Un siglo de Berlanga

Cada d¨ªa paso dos o tres veces delante de la placa que recuerda en la fachada del n¨²mero 29 de la calle Alonso Cano de Madrid que all¨ª vivi¨® entre los a?os 1947 y 1962 el cineasta Luis Garc¨ªa Berlanga, gestando en ese lugar tres de sus principales pel¨ªculas: Bienvenido Mister Marshall, Pl¨¢cido y El verdugo. Berlanga habr¨ªa cumplido hoy, de vivir, 100 a?os, por lo que es l¨®gico que lo recuerde.

En las p¨¢ginas de cine de los peri¨®dicos supongo que saldr¨¢n hoy numerosos art¨ªculos ponderando su obra y su trayectoria y analiz¨¢ndola con mucha m¨¢s autoridad que yo, pero quiero resaltar aqu¨ª la importancia que para m¨ª Luis Garc¨ªa Berlanga tiene como int¨¦rprete de un pa¨ªs que parece que ¨¦l invent¨® pero que en realidad se limit¨® a retratar como hacen todos los grandes autores. La mirada berlanguiana, de la que hablan muchos seguidores suyos y que es heredera de la mejor tradici¨®n espa?ola y barroca, esa que va de Quevedo a Valle Incl¨¢n pasando por Solana y tantos otros, pero tambi¨¦n del neorrealismo italiano, se ha incorporado ya a nuestra esencia hasta el punto de que parece que es la realidad la que imita a su cine y no al rev¨¦s. Pasa s¨®lo con algunos elegidos y Berlanga lo fue sin duda ninguna, por lo que permanecer¨¢ en el tiempo incluso cuando sus pel¨ªculas ya apenas se entiendan porque las circunstancias en las que se rodaron han cambiado de modo sustancial o lo que cuentan ya es un anacronismo. Como Cervantes, Goya o Bu?uel, Berlanga cre¨® un imaginario nuestro en el que m¨¢s o menos todos los espa?oles nos reconocemos.

Este a?o se han publicado numerosos libros analizando la obra de Luis Garc¨ªa Berlanga para celebrar su siglo de vida (aunque el director muri¨® en el 2011, su cine sigue vivo en sus pel¨ªculas) y hasta ha regresado a la actualidad a ra¨ªz de que sus herederos abrieran la caja fuerte del Instituto Cervantes en la que deposit¨® tres objetos con la encomienda de ser abierta en el centenario de su nacimiento. Uno de ellos, el guion de ?Viva Rusia!, que habr¨ªa sido la cuarta parte de su saga Nacional, me hizo recordar la presencia de Berlanga en el documental de Jos¨¦ Luis L¨®pez Linares y Javier Rioyo Extranjeros de s¨ª mismos, en el que evocaba su alistamiento en la Divisi¨®n Azul franquista y su campa?a en Rusia junto con los alemanes y en la que conoci¨® a Luis Ciges, el imperturbable actor de reparto que le acompa?ar¨ªa luego en todas sus pel¨ªculas y al que escuch¨¦ la mejor definici¨®n del hambre que he escuchado jam¨¢s: recordando la dureza de los a?os de la Divisi¨®n Azul, Ciges dec¨ªa sin mover un m¨²sculo despu¨¦s de que Berlanga intentara describir aqu¨¦lla a base de verborrea sin conseguirlo: ¡°?F¨ªjate si pasamos hambre que pasaba una rusa con un pan y mir¨¢bamos al pan!...¡±

Berlanga. Vida y cine de un creador irreverente, de Miguel ?ngel Villena, El ¨²ltimo austroh¨²ngaro. Conversaciones con Berlanga, de Manuel Hidalgo y Juan Hern¨¢ndez Les, o ?Hasta siempre Mister Berlanga!, de su amigo y mi amigo Luis Alegre (¨¦ste ilustrado por El Marqu¨¦s), son algunos de los t¨ªtulos que recomiendo hoy a quien lea esto para celebrar el centenario del cineasta que mejor retrat¨® este pa¨ªs en el ¨²ltimo medio siglo XX y el que mejor entendi¨® que no se le puede tomar en serio porque te deprimes. Mucho mejor re¨ªrse de ¨¦l.