?Liberar las patentes de las vacunas?
Es necesario seguir procesos ya garantizados como seguros y respetando la propiedad intelectual y, por tanto, el incentivo a la innovaci¨®n
¡°Situaciones extraordinarias requieren medidas extraordinarias¡±. Con esta frase la representante comercial de Estados Unidos ha anunciado su apoyo a la liberaci¨®n temporal de patentes de vacunas contra la covid en el marco de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC). El problema es que se requieren medidas no s¨®lo extraordinarias, sino que, adem¨¢s, funcionen. Salvar vidas es desde luego m¨¢s importante que cualquier benefic...
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¡°Situaciones extraordinarias requieren medidas extraordinarias¡±. Con esta frase la representante comercial de Estados Unidos ha anunciado su apoyo a la liberaci¨®n temporal de patentes de vacunas contra la covid en el marco de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC). El problema es que se requieren medidas no s¨®lo extraordinarias, sino que, adem¨¢s, funcionen. Salvar vidas es desde luego m¨¢s importante que cualquier beneficio empresarial, pero el objetivo ¨²ltimo no es suprimir ese beneficio, sino maximizar la producci¨®n mundial de vacunas. La cuesti¨®n es saber si la liberaci¨®n de patentes es la mejor forma de lograrlo y, si no, cu¨¢l es la alternativa.
Liberar las patentes, aunque sea transitoriamente, puede no garantizar un incremento a corto plazo de la producci¨®n por tres motivos. Primero, porque para producir vacunas no basta con una lista de ingredientes. En una vacuna, el producto es el proceso. Y, adem¨¢s, un proceso complejo: de nada sirve lograr un ARN mensajero si luego no se producen los l¨ªpidos adecuados para mantenerlo o se falla en su estabilizaci¨®n. Cada fase es clave, y un error lo arruina todo. Si fuera f¨¢cil, gigantes farmac¨¦uticos como Sanofi o Merck no habr¨ªan fracasado al producir su propia vacuna. Adem¨¢s, la producci¨®n masiva requiere una log¨ªstica de suministro sofisticada y con muchas materias primas escasas en una cadena de valor global.
Segundo, porque para producir una vacuna el know-how y la seguridad son cruciales, y ¨¦stos no se transmiten tan f¨¢cilmente. ?Obligamos a los ingenieros de Pfizer, Moderna o AstraZeneca a desplazarse a otras empresas para ense?arles? ?Nos inoculamos vacunas de nuevos productores sin someterlas a largos estudios cl¨ªnicos solo porque se basan en un m¨¦todo de fabricaci¨®n que aparentemente funciona? A la vista de lo ocurrido con las vacunas de AstraZeneca o Janssen, ?es esa la mejor forma de que la poblaci¨®n mantenga su confianza en la vacunaci¨®n?
Y tercero, porque la pandemia no ha acabado. Habr¨¢ nuevas mutaciones peligrosas, habr¨¢ otras amenazas, y para poder hacerles frente es preciso incentivar la innovaci¨®n. Es cierto que los gobiernos han contribuido financieramente a esa investigaci¨®n, pero de forma parcial. Y tambi¨¦n que en situaciones de emergencia hay que ser flexibles con las reglas del juego. Pero no perdamos de vista el medio plazo y los incentivos: si recibir fondos p¨²blicos hace perder todo el beneficio de la investigaci¨®n, ?qui¨¦n los aceptar¨¢ en el futuro? Y este argumento es v¨¢lido para todas las innovaciones.
Pero entonces, ?qu¨¦ alternativa hay? Porque no hacer nada no es una opci¨®n, y la vacunaci¨®n mundial ha de ser una prioridad absoluta. La directora general de la OMC, la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala, defiende una tercera v¨ªa: negociar con las farmac¨¦uticas para que faciliten la licencia de vacunas a todas las empresas capaces de producirlas, pero siguiendo procesos ya garantizados como seguros y respetando la propiedad intelectual (y, por tanto, el incentivo a la innovaci¨®n). Por supuesto, habr¨¢ que presionar a las farmac¨¦uticas si esas licencias no se hacen a precios razonables o si se obstaculizan de forma injustificada. Y puede que la posici¨®n de Estados Unidos sea, en el fondo, una forma cre¨ªble de establecer esa presi¨®n. En paralelo, es imprescindible reformar las capacidades productivas de muchos pa¨ªses y, sobre todo, proporcionar m¨¢s fondos para que los pa¨ªses m¨¢s pobres tengan acceso a vacunas en condiciones favorables ampliando la iniciativa covax.
Es curioso que Estados Unidos, despu¨¦s de haber prohibido la exportaci¨®n de vacunas y acumular grandes excedentes sin utilizar, aparezca ahora como el l¨ªder de la flexibilidad con las patentes y el uso de la OMC. Y que, mientras, la Uni¨®n Europea, que ha sido mucho m¨¢s generosa y nunca ha dejado de exportar (incluido a tradicionales socios estadounidenses como Israel o Canad¨¢), que ha apoyado desde el principio la iniciativa covax y siempre ha defendido a la OMC, pueda aparecer ahora como la mala de la pel¨ªcula, que s¨®lo acepta discutir la cuesti¨®n a rega?adientes.
La Uni¨®n Europea debe dejar claro que la vacunaci¨®n es un bien p¨²blico global y que no deben escatimarse esfuerzos para acelerarla. Pero, al mismo tiempo, debe evitar socavar el incentivo a la innovaci¨®n, que es clave en una econom¨ªa del conocimiento como la que intenta apoyar a trav¨¦s del Fondo de Recuperaci¨®n. Eso se puede hacer en un marco de negociaci¨®n multilateral que no excluya a las empresas farmac¨¦uticas (cuyos beneficios, por otra parte, deben gravarse de forma razonable). La Uni¨®n tiene poder y legitimidad para presionar y lograr precios razonables para las vacunas y sus licencias de fabricaci¨®n, as¨ª como para proporcionar recursos para acelerar su adquisici¨®n y distribuci¨®n mundiales. Pero debe explicarse bien. Lo que no puede permitirse ahora es que la terminen acusando de bloquear un incremento sustancial de la producci¨®n a corto plazo, cuando es muy posible que la liberaci¨®n forzosa de patentes no la garantice.
Enrique Fe¨¢s y Federico Steinberg son investigadores del Real Instituto Elcano.