De todo, quedaron tres cosas
La batalla de Madrid evidencia que a la izquierda no le funciona echarse en brazos de lemas; que necesita un proyecto de pa¨ªs; y, en general, el valor de centrar la acci¨®n pol¨ªtica en la verdad
No resulta sencillo adivinar cu¨¢les pudieron ser las razones que motivaron aquella moci¨®n de censura en la Regi¨®n de Murcia. Aquel primer movimiento que lo deton¨® todo, que salt¨® a Castilla y Le¨®n, con id¨¦ntico resultado y que concluy¨®, dos meses despu¨¦s, con la enorme convulsi¨®n pol¨ªtica que nos dejan las elecciones auton¨®micas de Madrid. No es f¨¢cil adivinar qu¨¦ fue lo que pudo llevar a ampliar el campo de batalla de la pol¨ªtica nacional en el nivel auton¨®mico sin pensar en las consecuencias que aquello pod¨ªa traer. No est¨¢ nada claro c¨®mo pudo pensarse que este era el momento adecuado, con la sociedad espa?ola conteniendo el aliento para salir de esta pandemia y tratando de aguantar como puede el brutal impacto que est¨¢ dejando en la salud, en la econom¨ªa y en el empleo.
Sea como fuere, la foto final no admite muchos matices. Dos mociones de censura que fracasaron y una enorme victoria de Isabel D¨ªaz Ayuso. Adem¨¢s, la desaparici¨®n de Ciudadanos como fuerza pol¨ªtica en la regi¨®n y la emergencia de M¨¢s Madrid como segunda fuerza y a las puertas de liderar la oposici¨®n en la Asamblea de Vallecas. Finalmente, la despedida de Pablo Iglesias, l¨ªder de Unidas Podemos y hasta hace unas semanas, vicepresidente del Gobierno de Espa?a.
Es demasiado pronto todav¨ªa para saber cu¨¢les ser¨¢n los efectos que tendr¨¢ todo esto en la pol¨ªtica nacional. Nos falta perspectiva y nos falta tiempo. Sin embargo, una convulsi¨®n pol¨ªtica de esta magnitud no ser¨¢ inocua. Es m¨¢s que probable que provoque cambios pol¨ªticos trascendentales, que acelere procesos en el interior de algunos partidos y que pueda animar a adelantos electorales en otras comunidades aut¨®nomas. Tampoco es dif¨ªcil pensar que modificar¨¢ de manera relevante las tendencias electorales de la pol¨ªtica nacional. De hecho, es muy probable que esto ¨²ltimo no tardemos mucho en verlo.
De la misma manera, tampoco tardaremos en comprobar qu¨¦ capacidad de digesti¨®n tenemos de una campa?a desarrollada en unos niveles de polarizaci¨®n extremos. Quiz¨¢ fueran ¨²tiles a la hora de derivar el posicionamiento pol¨ªtico de la sociedad al campo de las pasiones y el rechazo del contrario pero, indudablemente, tendr¨¢n su precio. Y es m¨¢s que probable que no sea barato.
Ir¨¢n llegando todas las conclusiones de fondo con el paso del tiempo y el an¨¢lisis m¨¢s pausado pero, entre tanto, tras todo el ruido vivido, tras la convulsi¨®n del resultado de estas ¨²ltimas elecciones y tras la abultada derrota de la izquierda, hay al menos tres cosas que ya se ven de forma n¨ªtida.
La primera, que el material con el que trabaja la pol¨ªtica es la realidad. La realidad de la vida cotidiana, la que se define a partir de los asuntos que afectan al d¨ªa a d¨ªa de nuestra sociedad. El enfoque de la izquierda, mayoritariamente materialista, gana cuando se centra en la transformaci¨®n de esa realidad. Para ello, se ayuda de narrativas pol¨ªticas, de mensajes y de marcos, de estrategias y de t¨¢cticas pero no para sustituir realidad por ficci¨®n, sino para identificarse plenamente con ella y tratar de alcanzar mayor¨ªas sociales que le permitan transformarla sobre la base de sus ideales.
Lo primero que nos deja claro la batalla de Madrid es que a la izquierda no le funciona echarse en brazos de lemas y mensajes de ficci¨®n, situados a una enorme distancia de los problemas cotidianos de la ciudadan¨ªa.
En segundo lugar, vuelve a quedar claro que para transformar la realidad la izquierda necesita un proyecto de pa¨ªs. No puede entrar en la arena pol¨ªtica sin ¨¦l. Y mucho menos en una ¨¦poca como esta.
Hemos entrado en la que quiz¨¢ sea una de las d¨¦cadas m¨¢s relevantes de nuestra historia reciente. En estos pr¨®ximos diez a?os se completar¨¢n todos los desplazamientos productivos, comerciales y geopol¨ªticos que ya est¨¢n traz¨¢ndose hacia el oc¨¦ano Pac¨ªfico. Ser¨¢ all¨ª donde se concentre en 2030 la mayor parte del crecimiento econ¨®mico mundial, donde se sit¨²e el epicentro productivo y comercial del planeta y donde se produzca una de las mayores transformaciones en la estructura de rentas de la historia de la humanidad; en China, India y sudeste asi¨¢tico, 2.400 millones de personas habr¨¢n dejado atr¨¢s la pobreza en 2030 y habr¨¢n pasado a ser consideradas clase media.
Adem¨¢s, esa geograf¨ªa tan lejana para Espa?a ser¨¢ el escenario en el que compitan las grandes potencias en tecnolog¨ªa avanzada, con China como primera inversora mundial cuando finalice la d¨¦cada. Ser¨¢ un tiempo trascendental en nuestra historia. Un tiempo que, adem¨¢s, consagrar¨¢ la gran revoluci¨®n de la nanotecnolog¨ªa, la biotecnolog¨ªa, la ingenier¨ªa gen¨¦tica y la inteligencia artificial. El reto tiene una magnitud de dimensiones desconocidas, tanto para Europa como para Espa?a. Y nos adentramos en ¨¦l habiendo pagado un precio alt¨ªsimo en esta pandemia. Cuatro millones de parados, un d¨¦ficit para 2021 que se prev¨¦ en el entorno del 8% y una deuda p¨²blica situada en el 120% de nuestro PIB. Es trascendental que la izquierda presente un proyecto claro de pa¨ªs ante los grandes retos de nuestro presente y nuestro futuro. Madrid nos recuerda algo que ya sab¨ªamos, la izquierda no es competitiva cuando no lo plantea. Y si no es competitiva no tiene capacidad relevante de transformaci¨®n de una realidad que ya se adentra en uno de los momentos hist¨®ricos m¨¢s complejos y trascendentales de cuantos hemos vivido.
En tercer lugar, todo lo vivido en Madrid nos habla de nuevo del valor que tiene la verdad en pol¨ªtica. La verdad de las ideas, de los comportamientos y de las acciones. Su reivindicaci¨®n quiz¨¢ sea contrac¨ªclica en estos tiempos extra?os, tan habitados de fake news y desinformaci¨®n pero no hay nada m¨¢s alto a la hora de la acci¨®n pol¨ªtica. No hay nada m¨¢s noble ni con m¨¢s capacidad performativa y ejemplarizante. Centrar en ella la acci¨®n pol¨ªtica, los comportamientos y las acciones, buscarla de manera constante, sujetar en ella ideas y mensajes es la mejor decisi¨®n que puede tomarse. Contribuir a llenar la atm¨®sfera pol¨ªtica de verdad demuestra una forma de entender y de proteger el funcionamiento de la democracia que renueva v¨ªnculos con ella. Tiene un enorme valor. Tanto que, en ¨²ltima instancia y a la hora de un proceso electoral, siempre es mejor perder con la verdad que ganar con la mentira.
¡°Hacer de la interrupci¨®n, un camino nuevo¡± ¨Cdir¨ªa el poema de Fernando Sabino- ¡°hacer de la ca¨ªda, un paso de danza¡±.
Ojal¨¢ tengamos suerte y esta ca¨ªda sea el inicio de una conversaci¨®n pol¨ªtica distinta. Una conversaci¨®n cuya centralidad sea ocupada por un proyecto s¨®lido de pa¨ªs centrado en la realidad y protagonizado y defendido con verdad.
Eduardo Madina es socio y director de estrategia de la consultora Harmon.
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