Golpistas
No se puede separar legalidad y democracia, porque esta no puede sobrevivir sin aquella

Resulta chocante la desaforada cruzada del jefe de la oposici¨®n contra los indultos a los l¨ªderes secesionistas, un debate de importancia menor hinchado hasta la exasperaci¨®n por el hist¨¦rico fanatismo de una derecha enferma de santa indignaci¨®n. ?A qu¨¦ viene tan ciega hybris cargada de tr¨¢gica desmesura, como la retrat¨® Llamazares en su columna del s¨¢bado pasado? Puede que tanto aspaviento solo sea puro teatro electoral, pero tambi¨¦n puede deberse a la solapada intenci¨®n de tapar y hacer olvidar sus inconfesables verg¨¹enzas, hoy puestas al desnudo por la investigaci¨®n sumarial de la Operaci¨®n Kitchen, que desvela los criminales intentos del Gobierno del PP por enterrar bajo siete llaves sus pasadas fechor¨ªas. ?Y acaso esa operaci¨®n no es una muestra de golpismo antidemocr¨¢tico de baja intensidad, equiparable a los hechos de 2017 por los que se conden¨® a los secesionistas?
El ilegal comportamiento de la c¨²pula del PP es tan golpista, en menor escala de magnitud, como el de la c¨²pula secesionista. Al menos, si entendemos el golpismo en sentido amplio como aquel abuso de poder ejecutado por las autoridades que utiliza ilegalmente la fuerza de la ley para esgrimirla con impunidad contra sus adversarios a fin de blindar su ocupaci¨®n del poder. Un golpismo institucional, el de populares y separatistas, que muestra claras analog¨ªas en sus tres componentes delictivos: el mismo recurso a la corrupci¨®n, tanto privada (casos Pujol y B¨¢rcenas) como partidista (casos CiU y G¨¹rtel); la prevaricaci¨®n, al instrumentalizar los poderes p¨²blicos (la polic¨ªa y los tribunales en el caso del PP, el Parlament en el secesionista) para vulnerar la legalidad; y la obstrucci¨®n de la justicia, pues ambos utilizaron su poder ejecutivo para ocultar informaci¨®n y destruir pruebas que pudieran incriminarles revelando su violaci¨®n de la ley. Es la inversi¨®n de la rule of law: un golpe antidemocr¨¢tico en toda regla contra el Estado de derecho.
Sin embargo, entre ambos golpismos opuestos existen sensibles diferencias. Los secesionistas siempre han dado la cara, cometieron sus delitos exhibi¨¦ndolos ante la vista del p¨²blico y despu¨¦s los han reconocido con orgullo e insolencia. Su golpismo es pues de tipo ostentoso y arrogante. En cambio, la c¨²pula pepera ejerci¨® su golpismo en la clandestinidad con opaco secretismo, sin dar jam¨¢s la cara y neg¨¢ndose a reconocer sus delitos contra toda evidencia: un golpismo inconfesable y clandestino. Lo cual implica muy distinta catadura moral, lo que revela un cinismo sin escr¨²pulos. El mismo que demuestran bloqueando las cuatro instituciones judiciales que controlan para blindar su impunidad con el falaz pretexto de ¡°reforzar su independencia¡±, y por eso vetaron la elecci¨®n para el CGPJ del juez que firm¨® su sentencia condenatoria por el caso G¨¹rtel. ?Cabe cinismo mayor que coaccionar a los jueces en defensa de la independencia judicial? De ah¨ª el lapsus freudiano en que incurri¨® Casado desde la tribuna del Congreso al separar legalidad y democracia, cuando esta no puede sobrevivir sin aquella.
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