¡®Voxmoderna¡¯
Nos hemos quedado con lo peor de cada casa: la devaluaci¨®n del significado del verbo ¡°divertirse¡±, el todo vale econ¨®mico y la cicater¨ªa moral

Gabinete Caligari nos dej¨® de pasta de boniato cuando en 1981 Jaime Urrutia comenz¨® su concierto en el Rock Ola: ¡°Somos Gabinete Caligari y somos fascistas¡±. La movida posmoderna hab¨ªa llegado a su punto culminante y, m¨¢s all¨¢ de la provocaci¨®n, la alegr¨ªa de vivir, revival y pastiche, ya hab¨ªamos empezado a dejar de saber leer y confund¨ªamos los estilos art¨ªsticos con la literalidad. Hubo mucha gente que se tom¨® muchas cosas al pie de la letra; la ben¨¦fica idea de que el lenguaje es permeable, ideol¨®gico y dice m¨¢s de lo que dice ¡ªUrrutia lo pasar¨ªa fatal¡ª no cal¨® tanto como la demolici¨®n del metarrelato: fundamentalmente del metarrelato marxista, porque la posmodernidad era en s¨ª un metarrelato y la econom¨ªa de la Escuela de Chicago tambi¨¦n lo es¡ La habitaci¨®n cerrada del franquismo necesitaba ox¨ªgeno y sentido l¨²dico ¡ªel chorro de orina de Bom sobre la pechera de Luci¡ª, pero no hubi¨¦ramos debido perder la memoria: de aquellas lluvias doradas llegan estos lodos y, al margen de estimulaciones creativas liberadoras, con el escepticismo y el todo vale se confundieron conocimiento y opini¨®n, democracia y demagogia, autoridad y autoritarismo. La posici¨®n hipercr¨ªtica apunta que la ca¨ªda libre del ocio posmoderno aniquil¨® a una generaci¨®n y su potencial contestatario se diluy¨® como un azucarillo en aquel ¡°el que no est¨¦ colocado que se coloque y al loro¡± de Tierno. Hoy nos preguntamos c¨®mo conciliar la cr¨ªtica a la raz¨®n ilustrada de la posmodernidad con un europe¨ªsmo basado en los ideales de la Revoluci¨®n Francesa. O no, quita, qu¨¦ va, ya nos han ense?ado que libertad no era un concepto vinculado a igualdad y fraternidad: la libertad es hacer lo que a una le d¨¦ la gana¡
Nacho Cano se arrodilla ante la presidenta de Madrid que, en la exaltaci¨®n supremacista de toros ¡ªliteralmente¡ª y circo; frente al pan, las rosas o el conocimiento, cuaja de terrazas plazas y calles mientras cierra centros de atenci¨®n primaria; y en su canto al todo vale concede la gesti¨®n de los Teatros del Canal a una empresa de carreteras y se?ales de tr¨¢fico. J¨®dete y baila. A la vez, en un arrebato nacional-imperialista, le monta a Toni Cant¨® una Oficina del Espa?ol y ¨¦l, que es s¨²per r¨¢pido, se defiende contra las acusaciones de ¡°chiringuito¡±, arguyendo que chiringuito no puede ser porque carece de estructura. Entonces, yo que viv¨ª aquellos tiempos precozmente y soy cr¨ªtica respecto a sus tent¨¢culos, echo de menos alegr¨ªas relacionadas con la sexualidad, los conciertos gratis de The Smiths, las cafeteras en los l¨®bulos de Mar¨ªa Barranco, las mujeres que vend¨ªan chistes de amor a la puerta de los cines, la heterogeneidad y la apertura de un Madrid en el que Ana Botella a¨²n no hab¨ªa formulado su teor¨ªa de peras y manzanas ni recorr¨ªan la ciudad autobuses de ¡°Los ni?os tienen pene. Las ni?as tienen vulva¡±. El Ubi sunt y el carpe diem me tienen acongojada en lo que fui y en lo que soy. D¨®nde qued¨® el humed¨ªsimo sue?o de Rossy de Palma drogada por un gazpacho. A ver c¨®mo le explica Ayuso a Monasterio estas er¨®tico-festividades. O puede que Ayuso no sea posmoderna, sino voxmoderna y la movida sea m¨¢s ecl¨¦ctica que nunca en su fusi¨®n confesional del Santiago y cierra Espa?a con ocio nocturno. Nos hemos quedado con lo peor de cada casa: la devaluaci¨®n del significado del verbo ¡°divertirse¡±, el todo vale econ¨®mico y la cicater¨ªa moral.
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