Los frentes de Israel
La actual crisis expone los da?inos efectos de la pol¨ªtica encabezada por Netanyahu en m¨²ltiples sentidos
La espiral de violencia en el marco del conflicto israel¨ª-palestino avanza causando un inaceptable sufrimiento de los civiles de ambos lados ¡ªespecialmente intenso en el caso de la franja de Gaza¡ª y una muy peligrosa metamorfosis de la contienda. En estos momentos, la pugna puede radiografiarse en cuatro frentes de distintas caracter¨ªsticas: el enfrentamiento b¨¦lico entre Israel y Ham¨¢s; las revueltas en la Cisjordania ocupada; el inquietante estallido de violencia sectaria entre ciudadanos israel¨ªes ¨¢rabes y jud¨ªos; y la dimensi¨®n regional, de momento latente, pero vol¨¢til.
Los hechos son notorios. En el primer frente, las milicias gazat¨ªes tienen la responsabilidad de haber elevado a nivel b¨¦lico la tensi¨®n que se iba acumulando, con el intolerable disparo indiscriminado de cohetes contra el territorio israel¨ª. Israel tiene, es evidente, el derecho de defenderse frente a esta inaceptable agresi¨®n. Ello no excluye la grave responsabilidad, ex ante, del Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu en haber fomentado durante una d¨¦cada la ira palestina con una inaceptable e ilegal pol¨ªtica de ocupaci¨®n y discriminaci¨®n; y, ex post, la responsabilidad de responder de forma proporcionada al ataque sufrido. Ya en el pasado las fuerzas israel¨ªes desencadenaron acciones que provocaron un da?o desproporcionado a los civiles de Gaza. Esta vez, parece ir por el mismo camino, con decenas de ni?os y mujeres fallecidos.
El segundo frente, el estallido de revueltas en los territorios ocupados de Cisjordania, dif¨ªcilmente puede sorprender. D¨¦cadas de colonizaci¨®n y asfixiante control han alimentado un estado de ¨¢nimo inflamable. Lo que s¨ª es novedoso y especialmente inquietante es el tercer frente: la violencia sectaria entre ciudadanos israel¨ªes, el estallido de la frustraci¨®n de la minor¨ªa ¨¢rabe del pa¨ªs, un 20% de la poblaci¨®n. Este malestar tambi¨¦n ha sido irresponsablemente abonado por las pol¨ªticas de Netanyahu, en especial con la desafortunada ley que define Israel como el ¡°Estado Naci¨®n del pueblo jud¨ªo¡±, reserva el derecho a la autodeterminaci¨®n a este colectivo y establece que el hebreo sea la ¨²nica lengua oficial. Una norma, pues, que sit¨²a como ciudadanos de segunda a los ¨¢rabes israel¨ªes.
El ¨²ltimo frente, el regional, est¨¢ de momento latente. Pero la actual crisis evidencia la, cuando menos, fr¨¢gil naturaleza de la nueva era de relaciones que sosten¨ªa haber fomentado Trump en la regi¨®n. Israel es una democracia rodeada por actores hostiles que no responden a est¨¢ndares democr¨¢ticos; tiene todo el derecho a vivir en seguridad y defenderse. Esta crisis deber¨ªa sin embargo invitarle a reflexionar sobre si sus pol¨ªticas, en vez de proporcionarle seguridad, han provocado injusto sufrimiento, amenazante rencor y desprestigio internacional.
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