Menos c¨¢rcel y m¨¢s trabajar
La ilegalidad de las actuaciones de los pol¨ªticos del ¡®proc¨¦s¡¯ no puede condicionar a la democracia espa?ola, pues esta requiere mecanismos para fomentar el di¨¢logo
Los que est¨¢n convencidos de que la ¨²nica raz¨®n por la que el presidente Pedro S¨¢nchez sopesa conceder el indulto a los presos del proc¨¦s es mantenerse en el poder, tendr¨¢n que concluir, en consecuencia, que la ¨²nica raz¨®n para oponerse de Pablo Casado consiste en conseguir el poder. Tendemos a juzgar duramente la labor de los pol¨ªticos cuando buscan r¨¦ditos electorales. Sin embargo, sin esos buenos resultados, sus carreras sencillamente dejan de existir. En el caso que ahora nos ocupa, este de los indultos, m¨¢s bien habr¨ªa que elogiar de Pedro S¨¢nchez que, pese a las encuestas de opini¨®n desfavorables, insista en plantarse frente a la contundente oposici¨®n de algunos de sus barones territoriales y el m¨¢s prestigioso de sus antecesores, Felipe Gonz¨¢lez. El presidente parece decidido a aprobar el indulto, le pese a quien le pese, y aunque le pese a ¨¦l mismo cuando tenga que rendir cuentas en las pr¨®ximas elecciones.
Quienes est¨¢n convencidos de que conceder el indulto debilita a la democracia espa?ola, quiz¨¢ no han ca¨ªdo en la cuenta de que la permanencia de pol¨ªticos en presidio perjudica igualmente a la imagen exterior de la democracia espa?ola. Desde el inicio, que dos activistas sociales sin cargo p¨²blico, como eran Jordi Cuixart y Jordi S¨¢nchez, recibieran penas de prisi¨®n era algo sospechoso en una democracia. De hecho, es m¨¢s que posible que con el indulto a ambos, el Gobierno espa?ol se ahorre el varapalo de los tribunales europeos cuando revisen el caso. No est¨¢ de m¨¢s que los que se desvelan por la democracia espa?ola, tambi¨¦n acusen recibo de las sentencias en contra que reciben desde Europa nuestros tribunales cuando se dejan llevar por la pasi¨®n partidista y la intervenci¨®n pol¨ªtica frente a la fr¨ªa disposici¨®n de la ley.
Jordi Cuixart es el m¨¢s coherente de todos los presos del proc¨¦s. Representa sin fisuras la opci¨®n por la desobediencia y entiende su encarcelamiento como una oportunidad reivindicativa. Por eso, al igual que el nacionalismo espa?ol m¨¢s visceral, abomina de las medidas de gracia que el Gobierno se est¨¢ planteando aprobar porque desactivan su estrategia. Cuixart tiene claro un camino que sus compa?eros de prisi¨®n no pueden recorrer, puesto que se deben a su filiaci¨®n de partido y trabajan para el reparto de cargos, carteras y poder auton¨®mico del que disfrutan sus formaciones gracias al apoyo ciudadano en Catalu?a. El indulto a Cuixart hay que percibirlo como una buena noticia democr¨¢tica, pues a las ideas no se las frena con la prisi¨®n.
El resto de indultos pretenden desencallar una situaci¨®n pol¨ªtica envenenada, que se acrecienta elecci¨®n tras elecci¨®n en Catalu?a por m¨¢s que algunos no lo quieran aceptar. El gran error de los l¨ªderes nacionales del pasado fue dimitir de sus responsabilidades para la negociaci¨®n y sacudirse la incapacidad personal mandando el bal¨®n al Tribunal Supremo. El fracaso de los pol¨ªticos separatistas radic¨® en no entender que la ley es la democracia, m¨¢s all¨¢ de las pasiones particulares. La ilegalidad de las actuaciones de los pol¨ªticos del proc¨¦s no puede condicionar a la democracia espa?ola, pues esta requiere mecanismos para fomentar el di¨¢logo. Fue precisamente el Tribunal Constitucional el que en reiteradas ocasiones orient¨® la disputa hacia el campo de la pol¨ªtica y no el banquillo judicial. Vino a decir: menos c¨¢rcel y m¨¢s trabajar. P¨®nganse a ello.
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