Dante
Hay que leer a la vez estas dos traducciones de la gran obra del florentino para buscar la mejor interpretaci¨®n: la de Jos¨¦ Mar¨ªa Mic¨® y la de Juan Barja y Patxi Lanceros
Fue un hombre de aspecto hosco y altivo seg¨²n los retratos que han llegado hasta nosotros. Un buen ciudadano extraviado por la pol¨ªtica de una sociedad en guerra civil, escindida entre el Papa y el Emperador. Eligi¨® el bando perdedor, fue condenado a muerte, se exili¨®, y ya no volvi¨® a ver Florencia, su patria. A cambio, hizo del florentino la lengua de todos los italianos. Tan dram¨¢ticos elementos han hecho de ¨¦l un poeta pr¨®ximo al alma de los espa?oles. Hay una docena de excelentes traducciones, pero entre ellas sobresalen dos, la de ...
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Fue un hombre de aspecto hosco y altivo seg¨²n los retratos que han llegado hasta nosotros. Un buen ciudadano extraviado por la pol¨ªtica de una sociedad en guerra civil, escindida entre el Papa y el Emperador. Eligi¨® el bando perdedor, fue condenado a muerte, se exili¨®, y ya no volvi¨® a ver Florencia, su patria. A cambio, hizo del florentino la lengua de todos los italianos. Tan dram¨¢ticos elementos han hecho de ¨¦l un poeta pr¨®ximo al alma de los espa?oles. Hay una docena de excelentes traducciones, pero entre ellas sobresalen dos, la de Jos¨¦ Mar¨ªa Mic¨® (Acantilado) y la que origina este comentario, la monumental de Juan Barja y Patxi Lanceros (Abada). Por fortuna, son tan distintas que no nos obligan a sancionar cu¨¢l sea la mejor. Las dos son mejores y el verdadero aficionado querr¨¢ tenerlas ambas.
La de Mic¨® es pr¨¢ctica para viajes a Italia (935 p¨¢ginas). La de Barja es colosal (1600 p¨¢ginas en gran formato). Son ambas eruditas, algo imprescindible en un texto del que no queda un solo aut¨®grafo. La obra fue un ¨¦xito inmediato y dio lugar al m¨¢s extenso samizdat del siglo XV: se conservan 750 manuscritos. Ello da idea de los problemas del traductor para elegir los t¨¦rminos justos en una obra grandiosa y obsesionada con el lenguaje. Las diferencias, por tanto, son frecuentes y fascinantes. Ambos usan el endecas¨ªlabo de un modo propio e igualmente virtuoso. Hay que leerlas a la vez para buscar la mejor interpretaci¨®n.
En este ascenso hacia la luz, ha quedado fijo como ¡°dantesco¡± lo infernal. No es as¨ª. Tambi¨¦n son dantescos Purgatorio y Para¨ªso, no sobra un verso. De modo que son necesarias ambas ediciones, una para leer en un sill¨®n (Mic¨®) y otra para trabajar sobre la mesa: la de Barja incluye los bellos dibujos de Botticelli y casi 300 p¨¢ginas de notas. Lujo.