Los indultos y el pelot¨®n del odio
Hay motivos para desconfiar de la eficacia de la medida de gracia, pero si el Gobierno cree que es la mejor opci¨®n para el trastorno institucional en el que est¨¢ Catalu?a debe decirlo con claridad
El pasado d¨ªa 2 de junio mi tel¨¦fono comenz¨® a recibir inesperadamente mensajes de WhatsApp con emoticonos de aplausos. El motivo era que Cospedal y su marido hab¨ªan sido imputados judicialmente por participar en la operaci¨®n Kitchen, consistente en corromper a polic¨ªas para tapar la podredumbr...
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El pasado d¨ªa 2 de junio mi tel¨¦fono comenz¨® a recibir inesperadamente mensajes de WhatsApp con emoticonos de aplausos. El motivo era que Cospedal y su marido hab¨ªan sido imputados judicialmente por participar en la operaci¨®n Kitchen, consistente en corromper a polic¨ªas para tapar la podredumbre del partido gobernante.
Yo que tanto hab¨ªa esperado que Cospedal recibiera un reproche penal ¡ªla condena social y electoral ya la hab¨ªa saboreado¡ª debo confesar que no me alegr¨¦ del modo que lo hubiera hecho ocho o diez a?os atr¨¢s. Con la serenidad interior de un jubilado de la pol¨ªtica activa contest¨¦ al grupo de WhatsApp de mis hijos: ¡°A Cospedal, que tantas mentiras fabric¨® contra m¨ª, no le tengo rencor. Administrar odio perjudica y envejece¡±.
Mientras ¡ªseg¨²n B¨¢rcenas¡ª Cospedal cobraba sobres de dinero negro, cual paladina justiciera interpuso cinco denuncias acus¨¢ndome de delitos inexistentes. No consigui¨® su prop¨®sito porque el Tribunal Supremo por unanimidad encajon¨® su odio en la papelera de los sicofantes. Quiz¨¢ no deseaba hacer llorar a mis hijos, pero ah¨ª s¨ª tuvo ¨¦xito: lo consigui¨® con largueza.
A?os despu¨¦s, en octubre de 2019 me invitaron junto con mi amiga y comilitona de Cospedal, Ana Pastor, a comentar la presentaci¨®n de un documental de Steven Spielberg titulado ?Por qu¨¦ odiamos?. En aquel oto?o de hace tres a?os, sin covid, indultos, ayusos, ni moros en la costa, coincidimos Ana y yo en que el odio pol¨ªtico estaba echando por tierra los valores de la Transici¨®n espa?ola, con los que emocionalmente hab¨ªamos derogado la ley del tali¨®n en nuestro pa¨ªs.
Pocos pol¨ªticos acampan hoy en el oasis de la moderaci¨®n y quien lo hace no suele tener futuro. En esta ¨¦poca de radicalidad meramente est¨¦tica interesa el titular, la superficie, pero ir a la ra¨ªz de los asuntos ya no genera r¨¦dito electoral. Quien no repite el argumentario de turno suele ser calificado de desleal o de poco fiable.
No ser candidato a nada me permite escribir con desahogo y decir que no encuentro satisfacci¨®n al ver presos a rivales pol¨ªticos. La coincidencia de la imputaci¨®n de Cospedal con el debate de los indultos me ha hecho reflexionar sobre los separatistas catalanes presos, los mismos que sembraron en muchos colegios la semilla de la secesi¨®n con los falsarios argumentos que resumieron en el ¡°Espa?a nos roba¡±. As¨ª se manifestaban hasta que les dio verg¨¹enza seguir con esa cantinela una vez que la polic¨ªa descubri¨® el nombre y apellidos de la familia que de verdad robaba a los catalanes y escond¨ªa el bot¨ªn en Andorra.
No todos somos culpables de haber permitido ese robo, pero todos tenemos alguna culpa de lo que actualmente ocurre en Catalu?a. La huida hacia el precipicio del separatismo proponiendo un Estatut que nadie reclam¨® ¡ªsolo era prioritario para el 0,4% seg¨²n la encuesta de junio de 2005 de la Generalitat de Catalu?a¡ª fue un error que no resolvi¨® ning¨²n problema, sino que los agrav¨® y nos ha llevado a esta situaci¨®n.
Lo recuerdo bien porque aquel Estatut me hizo dimitir como ministro de Defensa porque entend¨ª que los derechos de los territorios se pon¨ªan por encima de la igualdad de las personas, contraviniendo lo que aprobamos en Santillana del Mar en 2003: ¡°Espa?a ha sido siempre la pasi¨®n de los socialistas: m¨¢s Espa?a es m¨¢s igualdad¡±.
Eran tiempos en los que se aspiraba a obtener las hoy tan denostadas mayor¨ªas absolutas. Como no la conseguimos en 2004, fue necesario el apoyo de los nacionalistas para gobernar, y tuvimos que ser condescendientes con ellos. Negarlo es sencillamente rid¨ªculo. Tambi¨¦n lo hab¨ªa hecho a?os antes aquel Gobierno de Aznar que hablaba catal¨¢n en la intimidad y que llam¨® Movimiento Vasco de Liberaci¨®n a ETA; el mismo que acab¨® con los gobernadores civiles pasando a llamarles ?SUBdelegados! para conseguir el voto de CiU. Pero ahora ya no se trata de nombres, financiaci¨®n o competencias, ahora los nacionalistas se han hecho independentistas y adem¨¢s de dinero reclaman un Estado para Catalu?a.
Todas las cesiones juntas no han disminuido ni un ¨¢pice el apetito secesionista y quiz¨¢ ahora ocurra algo parecido con el indulto a los presos. Tengo muchas dudas sobre la conveniencia de conceder los indultos, pero tambi¨¦n tengo alguna certeza: hay motivos para desconfiar de la eficacia de los indultos y no parece razonable perdonar a quien amenaza con volver a cometer el delito cuya pena se indulta, pero estoy seguro de que la convocatoria de las derechas en la plaza de Col¨®n para reclamar ¡°m¨¢s madera¡± no es la soluci¨®n a nada.
Mi militancia en el PSOE, al que debo cuanto he sido en pol¨ªtica, me invita a defender sus resoluciones. Estoy en el PSOE porque quiero y estoy muy a gusto, aunque como en mi familia, no coincido al cien por cien en todo ni con todos. Eso s¨ª, no estoy dispuesto a formar parte ni a aplaudir al pelot¨®n del odio de la oposici¨®n que aprovecha cualquier ocasi¨®n para disparar a Pedro S¨¢nchez. S¨ª estar¨¦ mientras viva en el pelot¨®n de los que pongan pie en pared para defender la legalidad ¡ªsin respeto a ley no hay democracia¡ª y la unidad de Espa?a.
El independentismo catal¨¢n es un movimiento ego¨ªsta que desea sustituir el derecho a decidir de todos los espa?oles por el inexistente derecho de una minor¨ªa que quiere vivir mejor que el resto, pero soy consciente de la enorme dificultad que plantea su importancia electoral: las urnas catalanas no son adversas al secesionismo por m¨¢s que nos duela a muchos.
El Gobierno de Espa?a est¨¢ obligado a buscar soluciones en Catalu?a porque cruzarse de brazos solo llevar¨ªa a desastres como el que provoc¨® el Gobierno de Rajoy en 2017 cuando hizo un rid¨ªculo mundial no sabiendo descubrir las urnas ni las papeletas de aquel refer¨¦ndum ilegal.
Si el Gobierno considera que el indulto es la mejor opci¨®n para el trastorno institucional en el que est¨¢ Catalu?a, debe decirlo con claridad, sin explicaciones apocadas o miedosas; debe dejar claro que la secesi¨®n es solo una fantas¨ªa del pr¨®fugo de Waterloo y que dentro de la Constituci¨®n cabe el indulto pero no cabe el refer¨¦ndum de independencia.
No creo que los indultos, por s¨ª solos, vayan a resolver el problema, pero la c¨¢rcel tampoco. Sepultar los indultos con insultos puede dar r¨¦dito electoral a la oposici¨®n, pero el Gobierno debe asumir ese riesgo si est¨¢ convencido de la necesidad de concederlos. Un indulto, certero o est¨¦ril, no acaba con Espa?a; al contrario, ser¨¢ ant¨ªdoto al victimismo falsario de los viejos convergentes. Basta ya de cuentos, ?las ¨²nicas v¨ªctimas son los pobres! y ellos no forman parte de ese colectivo.
El PSOE que ha pasado por el exilio y la c¨¢rcel tiene autoridad para plantear abiertamente a los espa?oles que el ¨²nico camino para que Catalu?a siga en Espa?a hay que andarlo a la vez que se explora y explicar que, si llegase el momento de elegir entre la defensa de la Constituci¨®n o el apoyo parlamentario de ERC para seguir en el Gobierno, los socialistas nunca traicionaremos el juramento de cumplir y hacer cumplir la Constituci¨®n.
Varios de los posibles indultados forman parte de ERC, un partido cuyo apoyo al Gobierno es aritm¨¦ticamente necesario para mantener la actual mayor¨ªa. Pero esa circunstancia no deber¨ªa pesar en la decisi¨®n de S¨¢nchez porque si la falta de apoyo parlamentario del secesionismo le obligara a llamar a las urnas, los espa?oles premiar¨¢n la altura de un Gobierno que antepone los intereses de Espa?a a los del PSOE.
No vendr¨ªa mal, con motivo del indulto, recordar a nuestros socios de ocasi¨®n ¡ªERC¡ª y de paso tambi¨¦n a los socios de coalici¨®n ¡ªPodemos¡ª que tenemos m¨¢s confianza en las urnas que en ellos, y que el probable indulto est¨¢ m¨¢s motivado por nuestra obligaci¨®n de defender la unidad de Espa?a que por sus merecimientos.
Jos¨¦ Bono fue presidente del Congreso (2008-2011), ministro de Defensa (2004-2006) y presidente de Castilla-La Mancha (1983-2004).