Hasta pronto
Una ni?a de nueve a?os les dice a sus perplejos padres que ella de mayor quiere ser salvaje, pero que los dem¨¢s no le dejan ser todo lo salvaje que ya es
Una ni?a de nueve a?os les dice a sus perplejos padres que ella de mayor quiere ser salvaje, pero que los dem¨¢s no le dejan ser todo lo salvaje que ya es. ?Qui¨¦nes son los dem¨¢s?, pregunta su madre. Pues la gente. Y nosotros, ?tambi¨¦n somos la gente? Hombre, pues claro, todos los padres son la gente. Y se pone a caminar por el hotel a cuatro patas apoy¨¢ndose en los nudillos.
La cuesti¨®n hab¨ªa comenzado cuando, paseando por un sendero boscoso, la ni?a se empin¨® para coger una manzana que colgaba entre muchas de un pomeral, pero hab¨ªa aparecido un labrador como por encanto y le hab¨ªa afeado la conducta en un idioma apenas comprensible. Tras salir disparada, la ni?a pregunt¨® a sus padres si en la naturaleza todo era de alguien. S¨ª, respondi¨® el padre, ahora ya todo tiene due?o. Entonces, ?esto no es la naturaleza? No, hija, ya casi no queda naturaleza. ?D¨®nde queda? Pues un poco en las selvas del Amazonas, pero no te lo puedo asegurar. Cavil¨® un poco y por la tarde es cuando dijo que ella era salvaje Y que s¨®lo le interesaba lo salvaje.
Iba yo leyendo entonces El d¨ªa que empez¨® la Guerra Civil, de Pilar Mera (Taurus), un buen resumen de los funestos d¨ªas de julio del 36, y andaba horrorizado de nuevo por las salvajadas que cometieron izquierdas y derechas. El libro es bastante ecu¨¢nime, aunque no figura nunca ni el partido comunista ni la URSS, pero s¨ª Alemania e Italia, lo que resulta un poco raro (p.195). Pero, en fin, lo que intimida son las barbaridades que cometieron ambos bandos.
?Por las manzanas? ?O por un salvajismo natural que a¨²n nos posee en estado latente? No lo s¨¦. Tendr¨¦ que pregunt¨¢rselo a la ni?a cuando sea un poco m¨¢s mayor. Mientras tanto, que tengan ustedes unas considerables vacaciones. Nos volveremos a ver en septiembre.
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