?Es tan dif¨ªcil hacer oposici¨®n?
Hay momentos en los que se gana m¨¢s apoyando al Gobierno que enfrent¨¢ndose a ¨¦l, sobre todo cuando se tocan las fibras m¨¢s sensibles del inter¨¦s general
El esquema Gobierno/oposici¨®n al que estamos tan acostumbrados no fue dise?ado por nadie, es producto de un largo proceso evolutivo. Tampoco sigue reglas claras. Cumple, sin embargo, una funci¨®n fundamental, permitir que el ciudadano obtenga al menos dos visiones distintas de la realidad, aquella que nos transmite el Gobierno respecto de su propia actividad, y las que elaboran y comunican los que a ¨¦l se oponen. El ciudadano decide despu¨¦s con cu¨¢l se queda. Como ven, es muy simple, pero muy complejo a la vez. Porque no basta con la oposici¨®n por la oposici¨®n misma, porque s¨ª. Esa construcci¨®n de la realidad alternativa no puede ser caprichosa, debe ser veros¨ªmil, susceptible de ser presentada con argumentos racionales, no apoyarse en un rechazo primario sin m¨¢s. O sea, que cuando un gobierno todo lo hace mal y merece ser vituperado a cada paso que da es que quiz¨¢ la oposici¨®n no est¨¦ haciendo bien su trabajo.
Esta es la impresi¨®n que ha vuelto a salir a la luz despu¨¦s del control parlamentario del pasado mi¨¦rcoles en el Congreso. Casado se pas¨® de frenada. Era tan obvia la necesidad de ponerse del lado del Gobierno en la crisis de Ceuta, que en ese momento todas las dem¨¢s cr¨ªticas con las que envolvi¨® su apoyo de fondo solo consiguieron ponerlo en duda. En otras palabras, no era el momento de hacer oposici¨®n. Luego ya se dieron cuenta y tuvieron que rectificar. Y fue inevitable pensar tambi¨¦n en el precedente del estado de alarma y su actitud en general durante la pandemia. Hay momentos en los que la oposici¨®n gana m¨¢s apoyando al Gobierno que enfrent¨¢ndose a ¨¦l, sobre todo cuando se tocan las fibras m¨¢s sensibles del inter¨¦s general. Una cosa es la oposici¨®n mec¨¢nica y visceral, que solo convence a los ya convencidos de la supuesta maldad intr¨ªnseca del Gobierno, y otra la oposici¨®n reflexiva, la que al criticar construye y permite vislumbrar a aquella como alternativa.
Otro ejemplo son las cr¨ªticas formuladas a la presentaci¨®n del informe Espa?a 2050. No dejamos de lamentar el cortoplacismo de la pol¨ªtica democr¨¢tica; cuando por fin abordamos un estudio donde se nos exponen objetivos de futuro y los medios necesarios para alcanzarlos, resulta que tambi¨¦n est¨¢ mal. O que ahora hay que pensar solo en el presente, no en el porvenir. Puede criticarse la puesta en escena, tan propia de la pol¨ªtica como espect¨¢culo, o que se coordinara desde la oficina de prospectiva en La Moncloa, pero el que algo as¨ª exista y se abra a la participaci¨®n de sectores de la sociedad civil ya es positivo en s¨ª mismo. Un esfuerzo de tanta ambici¨®n, nos guste m¨¢s o menos, solo puede elaborarse adem¨¢s a partir de los medios disponibles por el Gobierno. Que de ¨¦l parta la iniciativa es lo l¨®gico, como tambi¨¦n deber¨ªa serlo el que pueda dar lugar a un amplio debate en sede parlamentaria.
Volvemos al comienzo. La oposici¨®n controla al Gobierno, eso es lo estipulado; pero uno y otra tambi¨¦n deben de rendir cuentas ante los ciudadanos. La peor combinaci¨®n posible es encontrarse con un mal gobierno y una oposici¨®n incapaz. O con ciudadanos fanatizados incapaces de evaluar qui¨¦n y cu¨¢ndo lo hacen bien o mal. En eso consiste el juicio pol¨ªtico bien ponderado.
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