El explosivo legado ruso de Merkel
La canciller alemana, que termina su mandato en septiembre, no concreta la posici¨®n alemana sobre los conflictos de Ucrania con Mosc¨²
Durante sus m¨¢s de tres lustros como canciller de Alemania, Angela Merkel ha sido una de las dirigentes europeas m¨¢s pendientes del ascenso de China, interesada pol¨ªtica y personalmente en la singular transici¨®n econ¨®mica del gigante asi¨¢tico. Los dos pa¨ªses han forjado una estrecha relaci¨®n comercial que Merkel ha logrado preservar a pesar de la creciente tensi¨®n entre China y Occidente.
Pero el legado geoestrat¨¦gic...
Durante sus m¨¢s de tres lustros como canciller de Alemania, Angela Merkel ha sido una de las dirigentes europeas m¨¢s pendientes del ascenso de China, interesada pol¨ªtica y personalmente en la singular transici¨®n econ¨®mica del gigante asi¨¢tico. Los dos pa¨ªses han forjado una estrecha relaci¨®n comercial que Merkel ha logrado preservar a pesar de la creciente tensi¨®n entre China y Occidente.
Pero el legado geoestrat¨¦gico de Merkel, que en septiembre termina su cuarto y ¨²ltimo mandato, no se juzgar¨¢ por la balanza comercial con China sino por su continuo funambulismo en la relaci¨®n con Mosc¨².
Merkel deja a sus sucesores una situaci¨®n explosiva en el flanco oriental de la UE, con Rusia habi¨¦ndose anexionado la pen¨ªnsula de Crimea, que formaba parte de Ucrania, alimentando una guerra separatista en el este de ese pa¨ªs y amagando con apoderarse de facto de Bielorrusia. La UE ha respondido a las agresiones del Kremlin con sanciones que han hecho mella en la econom¨ªa rusa pero no han doblegado al presidente, Vlad¨ªmir Putin. Berl¨ªn ha secundado siempre las represalias europeas, pero al mismo tiempo ha mantenido su propia Ostpolitik destinada a no acorralar del todo a Rusia y a ofrecer siempre a Putin alguna v¨ªa de escape.
La entente m¨¢s flagrante ha sido en el terreno energ¨¦tico, donde Alemania no solo no ha reducido su dependencia del gas ruso sino que la ha reforzado con la construcci¨®n de un segundo gasoducto a trav¨¦s del B¨¢ltico, el Nord Stream 2. El Gobierno de Merkel, una coalici¨®n de conservadores y socialistas, ha mantenido su apoyo al proyecto a pesar del rechazo de los socios de la UE, de los actuales pa¨ªses de tr¨¢nsito del gas ruso, como Ucrania, y de Estados Unidos. Todos ellos temen que los gasoductos del B¨¢ltico brinden a Mosc¨² una poderosa arma geoestrat¨¦gica para chantajear a Alemania o para castigar a los pa¨ªses que ahora necesita para exportar gas al mercado europeo.
En estas ¨²ltimas semanas de mandato, Merkel est¨¢ intentando cuadrar el c¨ªrculo con visitas que suenan a despedida en Mosc¨² y en Kiev. Pero del encuentro con Putin no ha obtenido ninguna garant¨ªa de que se mantendr¨¢ la llegada de gas ruso a Ucrania m¨¢s all¨¢ de 2024, fecha en la que expira el contrato actual. Y en la capital ucrania, la canciller ha escuchado las peticiones de auxilio para recuperar Crimea y evitar la ruptura del pa¨ªs por el Donb¨¢s, pero no ha podido ofrecer m¨¢s que vagas palabras de apoyo.
Sin duda, el juicio de la historia sobre Merkel tendr¨¢ numerosos ¨¢ngulos, muchos de ellos todav¨ªa por calibrar. Pero sus equilibrismos con Mosc¨² dejan una peligrosa sombra tanto sobre su legado como sobre la estabilidad de la Uni¨®n Europea.