Corporativistas contra tecn¨®cratas
El Gobierno tiene varias caras pero solo un objetivo: conseguir que Pedro S¨¢nchez siga en el poder
El Gobierno de Pedro S¨¢nchez siempre ha sido bic¨¦falo. Es una coalici¨®n formada por un partido socialdem¨®crata con tintes liberales y otro que defiende una socialdemocracia radical (ambos, como es com¨²n en pol¨ªtica, se reivindican como la verdadera socialdemocracia). Esa diferencia puede verse con claridad en la disputa econ¨®mica de baja intensidad que existe entre la ministra de Econom¨ªa y vicepresidenta primera, Nadia Calvi?o, m¨¢s liberal, y la ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, Yolanda D¨ªaz, que es m¨¢s radical.
Pero dentro del Gobierno hay tambi¨¦n dos almas o concepciones de la pol¨ªtica, que van m¨¢s all¨¢ de las diferencias entre el PSOE y Unidas Podemos. La primera es corporativista, dogm¨¢tica, muy apegada al partido. La han representado estos a?os figuras como Carmen Calvo o Jos¨¦ Lu¨ªs ?balos, y tambi¨¦n pol¨ªticos que est¨¢n fuera del Gobierno pero muy cerca de ¨¦l (las diferencias entre partido y Gobierno bajo el sanchismo son casi inexistentes), como Rafael Simancas o Adriana Lastra. Son pol¨ªticos broncos, c¨ªnicos, que prefieren ¡°equivocarse dentro del partido que tener raz¨®n fuera de ¨¦l¡±, como criticaba Jorge Sempr¨²n de los militantes del PCE. En la ¨²ltima remodelaci¨®n del Gobierno, ?balos y Calvo han perdido sus cargos, pero la entrada de Simancas como secretario de Estado de Relaciones con las Cortes y la incorporaci¨®n de F¨¦lix Bola?os, fiel a S¨¢nchez, como ministro de la Presidencia sirven para mantener el perfil corporativista. Adem¨¢s, cinco de los nueve ministros nuevos son militantes del PSOE y el chief of staff que sustituye a Iv¨¢n Redondo (que no era militante) es ?scar L¨®pez, con una larga trayectoria en el PSOE.
La otra ala del Gobierno es m¨¢s tecn¨®crata y la lideran personalidades de fuera del partido como Nadia Calvi?o, Fernando Grande-Marlaska, Jos¨¦ Luis Escriv¨¢ o Teresa Ribera. Su perfil es m¨¢s t¨¦cnico y no suelen entrar en debates culturales (salvo Marlaska, responsable de varias declaraciones desafortunadas). Aunque Calvi?o ha ascendido a la vicepresidencia segunda, el nuevo Gobierno de S¨¢nchez es m¨¢s corporativista que nunca.
Tambi¨¦n es bic¨¦falo el Gobierno desde otra perspectiva. El presidente busca un equilibrio dif¨ªcil. Combina la guerra cultural y estrat¨¦gica cortoplacista con un discurso de moderaci¨®n y progreso ordenado. Promueve una idea de que su Gobierno no solo es imprescindible sino inevitable, y gobierna como si fuera a permanecer en el poder para siempre. S¨¢nchez y sus ministros abren debates y pol¨¦micas muy ideologizadas que mueren brevemente para alimentar la maquinaria medi¨¢tica; al mismo tiempo, venden una imagen de S¨¢nchez como un gran estadista que piensa en las pr¨®ximas generaciones, como mostr¨® al anunciar el proyecto Espa?a 2050.
El Gobierno es consciente de que si hubiera hoy elecciones la derecha tendr¨ªa posibilidades de gobernar. En su viaje por Estados Unidos, S¨¢nchez ha intentado demostrar que no est¨¢ preocupado por esa posibilidad. Se le da bien hacer de presidente, con toda su escenificaci¨®n: los viajes, las entrevistas, los apretones de manos con empresarios. El Gobierno tiene varias caras pero solo un objetivo: conseguir que Pedro S¨¢nchez siga en el poder.
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