Periodismo espa?ol es esto
Demasiadas veces importan los mejores periodistas, los que se juegan la vida en lugares olvidados y, muchos de ellos, en condiciones precarias, cuando los matan o secuestran, casi nunca cuando informan
La ¨²ltima vez que vi el nombre de David Beriain fue al buscar los t¨ªtulos de cr¨¦dito de Palomares, el documental sobre el accidente de aviaci¨®n reci¨¦n estrenado que lleva la firma de la productora que fund¨®, 93 Metros, la distancia entre la casa de su abuela y el banco de la iglesia en la que rezaba, como cont¨® en la revista Nuestro Tiempo de la Universidad de Navarra. La ¨²ltima vez que alguien me habl¨® de ¨¦l fue el pasado lunes, precisamente en esa Universidad; fue al marcharme, cuando un alumno dijo estar orgulloso de estudiar en la misma Facultad que ¨¦l. Su firma siempre aval¨® la calidad de un trabajo, su nombre en boca de los dem¨¢s siempre fue pronunciado con admiraci¨®n.
Beriain y Roberto Fraile, periodistas, murieron asesinados en Burkina Faso cuando trabajaban en un documental sobre caza furtiva; estaban en el lugar en donde no deb¨ªan estar contando lo que mucha gente poderosa no quer¨ªa que se supiese, o sea haciendo su trabajo. Fraile era un c¨¢mara de televisi¨®n que desde hace 20 a?os aprovechaba sus vacaciones para viajar a zonas de guerra. Termin¨® dejando su trabajo para dedicarse a sus vacaciones y aliarse con Beriain. Carlos G. Cano ha rescatado en la SER una entrevista que Fraile dio hace cinco a?os en la emisora: ¡°En Occidente vemos la guerra como algo lejano y solo nos preocupa cuando nos afecta, por ejemplo, con la llegada de refugiados¡±. Que es exactamente cuando en Espa?a suelen importar los mejores periodistas, los que se juegan la vida en lugares olvidados y, muchos de ellos, en condiciones precarias: cuando los matan o los secuestran, pocas veces cuando informan.
Ser¨ªa bueno pensar en eso cuando hablemos de ese sintagma que a fuerza de repetirlo en seg¨²n qu¨¦ contexto suena terror¨ªfico hasta a los propios periodistas: ¡°Periodismo espa?ol¡±. Periodistas espa?oles son muchos, pero en lugar de pensar en los reporteros que cubren zonas de conflicto, desde El Salvador hasta Siria, desde M¨¦xico hasta Burkina Faso, es m¨¢s c¨®modo pensar en esos pocos a quienes, cuando les suena el m¨®vil en plat¨®, no es porque hayan recibido una informaci¨®n de su medio sino una orden de su partido. El problema es lo que vende y, dentro de lo que vende, qu¨¦ se vende. Del mismo modo que cuando hablamos del futuro de la profesi¨®n la mirada se dirige hacia arriba, las presiones pol¨ªticas, la independencia editorial y los intereses econ¨®micos que, sin dejar de ser un problema, poco tiene que ver cuando la mirada se dirige hacia abajo, el futuro precisamente: contratos basura, explotaci¨®n laboral, pr¨¢cticas no remuneradas, te damos visibilidad, esto es una vocaci¨®n, danos las gracias.
Y, a pesar de esto, es encomiable c¨®mo todav¨ªa en las facultades y fuera de ellas los chavales que quieren ser periodistas lo desean porque sue?an con viajar, ver, fotografiar y contar, el esp¨ªritu m¨¢s libre de este oficio. Aunque sea al pueblo de al lado, aunque sea por un contrato de mierda. Cuando escuchen ¡°periodismo espa?ol¡± hagan el esfuerzo, adem¨¢s de pensar en titulares manipulados, noticias tendenciosas y activismo pol¨ªtico, de pensar en los periodistas de medios locales y nacionales que hacen guardias de horas en tribunales, hospitales, ayuntamientos o comisar¨ªas, en periodistas que investigan noticias que les pueden costar la vida en los pa¨ªses en los que trabajan, en reporteros de guerra que viven y mueren contando lo que nadie m¨¢s puede contar para que haya justicia y verdad en el mundo. Ese es el periodismo espa?ol que se debe leer, ver y escuchar, que se debe publicitar, del que se debe presumir y que se debe pagar.
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