La ola lleg¨® a Cuba
En una sociedad hastiada por las carencias de una revoluci¨®n agotada, la salida de ¡°los barbudos¡± y la llegada del 3G y el 4G a la isla han transformado las relaciones pol¨ªticas
El fantasma que recorre Am¨¦rica Latina no es el fantasma del comunismo, sino el de los estallidos sociales. En su libro ?Ya es ma?ana?, el polit¨®logo Ivan Krastev cuenta que, en la ¨²ltima d¨¦cada, ¡°m¨¢s de 90 pa¨ªses de todo el mundo han sido testigos de importantes protestas masivas. Millones de personas han logrado organizar numerosas y duraderas iniciativas al margen de los partidos pol¨ªticos y con desconfianza hacia los medios de comunicaci¨®n, con pocos cabecillas visibles y evitando casi siempre la organizaci¨®n formal¡±.
Chile lo vivi¨® en octubre de 2019 y, pandemia mediante, dio pie al proceso constituyente en que hoy nos encontramos. Bolivia tuvo el suyo por esos mismos d¨ªas, cuando Evo Morales fue acusado de manipular los resultados electorales. Se la denomin¨® ¡°la revoluci¨®n de los pititas¡±, como bautiz¨® el propio Evo a quienes protestaban en su contra bloqueando las calles con esos cordeles delgados que por ac¨¢ llamamos pitas. En noviembre del mismo a?o explotaron en Colombia y, tras 18 meses en que la peste sumergi¨® el paro, este volvi¨® en 2021 a prop¨®sito de un proyecto de reforma tributaria que quiso implementar el Gobierno de Iv¨¢n Duque. En Per¨² hizo su amago cuando el Congreso derroc¨® al presidente Vizcarra, pero la renuncia del ef¨ªmero Manuel Merino y la toma moment¨¢nea del poder por parte de Francisco Sagasti, aplac¨® la protesta. Ya veremos lo que sucede con el reci¨¦n electo Pedro Castillo.
Esta semana la ola lleg¨® a Cuba. Las circunstancias que en cada uno de estos pa¨ªses justifican los estallidos en cuesti¨®n son muy distintas. En unos los ciudadanos reaccionan frente a la segregaci¨®n y la desigualdad generadas por el modelo neoliberal y en otros, como Cuba, contra el totalitarismo y las carencias de una Revoluci¨®n agotada. El dato globalizado es que la gran transformaci¨®n tecnol¨®gica en curso cambi¨® profundamente nuestras relaciones pol¨ªticas. Hoy los miembros de la comunidad se relacionan sin necesidad de intermediarios y en los m¨¢rgenes de cualquier autoridad. En lo que a Cuba respecta, la llegada del 3G y 4G ha permitido a muchos de sus habitantes participar de las redes sociales y establecer v¨ªnculos y organizaciones que, hasta hace menos de un lustro, eran inimaginables.
La situaci¨®n econ¨®mica es calamitosa. Donald Trump se encarg¨® de volver a fojas cero toda la apertura e intercambio que se consigui¨® bajo el gobierno de Obama. Desaparecieron los cruceros y se detuvo el puente a¨¦reo que por esos d¨ªas se estableci¨® entre Florida y La Habana. Cerraron muchos de los restaurantes y negocios que entonces se echaron a andar y la covid acab¨® por arruinar el negocio tur¨ªstico. Desde entonces hasta ahora termin¨® de salir de escena la generaci¨®n hist¨®rica de los barbudos: muri¨® Fidel, sali¨® Ra¨²l y de la vieja guardia solo quedan Machado Ventura y Ramiro Vald¨¦s circulando por ah¨ª. Los nuevos, con Miguel D¨ªaz-Canel a la cabeza, no le merecen ning¨²n respeto a la poblaci¨®n. Los Castro pod¨ªan ser queridos u odiados, pero no despreciados.
El ¨²ltimo cap¨ªtulo en la preparaci¨®n de esta ¡°tormenta perfecta¡±, como algunos en la isla llaman a la conjunci¨®n de acontecimientos previos al estallido que no parece destinado a durar un d¨ªa, comenz¨® con la huelga de hambre del colectivo art¨ªstico San Isidro, tras la detenci¨®n de uno de sus miembros en noviembre de 2020, y la corriente de solidaridad que gener¨® en el mundo cultural cubano. Despu¨¦s vino la canci¨®n Patria y vida ¡ªcomo respuesta al lema revolucionario Patria o muerte¡ª del popular¨ªsimo grupo musical Gente de Zona, que comenz¨® a ser tarareado en las calles como gesto de rebeld¨ªa.
Por estos d¨ªas, la pandemia ha alcanzado sus mayores niveles de contagios y muertes. No hay medicamentos y el sistema de salud est¨¢ seg¨²n unos al borde del colapso y, seg¨²n otros, enteramente colapsado. Las colas para conseguir comida son eternas y cotidianas, y las diferencias de acceso empiezan a ser escandalosas entre quienes cuentan con divisas y aquellos que no.
La gota que rebals¨® el vaso fue la vuelta de los apagones. Para los cubanos significa la vuelta al Per¨ªodo Especial de los a?os noventa, cuando se com¨ªan hasta los gatos por la falta de alimentos en que los dej¨® el fin de la URSS. Entonces sali¨® Fidel en persona a detener las protestas que se produjeron en El Malec¨®n; algo parecido a lo que pretendi¨® hacer D¨ªaz-Canel en San Antonio de los Ba?os, donde empezaron las manifestaciones antes de expandirse por buena parte de la isla. Pero D¨ªaz-Canel no es Fidel, y las circunstancias est¨¢n lejos de ser las mismas.
Podr¨ªa tratarse del comienzo del fin o derivar en un cambio de la malla dirigente sin terminar con el r¨¦gimen. Tambi¨¦n podr¨ªa restaurarse el orden con mano dura. Ya han salido los boinas negras y el Gobierno llam¨® a los revolucionarios a recuperar sus calles. La represi¨®n m¨¢s efectiva en Cuba suele operar de civil. Hay quienes dicen haber visto algunos exhibiendo sus armas, pero no abunda informaci¨®n confiable al respecto. El domingo el Gobierno cort¨® internet y los datos m¨®viles, y el lunes a¨²n no los reactivaban. Es siempre riesgoso augurar el futuro, pero en tiempos que corren a tanta velocidad, no ser¨ªa de extra?ar que ma?ana, al despertar, nada sea como al dormirnos.
Patricio Fern¨¢ndez es escritor, periodista y analista pol¨ªtico chileno. Fue fundador del semanario The Clinic. En 2018 public¨® Cuba. Viaje al fin de la Revoluci¨®n.
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