El blanqueo de la conducta inconstitucional del PP
No se puede decir que son los partidos pol¨ªticos los que bloquean la renovaci¨®n de los miembros del Consejo General del Poder Judicial cuando es uno, el que lidera Pablo Casado, el que lo hace
La forma de nombramiento de los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la duraci¨®n de sus mandatos se dirige a asegurar que su ¡°composici¨®n refleje el pluralismo existente en el seno de la sociedad y, muy en especial, en el seno del Poder Judicial¡±, como estableci¨® el Tribunal Constitucional (TC) en su sentencia 108/1986. Esa finalidad de reflejo del pluralismo ¡ªque expresa la quintaesencia de la organizaci¨®n del CGPJ¡ª ha quedado arruinada cuando en dos ocasiones, al llegar al t¨¦rmino de su mandato, un partido pol¨ªtico con minor¨ªa de bloqueo tras perder unas elecciones se niega a renovar el CGPJ con los m¨¢s f¨²tiles pretextos (se tiene minor¨ªa de bloqueo cuando sin tener mayor¨ªa su participaci¨®n es imprescindible para conseguir los tres quintos de los votos de las C¨¢maras). Con tal negativa del principal partido de la oposici¨®n se pretender¨ªa que la composici¨®n del CGPJ ¡ªconfigurada cuando ten¨ªa mayor¨ªa en ambas C¨¢maras¡ª contin¨²e despu¨¦s de que, tras las elecciones, esa mayor¨ªa ya es otra distinta. As¨ª se viola la voluntad constitucional de reflejo del pluralismo que constat¨® la citada sentencia 108/1986 del TC.
Las justificaciones que se han dado para tal bloqueo no s¨®lo son f¨²tiles, sino preocupantes desde un punto de vista democr¨¢tico, adem¨¢s de no responder a la realidad. No puede decirse que no se negocia mientras siga el Gobierno de coalici¨®n, pues se trata de un Gobierno leg¨ªtimo con independencia de que guste m¨¢s o menos o nada a la oposici¨®n; negar eso es negar democracia misma. Tampoco puede justificarse el bloqueo aduciendo que no gusta el sistema de designaci¨®n de los vocales judiciales pues ese sistema es el aprobado en 2013 por unas Cortes que controlaba el partido que hoy bloquea su renovaci¨®n y conforme al cual se hicieron los nombramientos de los actuales miembros del CGPJ hoy caducado desde hace casi tres a?os. Hay que recordar, adem¨¢s, que, en lo que respecta a los doce miembros procedentes de la carrera judicial, de lo que se trata es de que ambas C¨¢maras elijan no libremente, sino de entre la amplia treintena de jueces y magistrados propuestos y avalados directamente por estos ¨²ltimos o por las Asociaciones judiciales de acuerdo con la citada reforma de 2013.
Resulta preocupante que el principal partido de la oposici¨®n falte a sus obligaciones constitucionales en lo que podr¨ªa considerarse un especie de golpe de Estado al funcionamiento de una de las instituciones del mismo que se prolonga en el tiempo cada vez que pasa a la oposici¨®n. Una especie de golpe de Estado repetido y persistente por cuanto altera, fuera de las v¨ªas constitucionales, el normal funcionamiento de poderes e Instituciones del Estado en aspectos esenciales.
Desde la esperanza de que acabe volviendo a la senda constitucional, aunque se haya consumado ya el da?o de nombramientos que deber¨ªan haberse realizado por otro CGPJ, se hacen las presentes reflexiones que no pretenden sino contribuir a aclarar las cosas y evitar la confusi¨®n que en la sociedad se ha creado en torno a esta cuesti¨®n. En efecto, lo preocupante no es ya el comportamiento del principal partido de la oposici¨®n, sino que la sociedad no se haya acabado de percatar de la gravedad de lo acontecido. Y no se ha percatado por un blanqueo consciente o inconsciente de una conducta como la se?alada; blanqueo propiciado a veces por formadores de opini¨®n ¡ªa trav¨¦s de gran parte de la prensa, radio y televisi¨®n y otros medios y redes¡ª que urge desvelar para acabar con esa ¡°traici¨®n de los intelectuales¡± (La trahison de clercs) que denunciara Julien Benda. El blanqueo se produce, por ejemplo, cuando se dice que los partidos pol¨ªticos son los responsables del bloqueo, cuando se sabe que no son todos los partidos los que lo hacen, sino uno bien concreto que, adem¨¢s, explica por qu¨¦ lo hace. Cuando se sabe adem¨¢s que los nombres han llegado a estar pactados por los negociadores y que lo que explica tal bloqueo ¡ªaparte de injustificados vetos sobrevenidos¡ª no es, en definitiva sino la voluntad de que el Consejo caducado fuera el que continuase haciendo nombramientos para ¨®rganos judiciales y eventualmente constitucionales; nombramientos fuera de t¨¦rmino por un CGPJ que no es el que deb¨ªa hacerlos. Con ello se pone en entredicho la independencia e imparcialidad del poder judicial y la de los dem¨¢s ¨®rganos con relevancia constitucional al hacer patente la manipulaci¨®n del sistema.
Se produce tambi¨¦n el blanqueo cuando se viene a justificar el bloqueo al criticar el sistema de designaci¨®n alegando preferencias particulares por otros sistemas, pues al margen de que nuestro TC ya ha declarado su constitucionalidad, el mismo es muy superior en garant¨ªas a la mayor parte de los europeos y es, adem¨¢s, el sistema de la ley de 2013 que se aprob¨®, precisamente, a propuesta del Partido Popular modificando la Ley org¨¢nica del CGPJ de 1985. No pueden cambiarse las reglas del juego en mitad del partido, ni pretender que se cambie la regla sobre lo que es penalti, despu¨¦s de que el ¨¢rbitro haya pitado uno, aduciendo que ser¨ªa mejor fijar otra regla distinta que se considera mejor.
Igualmente se han llegado a producir blanqueos sorprendentes como el de decir que el bloqueo se debe, en parte, a que el presidente no llama a Casado u otras afirmaciones del mismo tenor que buscan encontrar un corresponsable que difumine la responsabilidad de su ¨²nico causante.
Se blanquea asimismo, aunque sea inconscientemente, cuando algunas asociaciones judiciales denuncian en Bruselas el retraso en la renovaci¨®n, pero sin se?alar qui¨¦n es su autor imput¨¢ndolo de forma elusiva a todos los partidos pol¨ªticos y, sobre todo, cuando la denuncia no se centra en esa clara violaci¨®n, sino en una embrionaria proposici¨®n de ley que no hab¨ªa iniciado el tr¨¢mite parlamentario (luego retirada) y que supon¨ªa una desafortunada respuesta al bloqueo mismo. En definitiva el ¨²nico incumplimiento real, persistente y manifiesto del bloqueo quedaba difuminado en un totum revolutum donde aparec¨ªa tambi¨¦n el sistema de elecci¨®n de los jueces. Con esa difuminaci¨®n sobre qui¨¦n es el responsable del bloqueo y sobre su gravedad ¡ªal enfatizar otras cuestiones no comparables en su importancia y realidad¡ª se acab¨® ofreciendo, objetivamente, una justificaci¨®n al ¨²nico incumplimiento real de obligaciones constitucionales que existe en nuestro pa¨ªs.
La cuesti¨®n de la deliberada inobservancia de obligaciones constitucionales es de enorme relevancia en el momento actual, pues, aparte de las graves dificultades derivadas de la pandemia y de la recuperaci¨®n econ¨®mica, nuestro pa¨ªs tiene un problema grave con la cuesti¨®n del independentismo catal¨¢n. Es dif¨ªcil saber qu¨¦ estrategia es la mejor para solucionarlo, pero desde luego la misma pasa por un estricto respeto a la Constituci¨®n, a sus procedimientos de reforma y al reconocimiento de la diversidad de sus nacionalidades y regiones. Nuestra Constituci¨®n no ha consagrado una democracia militante que imponga obligaciones determinadas de afecto hacia Espa?a o sus regiones, pero lo que s¨ª impone es la obligaci¨®n de observancia de la Constituci¨®n mientras no se modifique por los procedimientos en ella establecidos. Pues bien, mal se puede exigir esa observancia de la Constituci¨®n ¡ªobservancia imprescindible en la estrategia de arreglo de nuestro problema principal¡ª si se empieza por incumplir obligaciones constitucionales por quienes gustan de llamarse, de forma excluyente, ¡°constitucionalistas¡±.
La democracia no se basa en sentimientos ¡ªaunque los pueda conllevar, desde luego, sin ser incompatible ni mucho menos con ellos¡ª sino en el respeto de las reglas del juego y de los valores compartidos de sus derechos fundamentales. Las obligaciones cuyo cumplimiento identifica a los dem¨®cratas, como los mandamientos, se resumen en dos: el primero honrar la Constituci¨®n cumpliendo las obligaciones que impone y el segundo no tomar su nombre en vano.
Tom¨¢s de la Quadra-Salcedo Fern¨¢ndez del Castillo es catedr¨¢tico em¨¦rito de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III, exministro de Justicia y expresidente del Consejo de Estado.
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