El fin del ch¨¢ndal
En una especie de ceremonia de desvirgamiento gr¨¢fico, Billie Eilish posa para la portada de ¡®Vogue¡¯ al cumplir la mayor¨ªa de edad ce?ida en un asfixiante cors¨¦
Las azafatas de Noche de fiesta, las mama chicho o Jes¨²s Gil en un jacuzzi rodeado de mujeres en ba?ador. Todas tenemos nuestro momento de estupefacci¨®n ante la pantalla del televisor, un momento en el que instintivamente nos preguntamos: ?por qu¨¦ estas se?oras van casi desnudas? ?Por qu¨¦ ellas est¨¢n delgadas, esculpidas con cincel de gimnasio, maquilladas, rectas y ellos se muestran fofos, gordos, calvos y poco agraciados? Repartieron los papeles de la libertad sexual y a nosotras nos toc¨® la loter¨ªa: convertirnos en objetos a merced del deseo masculino. Cuando no es en la crueldad violenta del porno, es en el destape lucrativo, la exhibici¨®n como oficio y salida profesional.
Ahora las ni?as ven desfilar ante sus ojos a chicas con tanga y tacones en no s¨¦ qu¨¦ isla. Se enfocan sus culos de forma insistente y el que ellos ense?en el torso supone igualdad, nos dicen. Todos van medio desnudos, pero las c¨¢maras se dejan hipnotizar por los traseros de ellas mientras que en ellos prefieren las caras. Las ni?as, que llevan sudaderas holgadas y zapatillas deportivas, no entienden lo que est¨¢n viendo: mam¨¢, ?por qu¨¦ estas se?oras van con tacones si est¨¢n en ropa interior?, ?por qu¨¦ van en ropa interior al llegar a una casa arrastrando la maleta?, ?por qu¨¦ no se compran bragas de su talla que no se les metan todo el rato por el culo?
Las ni?as de hoy toleran menos las incomodidades de los artilugios inventados para torturar a media humanidad. Muchas madres les hemos transmitido que es m¨¢s importante que se sientan a gusto que encajar dentro de una moda absurda. Ten¨ªamos a mano un referente maravilloso: Billie Eilish y su valiente resistencia a la cosificaci¨®n. Hay colecciones enteras inspiradas en sus looks holgados. Por primera vez no se escatimaba la tela empleada en prendas para adolescentes. Pero se acab¨®, ha llegado el fin del ch¨¢ndal. En una especie de ceremonia de desvirgamiento gr¨¢fico, la cantante posa para la portada de Vogue al cumplir la mayor¨ªa de edad ce?ida en un asfixiante cors¨¦. Afirma que no hay nada de malo en mostrar el cuerpo. ?Claro que no! El problema es la explotaci¨®n sistem¨¢tica de tal exhibici¨®n, que resulte imposible escapar a ella y que prevalezca una educaci¨®n que reproduce hasta la saciedad la cosificaci¨®n de quienes nacieron hembras. Exhibirse para ser y gustar sigue siendo un valor hegem¨®nico. ?Cu¨¢ntas olas feministas hacen falta para acabar con ¨¦l?
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