Al fin, el alto el fuego entre Israel y Ham¨¢s
El nuevo enfrentamiento solo ha enquistado los problemas y reforzado las posiciones extremas
El alto el fuego alcanzado en la madrugada de ayer entre Israel y Ham¨¢s, siendo una noticia positiva, supone apenas una condici¨®n m¨ªnima e imprescindible para evitar la prolongaci¨®n de un enfrentamiento est¨¦ril donde, a pesar de las declaraciones victoriosas por ambas partes, las grandes v¨ªctimas son los civiles muertos en 11 d¨ªas de bombardeo. El balance, con una desproporci¨®n que no puede ser pasada por alto en el juicio de los acontecimientos, asciende a 262 palestinos y 12 israel¨ªes fallecidos incluyendo a 65 ni?os de los primeros y dos de los segundos.
A pesar de la triste periodicidad con la que se vienen repitiendo durante los ¨²ltimos a?os escaladas de este tipo, la que acaba de terminar ha tenido dos elementos diferenciadores y preocupantes. En primer lugar, el avance en tecnolog¨ªa militar. Ham¨¢s ha ampliado significativamente el radio de acci¨®n y la cantidad de misiles que puede lanzar contra Israel, mientras que Israel dispone de proyectiles mucho m¨¢s letales con los que ha golpeado Gaza. Cada enfrentamiento es potencialmente m¨¢s mort¨ªfero y la espiral acci¨®n-reacci¨®n m¨¢s dif¨ªcil de frenar.
En segundo t¨¦rmino, se ha producido una inquietante involucraci¨®n de la prensa internacional. Por una parte, la destrucci¨®n por Israel del edificio donde estaban, entre otras, la sede de Associated Press y Al Jazeera, alegando, sin presentar pruebas, que el edificio era utilizado por Ham¨¢s, responsable al fin de haber iniciado la escalada. Por otra, la difusi¨®n a los periodistas extranjeros ¡ªpor parte de Israel¡ª de una falsa noticia sobre la entrada de tropas israel¨ªes en Gaza cuya difusi¨®n pudo servir para alcanzar objetivos militares. Israel est¨¢ obligado a respetar el trabajo y la integridad de los informadores. Convertirlos en una herramienta t¨¢ctica resulta inaceptable.
Una vez calladas las armas, no queda sino constatar el in¨²til espejismo al que sigue aferrado el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, de que la superioridad militar basta para garantizar la seguridad de su pa¨ªs y que el conflicto con los palestinos puede ser cronificado sin consecuencias graves. Sucede al contrario. Cada enfrentamiento da alas a los sectores m¨¢s radicales que rechazan una resoluci¨®n pol¨ªtica, en este caso Ham¨¢s, y aleja cualquier atisbo de una soluci¨®n justa y viable.
Pero por mucho que se repita la secuencia, no deben decaer los esfuerzos para alcanzar una soluci¨®n pac¨ªfica, porque es la ¨²nica posible. El alto el fuego ha sido alcanzado por la intervenci¨®n directa de EE UU y la mediaci¨®n de Egipto. Biden deber¨ªa vencer cualquier reticencia a implicarse en un proceso exitoso de paz, y el resto de la comunidad internacional, intervenir realmente. De lo contrario, seguir¨¢ la misma din¨¢mica: un Israel asent¨¢ndose sin respaldo del derecho internacional, y una frustraci¨®n creciente en la poblaci¨®n palestina.
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