Hacen falta respuestas m¨¢s radicales
Los lectores opinan sobre el cambio clim¨¢tico, la situaci¨®n en Afganist¨¢n, las redes sociales y sobre Federico Garc¨ªa Lorca
Recientemente se hizo p¨²blico un duro informe de Naciones Unidas sobre el estado del medio ambiente de la Tierra. En ¨¦l se alerta de la urgencia de disminuir la emisi¨®n de gases de efecto invernadero. En Espa?a emitimos a la atm¨®sfera m¨¢s gases invernadero de lo que deb¨ªamos. Pero adem¨¢s, gran parte del anh¨ªdrido carb¨®nico que emite Espa?a procede del sector de los transportes (autom¨®viles, aviones...). Muchos ponen la soluci¨®n en los coches el¨¦ctricos. Pero pienso que eso es un parche. Son necesarias respuestas m¨¢s radicales que pasan por un cambio de valores, un cambio de ¨¦tica en toda la ciudadan¨ªa. Cambiar la sociedad que adora al dinero y al mercado por una sociedad que prime la armon¨ªa y la reconciliaci¨®n con la naturaleza. Y da la impresi¨®n que a ese cambio de valores ni la ONU, los gobiernos ni los ciudadanos estamos dispuestos.
Leandro Sequeiros San Rom¨¢n. Granada
Un paso atr¨¢s para la humanidad
Es una p¨¦sima noticia para la humanidad la creaci¨®n de un emirato talib¨¢n afgano, en el que, a todas luces, el principal eje organizativo de la sociedad y de la pol¨ªtica va a ser la opresi¨®n brutal y omn¨ªmoda de los hombres contra las mujeres, neg¨¢ndoles, de facto, toda cualidad o atributo como personas y consider¨¢ndolas meros objetos, esclavas o animales dom¨¦sticos sin dignidad humana. Exhorto, como ciudadana de un pa¨ªs democr¨¢tico, a que ning¨²n gobierno del planeta d¨¦ su reconocimiento a ese tipo de Estado. Un lugar en el que a la mitad de la poblaci¨®n, las mujeres, s¨®lo le tocar¨¢ ser la v¨ªctima de un atropello constante de por vida.
Carmen Ruiz Mu?oz. Sabadell (Barcelona)
El odio indeseable
Observo en las redes sociales un aumento del odio entre ideas, entre personas o entre escritos que no tienen armas. Pero la peor arma de todas es el odio. Es el odio que se mastica que muchas veces se traduce en criticarte sin conocerte suponiendo que eres facha o bolivariano, qu¨¦ m¨¢s da. O incluso proetarra si hablas de cosas que nada tienen que ver con ello. Yo mismo lo he sufrido y por eso voy a tener que dejar de manifestarme libremente. Y es que eso es lo que desean muchos, acabar con la libertad de expresi¨®n que, mientras no exista violencia, es algo que deber¨ªa enriquecer mientras no se hiera a nadie. Espa?a es un pa¨ªs herido y con poca soluci¨®n.
Cesar Moya Villasante. Madrid
Federico en el recuerdo
Hay cosas que no deben caer en el olvido. La muerte encontr¨® a Federico un 18 de agosto de hace 85 a?os. Estaba en casa de su amigo Luis Rosales y ten¨ªa, cuentan, un billete para viajar a M¨¦xico en el bolsillo. Le detuvieron en esos primeros d¨ªas de la Guerra Civil y dos d¨ªas despu¨¦s, tras ¡°mucho caf¨¦¡±, le dieron el ¡°paseo¡±. Su cuerpo qued¨® en alg¨²n lugar entre Alfacar y V¨ªznar, en su adorada Granada. Una fosa desconocida para uno de los poetas m¨¢s amados de las letras espa?olas. Est¨¦ donde est¨¦ Lorca, lo cierto es que su recuerdo sigue tan vivo y luminoso como el primer d¨ªa. Un recuerdo al que le falta un final. Un poeta al que Espa?a le debe una tumba. Descansa en paz, Federico, y gracias por representar todo lo que ellos odiaban.
Miguel Campos Cobos. M¨¢laga
Los textos de esta secci¨®n tienen que enviarse exclusivamente a EL PA?S y no deben tener m¨¢s de 100 palabras (700 caracteres sin espacios). Deben constar nombre y apellidos, ciudad, tel¨¦fono y DNI o pasaporte de sus autores. EL PA?S se reserva el derecho de publicarlos, resumirlos o extractarlos. No se dar¨¢ informaci¨®n sobre estas colaboraciones. La direcci¨®n para escribir en esta secci¨®n es CartasDirectora@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.