de la Junta de Andaluc¨ªa residen en familias que, de forma altruista, han abierto sus casas en C¨¢diz ¡ªdonde se concentra la mayor¨ªa de los casos¡ª, Sevilla y Granada. ¡°Es una responsabilidad compartida y sensibilidad ante lo est¨¢ ocurriendo. Son personas que se han movilizado¡±, explica Michel Bustillo, responsable de la entidad Voluntarios por Otro Mundo que acoge ¡ªsin concierto alguno con la Administraci¨®n¡ª a j¨®venes migrantes en Jerez de la Frontera.
La situaci¨®n en los pisos de Bustillo se ha hecho especialmente acuciante desde principios de 2019, cuando han comenzado a cumplir la mayor¨ªa de edad muchos de los menores que llegaron a las costas de C¨¢diz durante la crisis migratoria en el verano de 2018.
Abdabaki estuvo a punto de acabar durmiendo en la calle, antes de recalar en el adosado de Via?a en Vejer. Tambi¨¦n su amigo y compa?ero de casa, Ben Omar. Bouziani directamente lleg¨® a pisar un albergue para personas sin recursos de El Puerto cuando el matrimonio de Juan e Isabel, ambos profesores de instituto, decidi¨® llev¨¢rselo a su casa a compartir dormitorio con su hijo Ignacio, de 17 a?os. ¡°?l es quien verdaderamente acoge a Driss. Cuando lleg¨®, vaci¨® la mitad de su armario y le dijo ah¨ª tienes¡±, confiesa orgullosa Calvo. ¡°La vida, si la compartes, es mucho mejor¡±, apostilla el joven gaditano con normalidad.
Acababa as¨ª un duro viaje que, para Bouziani, comenz¨® hace justo un a?o en una playa de T¨¢nger, al embarcarse en una patera con 40 personas. El chico, natural de Kenitra, se pas¨® todo el viaje ¡°tapado con una manta y durmiendo con miedo¡±, como explica en un limitado espa?ol. No dista demasiado de lo que Ben Omar vivi¨® un d¨ªa de octubre en el Estrecho. ¡°Fue en octubre. ?ramos 55 personas y estuvimos un d¨ªa navegando. Solo estaban Al¨¢ y el mar¡±, explica el chico. La patera fue el medio de transporte que Abdabaki intent¨® emplear en dos ocasiones para huir de Argelia, pero fracas¨® y acab¨® viajando a Almer¨ªa escondido en la bodega de un barco pesquero. Los tres estuvieron en la red de tutela de menores de la Junta no m¨¢s de cinco meses, y todos relatan un periplo de cambios constantes de centros. ¡°As¨ª es muy dif¨ªcil que puedan integrarse¡±, tercia Calvo con preocupaci¨®n. Hace ya siete meses que los chicos viven en casa de Via?a, integrados en una vida tranquila que incluye clases de espa?ol, ejercicio en el gimnasio y paseos con amigos de Vejer. ¡°Se me ha hecho corto este tiempo. Cada vez es mejor porque tenemos m¨¢s confianza¡±, tercia esta soci¨®loga de 50 a?os.
Una vida por delante, un futuro al otro lado del mar
Otros tres hogares m¨¢s tienen a chicos en sus casas. Todos pertenecen a la asociaci¨®n Vejer sin Fronteras, reforzada a ra¨ªz de la crisis migratoria de los j¨®venes. Algo similar ocurre en El Puerto, donde 10 familias ya se han integrado bajo el paraguas de Red de Acogida de El Puerto.
¡°El efecto llamada no es que nosotros acojamos, es el modo de vida consumista y capitalista que proyectamos¡±, reflexiona Pilar Via?a que asegura que ella lo hace ¡°por equilibrio social¡±.
A unos pocos kil¨®metros, Juan Fern¨¢ndez de la Gala no puede olvidar c¨®mo a ¨¦l y a su mujer les golpeaban hasta el dolor las informaciones sobre inmigraci¨®n: "Es que son chicos como nuestros hijos". Quiz¨¢s por eso, porque Driss ya es uno m¨¢s en casa, hace poco empezaron una obra para hacerle un dormitorio propio. "Aqu¨ª va a tener su casa el tiempo que ¨¦l necesite", remacha sonriente Calvo. Los tres chicos acogidos por dos familias de la provincia de C¨¢diz est¨¢n pr¨®ximos a iniciar sus estudios en centros formativos de adultos de El Puerto y de Vejer. Tendr¨¢n que superar pruebas de acceso. El idioma ser¨¢ clave. Mientras, cada cual imagina a lo que quiere dedicarse. El argelino Adei Abdabaki llevaba desde los 13 a?os trabajando como pintor. Aunque ahora le gustar¨ªa dedicarse profesionalmente al kick boxing, no descarta trabajar "en lo que haga falta".
Driss Bouziani tiene paciencia con los ni?os, como reconoce Fern¨¢ndez de la Gala. Los familiares de los tres chicos saben que, actualmente, est¨¢n acogidos por estas familias de C¨¢diz, como en el caso de Abdabaki. ¡°Su madre est¨¢ muy agradecida¡±, reconoce Pilar Via?a. El padre no ha llegado a verlo: ¡°Muri¨® cuando llegu¨¦ aqu¨ª. Lo peor es que ni pude ir cuando me enter¨¦¡±.
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