Esperp¨¦ntico Bezos
No creo que hayamos visto s¨ªmbolo m¨¢s preciso del actual capitalismo salvaje y desbocado ni muestra m¨¢s rid¨ªcula de ambici¨®n testoster¨®nica
Que vuelva Valle-Incl¨¢n y aporte algo de sentido a esta constante sensaci¨®n de asombro e incredulidad. Del escritor gallego por lo menos conoc¨ªamos la intenci¨®n estil¨ªstica al deformar la realidad, pero lo grotesco y absurdo del mundo actual no tiene detr¨¢s ning¨²n genio literario, m¨¢s bien parece obra de un inquietante ventr¨ªlocuo. Pens¨¦ en lo que me asustaban a m¨ª las mand¨ªbulas partidas y los ojos fijos de aquellos siniestros mu?ecos al escuchar por primera vez la voz de Bezos, cuando compareci¨® antes de emprender su in¨²til viaje. Ni don Ram¨®n hubiera imaginado que en tiempos de pandemia mundial en los que buena parte de la humanidad no tiene para comer, un se?or reci¨¦n divorciado cuya fortuna no est¨¢ ni al alcance de la imaginaci¨®n de cualquier hijo de vecino, gastar¨ªa un dineral en elevarse unos minutos en un artefacto con forma de falo. No creo que hayamos visto s¨ªmbolo m¨¢s preciso del actual capitalismo salvaje y desbocado ni muestra m¨¢s rid¨ªcula de ambici¨®n testoster¨®nica. Ya lo dec¨ªa uno de los personajes de Jos¨¦ Mota: ir pa¡¯ n¨¢ es tonter¨ªa.
Pero resulta que la tonter¨ªa de Bezos, su fortuna pantagru¨¦lica, es fruto de un juego que parece de todo menos limpio. Algunos admirar¨¢n sus ¨¦xitos y su esp¨ªritu emprendedor, pero se mire por donde se mire es un s¨ªntoma de decadencia de civilizaci¨®n que el hombre m¨¢s rico del mundo pague menos impuestos que los asalariados que perciben lo m¨ªnimo legal. Por no hablar del hecho de que los billones que no sabe en qu¨¦ gastarse el bueno de Jeff fueron acumulados a base de competencia desleal y un modelo de negocio que tiene muchas v¨ªctimas: trabajadores explotados, peque?o comercio aniquilado, creaci¨®n de necesidades inexistentes y un impacto medioambiental que pagamos todos.
No s¨¦ si es el calor infernal de una Barcelona que parece una zona catastr¨®fica por la cantidad de obras y franjas amarillas dibujadas en muchas de sus calzadas, pero creo que este sistema no funciona si permite bufonadas como el turismo espacial. Se necesita un carnet para conducir un ciclomotor de 50 cc, pero no hay que cumplir ning¨²n requisito para viajar al espacio, basta con tener el dinero suficiente. M¨¢s que esperp¨¦ntico, este paisaje es monstruoso: o se establecen mecanismos para frenar los delirios cipotudos de los muy, pero que muy millonarios, o estamos abocados a la extinci¨®n. Lo cual, para la Tierra, seguro que es un alivio.
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