La lucha de poder en el ?rtico se descongela
Mientras el hielo polar se derrite y aumenta la rivalidad internacional en medio de la emergencia clim¨¢tica est¨¢ en juego el orden legal que ha contribuido a mantener la paz en la ¨²ltima gran frontera del planeta
El ?rtico es una zona tradicional de inter¨¦s geopol¨ªtico para Rusia. Desde Stalin, todos los l¨ªderes del Kremlin, salvo Mija¨ªl Gorbachov y Bor¨ªs Yeltsin, lo han considerado un territorio excepcional para reafirmar su condici¨®n de gran potencia. De ah¨ª que hayan desafiado a sus vecinos del ?rtico ¡ªdesde Noruega y Finlandia al oeste hasta EE UU y Canad¨¢ al este¡ª y hayan arrastrado a esa rivalidad estrat¨¦gica a otros Estados m¨¢s peque?os y neutrales y a la Alianza Atl¨¢ntica (OTAN).
Lo que est¨¢ hoy en juego, ...
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El ?rtico es una zona tradicional de inter¨¦s geopol¨ªtico para Rusia. Desde Stalin, todos los l¨ªderes del Kremlin, salvo Mija¨ªl Gorbachov y Bor¨ªs Yeltsin, lo han considerado un territorio excepcional para reafirmar su condici¨®n de gran potencia. De ah¨ª que hayan desafiado a sus vecinos del ?rtico ¡ªdesde Noruega y Finlandia al oeste hasta EE UU y Canad¨¢ al este¡ª y hayan arrastrado a esa rivalidad estrat¨¦gica a otros Estados m¨¢s peque?os y neutrales y a la Alianza Atl¨¢ntica (OTAN).
Lo que est¨¢ hoy en juego, mientras el paisaje marino del ?rtico se derrite y surgen nuevas oportunidades econ¨®micas, es la posible repercusi¨®n de que se encarnice la rivalidad internacional en el contexto de la emergencia clim¨¢tica mundial, pero tambi¨¦n el orden legal que ha contribuido a mantener la paz en la ¨²ltima gran frontera del planeta. Esta paz parece cada vez m¨¢s fr¨¢gil ahora que China ha entrado al Gran Juego Polar y EE UU, con Biden, ha empezado a recoger el guante.
A finales de marzo de 2021, asomaron simult¨¢neamente a la superficie tres submarinos nucleares rusos que hab¨ªan atravesado varios metros de hielo en el archipi¨¦lago ruso de Francisco Jos¨¦, a 900 kil¨®metros del Polo Norte. Mientras tanto se vio a soldados de la Brigada de Fusileros Motorizados del ?rtico entren¨¢ndose en esas mismas islas y varios aviones de combate MiG-31 sobrevolando el Polo.
Los ejercicios Oso Polar 2021 no eran m¨¢s que la ¨²ltima exhibici¨®n de dominio del Kremlin en el ?rtico. El mando estadounidense en Alaska inform¨® en abril de que 2020 fue el a?o en que intercept¨® m¨¢s aviones militares rusos cerca de su zona de identificaci¨®n de defensa a¨¦rea desde la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1991. Los rusos han concentrado unas fuerzas militares sin precedentes en la regi¨®n circumpolar. Se han dedicado a acondicionar viejas bases de la Guerra Fr¨ªa y a modernizar infraestructuras de la era sovi¨¦tica entre las que hay puertos y l¨ªneas de ferrocarril. Adem¨¢s, Rusia ha invertido miles de millones de rublos en aviones furtivos, bombarderos estrat¨¦gicos y una enorme flota de 50 buques rompehielos, y utiliza la zona para probar nuevas armas tecnol¨®gicas, desde misiles de crucero hipers¨®nicos hasta torpedos estrat¨¦gicos nucleares.
Estas actividades no son necesariamente el preludio de una guerra inevitable. Pero causan inquietud en la comunidad euroatl¨¢ntica porque est¨¢n desarroll¨¢ndose en pleno debilitamiento del r¨¦gimen de control de armas que se implant¨® cuando la Guerra Fr¨ªa empezaba a suavizarse.
Despu¨¦s de varios a?os de andarse con rodeos, la OTAN ha empezado a reaccionar a la concentraci¨®n militar de Rusia. El 31 de mayo de 2021, la Alianza envi¨® un mensaje disuasorio a Mosc¨² cuando, dentro de sus ejercicios Cielo Aliado, aproximadamente 100 aviones de 22 Estados miembros sobrevolaron todo el territorio de la OTAN en solo 12 horas.
El Kremlin ha rechazado en¨¦rgicamente esta ¡°intensificaci¨®n de la actividad militar de los miembros de la OTAN¡±. Pero la estrategia rusa en el ?rtico es m¨¢s compleja de lo que parece. Por un lado, Mosc¨² busca proyectar unilateralmente su poder. Por otro, sigue comprometido con la cooperaci¨®n en la regi¨®n, como pueden testificar sus vecinos Noruega y Finlandia. La duda es si el r¨¦gimen de gobierno de cooperaci¨®n en el ?rtico, hasta ahora ejemplar, puede sobrevivir a los problemas generales que representan el calentamiento global y la disputa pol¨ªtica por el poder entre los tres grandes (China, Rusia y EE UU) y que han empezado a afectar a la regi¨®n.
Desde el final de la Guerra Fr¨ªa, el ?rtico ha sido en general un modelo de gobernanza internacional, un territorio de paz y colaboraci¨®n entre los Estados con intereses en la regi¨®n. En el Consejo ?rtico, Rusia, EE UU, Canad¨¢ y los pa¨ªses n¨®rdicos han colaborado como socios en igualdad de condiciones en todos los ¨¢mbitos de poder ¡°blando¡±, desde la cultura hasta la ecolog¨ªa. Y han conseguido impedir que din¨¢micas y crisis externas como las de Georgia, Ucrania y Crimea interfirieran en los asuntos de la regi¨®n. Pero la situaci¨®n est¨¢ cambiando por la emergencia clim¨¢tica.
A medida que el hielo marino se derrite y el permafrost continental se deshiela a una velocidad sin precedentes dentro del c¨ªrculo polar, se abren nuevos pasillos mar¨ªtimos que est¨¢n espoleando el ansia de hacerse con los recursos naturales. Rusia se ha adelantado: tiene la soberan¨ªa de m¨¢s de la mitad de todas las tierras ¨¢rticas y est¨¢ deseando desarrollar la Ruta Mar¨ªtima del Norte, cada vez m¨¢s accesible. Est¨¢ impulsando el desarrollo de la regi¨®n mediante la extracci¨®n de minerales y combustibles f¨®siles y proyectos nuevos de infraestructuras en sus costas septentrionales. El consiguiente revuelo sobre las oportunidades de desarrollo ha atra¨ªdo a pa¨ªses m¨¢s alejados y, sobre todo, a la segunda econom¨ªa del mundo, China.
Esta evoluci¨®n ha contribuido enormemente a alterar el equilibrio de poder regional. Las tensiones por el control del ?rtico est¨¢n aumentando y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, tiene raz¨®n al decir que el cambio clim¨¢tico es un ¡°multiplicador de crisis¡±. Reina una profunda incertidumbre sobre c¨®mo avanzar. Stoltenberg ha insistido en que la OTAN debe elaborar una estrategia actualizada para hacer frente a la pretensi¨®n rusa de tomar la delantera militar y gestionar la aparici¨®n de China como potencia con ambiciones en el ?rtico.
Pek¨ªn ha incluido por primera vez la Ruta de la Seda Polar y el ?rtico en su Plan Quinquenal nacional para 2021-2025 y en sus objetivos a largo plazo hasta el a?o 2035. En el fondo de esta puja por el ?rtico est¨¢ la aspiraci¨®n de China de desplazar a EE UU de su supuesto pedestal ¡°unipolar¡± desde el final de la Guerra Fr¨ªa y obtener el reconocimiento de que es una de las grandes potencias mundiales, en pie de igualdad con EE UU.
Las relaciones con Washington se encaminan claramente hacia una colisi¨®n, como qued¨® de manifiesto durante la tensa cumbre China-EE UU celebrada en marzo de 2021. Pero m¨¢s importante a¨²n es que EE UU y China (y en menor medida Rusia) se han sumido en una disputa por c¨®mo debe ser el sistema mundial y las reglas que lo sustentan, una competencia entre diferentes normas, relatos y legitimidades derivadas de las pr¨¢cticas que han regido la pol¨ªtica internacional desde 1945.
Por consiguiente, lo que debe de hacer ahora Biden, mientras trata, junto con sus aliados de la OTAN y sus amigos n¨®rdicos, de abordar la disoluci¨®n del orden internacional (en el ?rtico), son dos cosas: gestionar de forma pragm¨¢tica la relaci¨®n con Rusia como Estado crucial en la regi¨®n y llevar adelante con decisi¨®n una estrategia de contenci¨®n frente a una China cada vez m¨¢s agresiva a escala mundial. Biden cree, como le dijo a Putin en junio en Ginebra, que ¡°est¨¢ claro que a nadie le interesa... que volvamos a una situaci¨®n de Guerra Fr¨ªa¡±. Y el secretario de Estado Blinken acu?¨® un aforismo muy acertado sobre la relaci¨®n de Washington con Pek¨ªn: ¡°Competitiva cuando deba serlo, colaborativa cuando pueda y antagonista cuando no tenga m¨¢s remedio¡±. Est¨¢ por ver hasta qu¨¦ punto pueden fomentarse unas relaciones fruct¨ªferas entre los tres grandes. Por el bien del ?rtico y del mundo, esa cooperaci¨®n es necesaria. Pero todo depender¨¢ de una enorme habilidad por parte de los gobernantes y una gran dosis de suerte.
Kristina Spohr es profesora de Historia Internacional en la London School of Economics y en la Universidad Johns Hopkins.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.