Lo recuerdo perfectamente
Ten¨ªa 10 a?os cuando sucedi¨® el 15-M y no me enter¨¦ de lo que pasaba, pero s¨¦ que por lo que ocurri¨® entonces tenemos un presente que hoy no nos basta
Repetimos atolondrados la cantinela de que la historia, aunque no se repita, a veces rima. Y rima declin¨¢ndose: con desinencia de farsa, con desinencia de tragedia. Sabemos que la frase ap¨®crifa es vetusta; que proviene, como tantas otras cosas, de la sabia cocina del siglo XIX; ignoramos si realmente Twain o Marx dejaron tal cosa por escrito, porque no hemos querido investigar tanto. La cosa es que funciona: da cuenta de nuestra incapacidad para aceptar que la historia no progresa linealmente, que necesitamos interpretarlo todo de forma hol¨ªstica; no nos sirve que algunas cosas est¨¦n relacionadas con otras cosas sin que todo est¨¦ relacionado entre s¨ª. Insistimos, si el festival consiste en reunir frases hechas, proverbios y cantares, en que quien no conoce la historia est¨¢ condenado a repetirla, y los que van a morir saludan a C¨¦sar, y el cielo no se toma por consenso.
Median poco menos que 10 a?os entre dos im¨¢genes. La marabunta extasiada lo ti?e todo de azul. Espa?a cree en las gaviotas unos cuantos meses despu¨¦s de la fecha mitol¨®gica; Madrid lo hace apenas unos d¨ªas antes. Seg¨²n Wikipedia, el conflicto que origina el 15-M era un ¡°conjunto heterog¨¦neo de personas¡±. Sus consecuencias fueron la creaci¨®n de ¡°centenares de colectivos tem¨¢ticos¡±, lo cual suena a Micropolix, ciudad en miniatura edificada para que los chavalines madrile?os aprendan de una vez por todas c¨®mo funciona el capitalismo, la temporalidad en los trabajos, la vigilancia y el castigo. No termina ah¨ª la cosa: ¡°Desde 2013 aparecen nuevos partidos pol¨ªticos¡±. Podr¨ªamos ampliar el texto: 10 a?os despu¨¦s del ¡°no nos representan¡±, vota un ¡°conjunto heterog¨¦neo de personas¡± de tama?o nunca antes visto en unas elecciones auton¨®micas, y deposita su papeleta para ofrecer su apoyo a ¡°centenares de colectivos tem¨¢ticos¡±, de entre los cuales surge victoriosa la derecha. Lo que pas¨® en las plazas de Espa?a tiene algo que ver con lo que sucede 10 a?os despu¨¦s, s¨ª, pero algo no es lo mismo que todo.
Lo recuerdo perfectamente, tal y como podemos recordar las cosas que nunca hemos vivido. Yo, en 2011, cuando estall¨® todo aquello del 15-M, ten¨ªa 10 a?itos, as¨ª que no estaba muy enterada de lo que eran ni el 15-M ni los indignados ni la ley Sinde ni la democracia directa ni Forocoches. Viv¨ªa en Barajas, perif¨¦rico barrio al ladito del aeropuerto; escuchaba aviones y campanas, pero los manifestantes de Sol me quedaban lejos, lej¨ªsimos. Por suerte o por desgracia no ven¨ªa (o vengo) tampoco de una familia militante: mi madre ha votado toda su vida a la izquierda, pero mayoritariamente al PSOE, ¡°porque siempre¡± ha sido ¡°trabajadora¡±, ese siempre ha sido su bando; mi padre fue cambiando de voto en distintas citas electorales; ninguno de los dos estaba particularmente implicado en lo que hoy llamar¨ªamos la transformaci¨®n social, y tampoco me llevaban a manifestaciones contra nada, ni siquiera contra guerras o energ¨ªas nucleares. Mi madre, toda su vida camarera de pisos, sufri¨® las consecuencias de la crisis, la externalizaci¨®n y las subcontratas. Supongo que, si siguiera trabajando en 2021, estar¨ªa en un sindicato de kellys. Pero otrora esto no nos sirvi¨® a ninguno para desarrollar una particular conciencia pol¨ªtica, ni el declive de nuestras condiciones materiales despert¨® en nuestras cabecitas conciencias revolucionarias. Esto s¨ª que lo recuerdo perfectamente: en 2011, en nuestra resignaci¨®n a¨²n no hab¨ªa cambiado nada.
Entiendo a quienes lo exaltan y a los zelotes de las fechas y los calendarios, ?a quienes levantar¨ªan obeliscos a favor de la juventud sin futuro de formaci¨®n hipertrofiada! No me cuento en sus filas. La pol¨ªtica institucional tiene sus l¨ªmites, pero yo no aprend¨ª del 15-M; me pill¨® demasiado joven, demasiado lejos, demasiado triste: aprend¨ª a la fuerza por culpa de sus consecuencias. Aprend¨ª a causa de los centenares de colectivos tem¨¢ticos y de los nov¨ªsimos partidos pol¨ªticos. Empez¨® a salir en la tele un tipo con coleta que se enzarzaba en la arena dial¨¦ctica con todos los periodistas que aprend¨ª a identificar como de derechas. Quiso, cuando lo encumbramos en las redes sociales y montamos memes y v¨ªdeos de sus mejores zascas, tomar los cielos, y por el camino ensuci¨® algo de la tierra, y cometi¨® errores; pero nos ense?¨® a muchas que pod¨ªa haber otra cosa en los plat¨®s de televisi¨®n, y en el ¨¢gora, e incluso en los despachos. Habr¨¢ quienes miren atr¨¢s con un culto raro al espontane¨ªsmo y a lo que no conduce a ninguna parte. Yo lo recuerdo perfectamente, porque soy consciente de que nadie se acuerda, y de que todos seremos capaces de inventarnos nuestra propia historia. Las ¨¦pocas m¨¢s bellas son aquellas en las que el mundo da vueltas para estarse quieto. Gracias a entonces tenemos un presente que hoy no nos basta. Quedan todav¨ªa unos a?os, una generaci¨®n: esperar¨¦ mi turno, con paciencia, y reunir¨¦ frases hechas; montar¨¦ alg¨²n colectivo tem¨¢tico, a ver si hay suerte, y entonces, y entonces, y entonces¡
Elizabeth Duval es escritora y activista trans. Su ¨²ltimo libro es Despu¨¦s de lo trans (La Caja Books).
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