Superliga invencible
Desde su elevado trono con vistas a la meseta, Felipe II y Florentino P¨¦rez creyeron que pod¨ªan remodelar el mundo a imagen y semejanza de su Gran Idea
Desde el desastre de la Armada Invencible no ha habido fracaso espa?ol en pol¨ªtica exterior comparable al de la Superliga de Florentino P¨¦rez. En ambos casos, los n¨²meros parec¨ªan de nuestro lado: los 130 grandes barcos de Felipe II y los millones de la Superliga hac¨ªan palidecer a sus rivales. En la hoja de ruta de Felipe II y de Excel de Florentino, las cifras cuadraban. Pero en ambos casos la empresa imperial espa?ola en Europa, con la espada o con el bal¨®n, acab¨® hundi¨¦ndose.
Parafraseando a Felipe II, Florentino podr¨ªa decir ¡°no envi¨¦ mis millones a combatir contra los elementos¡±. El dirigente madridista no tuvo en cuenta las tormentas: las declaraciones en contra de l¨ªderes pol¨ªticos de todo pa¨ªs y color o las revueltas populares de los hinchas y del establishment futbol¨ªstico y medi¨¢tico. Ambos emperadores, embebecidos de grandeza y rodeados de yes-men, pecaron de soberbia. Desde su elevado trono con vistas a la meseta, creyeron que pod¨ªan remodelar el mundo a imagen y semejanza de su Gran Idea: catolicismo religioso para Felipe II y el capitalismo futbol¨ªstico para Florentino. Pensaron que Europa era una tabula rasa donde inscribir¨ªan su visi¨®n con letras de oro. El futuro estaba de su parte. Nada detendr¨ªa a los mejores soldados o futbolistas de la historia.
Sobre el papel, los c¨¢lculos de la Superliga eran impecables. Como dir¨ªan los economistas, todos los actores ten¨ªan incentivos para aceptar el trato: ?Qu¨¦ liga querr¨ªa perder a los mejores equipos? ?Qu¨¦ selecci¨®n a los mejores jugadores? Las federaciones, el resto de clubes nacionales, la UEFA, la FIFA acabar¨ªan transigiendo. Pero las personas no nos movemos s¨®lo por inter¨¦s. Si nos hacen elegir entre ganar 10 euros (mientras nuestro socio igualitario en un negocio se queda con 990) o quedarnos los dos con 0, escogeremos lo segundo. La sensaci¨®n de justicia por encima del dinero. Y el clamor que la semana pasada atraves¨® todo el continente, desde los oscuros pubs de Edimburgo a las luminosas terrazas de C¨¢diz, fue de injusticia. No consentiremos que los chicos ricos del Bar?a, Real, United y dem¨¢s, que deben su fortuna al f¨²tbol tradicional ¡ªcon sus reglas y estructuras g¨¦lidas y ciertamente mejorables, pero con esa ¨¦pica ardiente del so?ador modesto, de dejar que David se enfrente a Goliat¡ª rompan el tablero. As¨ª, se sumergi¨® la Superliga Invencible. @VictorLapuente
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