Ayuso no es el camino
Hay muchos incentivos para pensar que la v¨ªa trumpista construye mayor¨ªas, que abrazarse a Vox no tiene ning¨²n coste, pero lo cierto es que Madrid no es Espa?a
?Hemos banalizado a Ayuso igual que se banaliz¨® a Trump? ?Est¨¢ Madrid llena de los famosos ¡°deplorables¡±, como calific¨® Clinton a los votantes del magnate? ?Representa Ayuso el salto de la pol¨ªtica al entretenimiento, consolidado en EE UU en 2016? ?Se han relajado tanto las l¨ªneas rojas de los consensos democr¨¢ticos que un discurso como el de Vox, gamberro y radical, se premia?
Lo cierto es que el fen¨®meno Ayuso debe estudiarse en el contexto de la fatiga pand¨¦mica. Nadie como ella ha conseguido capitalizar ese hartazgo y responderlo nada m¨¢s y nada menos que con un estilo de vida ¡°a la madrile?a¡±, eclipsando cualquier propuesta pol¨ªtica. Ayuso lo ha hecho surfeando la rendici¨®n de cuentas por su gesti¨®n durante la pandemia, con un c¨®ctel explosivo de terrazas y neoliberalismo de Chamber¨ª, y confrontando directamente con S¨¢nchez. La derecha, en fase volc¨¢nica antes de las elecciones frente a una izquierda estable, da un vuelco al terreno de juego. Los resultados confirman la campa?a err¨¢tica del PSOE, primero intentando pescar en el caladero de Cs y despu¨¦s sum¨¢ndose al marco de Iglesias: ¡°Democracia o fascismo¡±. No se pueden hacer dos campa?as en una. El bloque de izquierdas muestra adem¨¢s a un Iglesias tocado, un l¨ªder que mantiene el tipo, pero pierde chispa, y que ha decidido acelerar su salida. Solo M¨®nica Garc¨ªa ha sabido erigirse como verdadera antagonista de Ayuso, desde esa comunidad de deseos que proyecta un Madrid verde, atento a sus servicios p¨²blicos, a lo concreto, a lo cotidiano. Hay ah¨ª una nueva izquierda, feminista, que se parece a pulsiones frescas que vienen de Europa. Frente a ellos, los conservadores han sido h¨¢biles jugando todas sus cartas, colocando sus mensajes y creando a un personaje a medio camino entre la pol¨ªtica y el entretenimiento. Todo ello sirve para encarrilar a la derecha bajo la batuta del PP y desestabilizar y situar en una zona de turbulencias a la izquierda. S¨¢nchez debe tomar nota de estos resultados, tambi¨¦n por la subida de voto a su izquierda. Pero m¨¢s importante es que reflexione sobre su propuesta pol¨ªtica para la capital.
Madrid consolida el bloquismo con un Cs que peligra como proyecto pol¨ªtico de centro (aunque pocas veces ejerci¨® como tal). Y abre las puertas a una reagrupaci¨®n del voto en el PP, haciendo un dueto con Vox. Recordemos que ese era el objetivo de Ayuso: romper con sus socios liberales y abrazarse, si fuera necesario, a la fuerza de Abascal. Pero G¨¦nova se equivocar¨ªa si el ayusismo acabara impregnando la estrategia de la direcci¨®n general. La tentaci¨®n del espejismo es grande. Hay muchos incentivos para pensar que la v¨ªa trumpista construye mayor¨ªas, que abrazarse a Vox no tiene ning¨²n coste. Pero lo cierto es que Madrid no es Espa?a. Madrid manda un poderoso mensaje, pero la parte no es el todo, y la pandemia pasar¨¢. El ciclo pol¨ªtico es otro. Nos habla de m¨¢s Estado, de subida de impuestos, de desnudar al populismo, y sobre todo, de proyectos pol¨ªticos. M¨¢s all¨¢ del terracismo de Ayuso, ?cu¨¢l es el programa de Casado para Espa?a?
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