El presidente que lleg¨® en tren
Hab¨ªamos juzgado con condescendencia a Biden. Es de esos l¨ªderes que cuando tocan el poder en vez de retroceder aceleran
Biden se gan¨® el sobrenombre de Amtrak Joe por los m¨¢s de 8.000 trayectos que hizo en los trenes de dicha empresa durante su periodo de senador y vicepresidente. En cuanto le era posible volv¨ªa los fines de semana desde Washington a su ciudad, Wilmington, en Delaware. Se cuenta que Biden tom¨® la costumbre de viajar en tren despu¨¦s de que su primera esposa y su hija murieran en un accidente de coche en 1972. Es tan estrecha su relaci¨®n con el tren que en 2010 escribi¨® para el magac¨ªn de la empresa ferroviaria: ¡°Durante 36 a?os, he podido celebrar los cumplea?os familiares, llegar a casa para contarles a mis hijos un cuento. Amtrak me proporcion¨®, a m¨ª y a un incontable n¨²mero de americanos, m¨¢s tiempo para estar con mi familia¡±. Para recompensar su fidelidad de viajero, en 2011 la estaci¨®n de Wilmington fue rebautizada como Joseph R. Biden Jr. Railroad Station. En Amtrak Joe, el apodo, resuenan ciertas connotaciones c¨®micas, es ese tipo de calificativo que se le atribuye a un hombre de vida rutinaria, entra?able y no brillante en su oratoria ¡ªpadece una ligera tartamudez¡ª, segund¨®n en las esferas de poder. Hay m¨¢s caracter¨ªsticas de este tipo sorprendente que le distinguen del perfil habitual de los presidentes americanos. Biden no puede adornar su curr¨ªculum con el t¨ªtulo de una universidad de ¨¦lite y tampoco ha acumulado un capital impartiendo conferencias. Su segunda esposa, Jill, es profesora de ingl¨¦s en un instituto. La manera de vestir de la primera dama es elegante, pero jam¨¢s llamativa, de hecho, en los primeros d¨ªas de presidencia, la Casa Blanca anunci¨® que dejar¨ªa de facilitar el nombre de las firmas con las que se viste: una medida de austeridad en tiempos pand¨¦micos que ilustra el estilo de la pareja. Como vicepresidente de Obama, Biden no goz¨® de una gran visibilidad, al contrario de lo que ha ocurrido con Kamala Harris, que simboliza una nueva irrupci¨®n de la diversidad en la Casa Blanca y de la que se espera una resistencia que a un hombre de la edad de Biden puede fallarle. Biden ha inspirado chistes, ¨¦l mismo dice ser una m¨¢quina metiendo la pata.
Cuando fue elegido presidente gran parte de los hombres y mujeres de buena voluntad del planeta respiraron: ?C¨®mo no preferir este anciano d¨¦bil a un fanfarr¨®n belicista, racista, mis¨®gino y amenazante como Trump? Joe Biden fue recibido como el mal menor. A veces se le ve¨ªa tan tambaleante que parec¨ªa a punto de desplomarse. ?Cu¨¢nto durar¨¢? En un universo pol¨ªtico aquejado por la propensi¨®n al espect¨¢culo y al desparrame, el viejo funcionario nos ha sorprendido a todos. Como si tuviera prisa, por la edad y porque dentro de dos a?os puede perder su capacidad para aprobar leyes sin un apoyo de las C¨¢maras, Biden se est¨¢ atreviendo con pol¨ªticas osadas que parecer¨ªan corresponderle a un l¨ªder m¨¢s joven. Le hab¨ªamos juzgado con condescendencia. Biden es de esos l¨ªderes que cuando tocan el poder en vez de retroceder aceleran. Ha vuelto a tender puentes con Europa, ha adquirido un firme compromiso contra el cambio clim¨¢tico, ha nombrado un Gobierno diverso, aplaudido la condena al polic¨ªa que asesin¨® a George Floyd, ha impulsado una potente agenda social que ¨¦l mismo afirma est¨¢ inspirada por el presidente Roosevelt, y el otro d¨ªa, a los 100 d¨ªas de su mandato, apel¨® a las grandes fortunas a arrimar el hombro. Milagrosamente, el viejo Biden ha impuesto el silencio, a menudo brilla por su ausencia. La amenaza reaccionaria acecha, pero el hombre tranquilo al que se le traba la lengua no titubea en imponer audaces medidas sociales. Y una piensa si de la misma manera que Europa acus¨® el contagio del estilo trumpero, ?por qu¨¦ no esperar que la ben¨¦fica influencia de Biden acabe llegando? De momento, escuchar un discurso social en boca de un se?or tan del establishment nos hace pensar cu¨¢nto hemos retrocedido nosotros. Al pobre Amtrak Joe le llamar¨ªan aqu¨ª bolivariano.
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