La victoria de Simone Biles en Tokio
La gimnasta se convierte en un s¨ªmbolo espont¨¢neo de la importancia de atender sin prejuicios los problemas de salud mental
Simone Biles corre hacia el potro a 24 kil¨®metros por hora, entra en el trampol¨ªn haciendo una voltereta y un giro, y sale proyectada a casi tres metros del suelo. En el aire le da tiempo a hacer dos mortales en plancha antes de caer de pie. Se calcula que gira sobre s¨ª misma a 150 vueltas por minuto. En los Juegos Ol¨ªmpicos de Tokio, Biles salt¨® una sola vez. A continuaci¨®n, anunci¨® que renunciaba a competir en las finales. Durante el ejercicio, explic¨®, ¡°literalmente no sab¨ªa distinguir arriba de abajo¡±. Su mente y su cuerpo ¡°no est¨¢n sincronizados¡±. Cay¨® afortunadamente de pie. La gimnasta estadounidense, de 24 a?os, lleg¨® a Tokio para ser la estrella absoluta de los Juegos, y lo ha sido. Pero no por sus medallas (se va con una de plata por equipos y otra de bronce, ayer martes, en barra de equilibrio, el ¨²nico aparato en el que ha competido), sino por poner rostro y palabras de forma valiente a la necesidad de abordar los problemas de salud mental con honestidad y sin prejuicios. La lesi¨®n que la retir¨® es psicol¨®gica.
Los Juegos de Tokio est¨¢n siendo un interesante espejo sobre nuestra ¨¦poca. Todos empatizamos con los atletas poni¨¦ndose y quit¨¢ndose la mascarilla, antes y despu¨¦s de cada prueba. Y en el caso de Simone Biles, su decisi¨®n viene a ejemplificar el reconocimiento p¨²blico que la pandemia ha otorgado, finalmente, a la importancia de la salud mental. Si la gimnasta m¨¢s laureada de la historia puede bajarse de la competici¨®n en plena final de los Juegos porque su mente no rinde, los que la vemos por televisi¨®n podemos liberarnos de prejuicios y reconocer este tipo de problemas como una cuesti¨®n m¨¦dica de primer orden en el mundo actual, que impide el normal desarrollo de la vida igual que una dolencia f¨ªsica.
La pandemia ha acelerado este proceso hasta colocar la salud mental en el centro del debate p¨²blico. Un reciente estudio del CIS revelaba s¨ªntomas extendidos entre la poblaci¨®n a consecuencia de esta situaci¨®n como miedo, ansiedad, insomnio o tristeza. Crecen las peticiones para reforzar la salud mental en los sistemas sanitarios p¨²blicos ante el aumento de la necesidad de estos servicios. Los profesionales privados apenas dan abasto. No solo se trata de haber vivido rodeados de enfermedad y muerte durante m¨¢s de un a?o, el aislamiento y el teletrabajo tambi¨¦n est¨¢n haciendo mella.
No faltar¨¢n voces que sigan haciendo de menos el problema, perpetuando los estigmas a la vez que una falaz imagen de elitismo de la salud mental. Pero el gesto de Biles, como el de la tenista Naomi Osaka antes que ella, indica que el reconocimiento social de estas dolencias como una cuesti¨®n m¨¦dica com¨²n no tiene marcha atr¨¢s. Aunque inesperada y nunca deseada, esa es su victoria en estos Juegos, que puede sumar a su asombroso palmar¨¦s.
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