¡°Cuando era una ni?a, en las clases de nataci¨®n subi¨® a un trampol¨ªn de cinco metros y fue la ¨²ltima en saltar, justo en el ¨²ltimo momento. Salt¨®, pero solo cuando ten¨ªa que hacerlo¡±. Pocas an¨¦cdotas sobre Angela Merkel desvelan tanto sobre el car¨¢cter de la canciller alemana como ¨¦sta recordada por Wolfgang Sch?uble, ministro clave de su Gobierno durante 12 a?os. ¡°Tiene un estilo de liderazgo que se caracteriza, como ella misma ha dicho alguna vez, por no comprometerse hasta el ¨²ltimo momento. Mantiene abiertas todas las posibilidades¡±, explica Sch?uble, una de las personas que m¨¢s ha trabajado con la canciller, en su despacho de presidente del Bundestag en Berl¨ªn.

Enigm¨¢tica y rodeada de un c¨ªrculo muy reducido de confianza, Merkel se aproxima al final de una trayectoria pol¨ªtica excepcional, que la ha convertido en la l¨ªder europea m¨¢s importante del siglo XXI. El a?o que viene, salvo sorpresas, concluir¨¢ su cuarto y ¨²ltimo mandato consecutivo, una etapa clave en la que ha dado forma a la Europa que conocemos. Berl¨ªn ha sido la potencia de facto de la Uni¨®n durante estos 15 a?os, en los que dif¨ªcilmente se ha podido hacer nada sin el visto bueno de Alemania. Ning¨²n otro pa¨ªs tiene tanto poder en Europa. C¨®mo ejerza el poder quien gobierne en Berl¨ªn resulta decisivo. Comprender a Merkel resulta imprescindible para entender la Uni¨®n que ha modelado por acci¨®n y, tambi¨¦n, por omisi¨®n.

Merkel ha ejercido ese liderazgo sin haberse dejado deslumbrar por el poder ni haber cedido un ¨¢pice en la protecci¨®n de su personalidad m¨¢s ¨ªntima. Son muchos los l¨ªderes mundiales que han tratado de desentra?ar el pensamiento de esta pol¨ªtica flem¨¢tica, que conjuga una capacidad de an¨¢lisis y de escucha fuera de lo com¨²n con un aguante f¨ªsico y psicol¨®gico capaz de tumbar al pol¨ªtico m¨¢s veterano.

V¨ªdeo 'La Europa de Merkel'. En la imagen, Angela Merkel, durante una visita el Memorial de Auschwitz, en Polonia, en diciembre de 2019. / GETTY IMAGES

Su formaci¨®n cient¨ªfica y sus artes divulgadoras han embelesado a medio mundo con la llegada del maldito virus, cuyos estragos econ¨®micos amenazan con sembrar Europa de cad¨¢veres sociales. La semana pasada, Merkel, de la mano de Emmanuel Macron, se atrevi¨® a imprimir un giro hist¨®rico de la pol¨ªtica alemana en Europa al permitir la financiaci¨®n de la reconstrucci¨®n con deuda europea. ¡°La respuesta es que Europa tiene que actuar junta. El Estado naci¨®n por s¨ª solo no tiene futuro [...]. A Alemania solo le ir¨¢ bien si a Europa le va bien¡±, sentenci¨®, tras presentar un plan, bautizado ya en la prensa mundial como el ¡°momento Hamilton¡±, en alusi¨®n al secretario del Tesoro estadounidense que forj¨® la uni¨®n fiscal tras la revoluci¨®n americana. El 1 de julio, Alemania asume la presidencia semestral de la Uni¨®n, con la que Merkel tiene su ¨²ltima gran oportunidad para sellar su legado.

Los que la conocen hablan de un particular sentido del humor, m¨¢s all¨¢ de su imagen de pol¨ªtica austera e implacable. En su agenda busc¨® un hueco en 2015 para sentarse a la mesa con Mariano Rajoy. ¡°Estuvimos unas tres horitas de sobremesa. Lo pasamos muy bien, nos re¨ªmos mucho, hablamos de f¨²tbol, le gusta mucho el f¨²tbol¡±, recuerda ahora divertido el expresidente del Gobierno.

Rajoy y m¨¢s de una docena de actores pol¨ªticos de primera fila trazan en este reportaje el retrato europeo de un hacer pol¨ªtico extraordinario, a trav¨¦s de entrevistas realizadas en Berl¨ªn, Bruselas, Madrid, M¨²nich y Mil¨¢n. Algunos han querido que se publique su nombre y otros no. Personas que la conocen, que han negociado y viajado con ella, que la han tratado en p¨²blico y en privado, en la sala del Consejo Europeo, en un avi¨®n o en el comedor de un peque?o restaurante. Su relato ofrece a la vez una mirada at¨ªpica a los pasillos del poder en Bruselas.

Fotogaler¨ªa: El legado de Merkel

Recorrido visual por la trayectoria de la figura m¨¢s importante de la pol¨ªtica europea de los ¨²ltimos 15 a?os

La Alemania de Merkel tocar¨¢ previsiblemente pronto a su fin coincidiendo con el final de una era en la que el multilateralismo, la integraci¨®n europea, el euro se daban por hecho. Su salida, prevista para el oto?o de 2021, marcar¨¢ el ocaso de un tiempo pol¨ªtico que empieza a percibirse como lejano y abrir¨¢ paso a uno nuevo, plagado de interrogantes existenciales para la Uni¨®n.

Arranca a la vez, el juicio hist¨®rico sobre la figura de Merkel. Las entrevistas arrojan un retrato con bastantes luces y algunas sombras. Sus cuatro mandatos han marcado la trayectoria del Viejo Continente durante tres lustros, cuajados de debacles pol¨ªticas y econ¨®micas. La popularidad de la canciller dentro y fuera de sus fronteras contrasta con el calamitoso estado de la Uni¨®n que deja en herencia, una Uni¨®n llena de controles fronterizos, con derivas autoritarias en varias capitales y con una Uni¨®n Monetaria a¨²n incompleta.

La irrupci¨®n del coronavirus, el mayor reto desde la II Guerra Mundial, en palabras de Merkel, le ha brindado una inesperada oportunidad para reivindicarse como gran l¨ªder europea. Y su reciente entendimiento con Francia muestra que la dirigente alemana parece dispuesta a jug¨¢rsela para rematar su legado con un importante salto en la integraci¨®n europea tan importante como la emisi¨®n de deuda conjunta.

Jean-
Claude
Juncker

Ex primer ministro de Luxemburgo / Expresidente de la Comisi¨®n Europea

La historia la juzgar¨¢ como una europe¨ªsta

Juncker es uno de los l¨ªderes europeos que durante m¨¢s tiempo ha tratado a la canciller alemana. Fue testigo de la llegada al poder de Merkel y de su estreno en las cumbres europeas en 2005. Y ha presenciado en primera persona la gesti¨®n de la pol¨ªtica alemana durante las turbulencias que, en lo que va de siglo, han puesto a prueba la supervivencia de la Uni¨®n.

Los hagi¨®grafos de la canciller le atribuyen la salvaci¨®n del euro y de la unidad de Europa. Sus cr¨ªticos la acusan de haber acentuado la divisi¨®n y la desconfianza durante la crisis econ¨®mica, primero, la migratoria, despu¨¦s y ahora la del coronavirus. Su liderazgo quedar¨¢ irremediablemente ligado a una era en la que Europa ha superado crisis existenciales, pero tambi¨¦n ha sufrido la mayor recesi¨®n de la UE, el Brexit y el ascenso del populismo. Los historiadores juzgar¨¢n si Merkel fue en parte la espoleta de esos fen¨®menos o el ant¨ªdoto que los amortigu¨® y retras¨®. Sea cual sea el veredicto, las huellas de Merkel aparecen por todas partes en ese per¨ªodo cr¨ªtico de la UE.

¡°Ha sido un ancla para Europa¡±, valora el ex primer ministro de Italia, Mario Monti, que lleg¨® al cargo gracias, en gran parte a Merkel y al presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, que forzaron la dimisi¨®n de Silvio Berlusconi para intentar apaciguar la tormenta financiera que se abat¨ªa sobre Italia. El magnate italiano fue uno de los muchos primeros ministros que cayeron durante una crisis de la zona euro de la que Merkel sobrevivi¨® a duras penas. El vendaval tambi¨¦n se llev¨® por delante al espa?ol Rodr¨ªguez Zapatero, al portugu¨¦s Socrates, al griego Papandreou y hasta al propio Sarkozy.

En Europa, su fortaleza se ha sustentado en parte en la debilidad de los otros. De los franceses y de los brit¨¢nicos sumergi¨¦ndose progresivamente en su propio caos. En Alemania, hered¨® una serie de reformas de su predecesor, Gerhard Schr?der, que marcaron el inicio del declive socialdem¨®crata, pero supusieron un bal¨®n de ox¨ªgeno para la canciller. El an¨¢lisis de su legado europeo pasa por comprender hasta qu¨¦ punto Merkel ha sabido aprovechar los casi 15 a?os de prosperidad alemana para transformar Europa y garantizar su futuro.

Arancha
Gonz¨¢lez
Laya

Ministra espa?ola de Exteriores

Tiene unos principios muy serios, sobre los que no admite compromisos

Gonz¨¢lez Laya ha trabajado con Merkel en numerosos foros internacionales. De ella destaca la firmeza de sus convicciones, que ha demostrndo incluso ahora, ¡°al final de su carrera¡±; recientemente, la canciller intervino para abortar en Turingia el primer coqueteo de un ala de su partido, la CDU, con la extrema derecha de la AfD.

Gonz¨¢lez Laya cree que ¡°queda el legado de una persona europe¨ªsta convencida y una gran br¨²jula moral para Europa¡±. ¡°Y que sea Alemania es muy importante, porque es el centro de gravedad de Europa¡±, interpret¨® la ministra en los m¨¢rgenes de la conferencia de seguridad de M¨²nich, en febrero de este a?o, donde la fragilidad de Occidente y de la UE ocuparon un lugar central.

Pero cree tambi¨¦n que a la canciller ¡°le ha faltado quiz¨¢s un poco de creatividad y de audacia en momentos dif¨ªciles, por ejemplo, en la gesti¨®n de la crisis financiera a partir de 2008¡±. La crisis de la zona euro fue un momento definitorio de una canciller cuyo mandato ha combinado un ¨¦xito econ¨®mico en Alemania pr¨¢cticamente sin precedentes con una fractura social en buena parte de la Uni¨®n, sobre todo, en Grecia.

La crisis del coronavirus abre, de nuevo, numerosos interrogantes sobre el futuro de Alemania y tambi¨¦n el de la Uni¨®n. ¡°C¨®mo salga Europa de esta crisis depender¨¢, no solo, pero s¨ª en gran medida de la canciller Angela Merkel. Ella sabe que esta crisis es sist¨¦mica y que lo que est¨¢ en juego es el mercado ¨²nico europeo. Cuanto m¨¢s ambiciosa sea la respuesta europea m¨¢s r¨¢pido saldremos todos. Cuanto m¨¢s titubeemos, m¨¢s corremos el riesgo de fragmentar el mercado europeo y quedar rezagados en la creciente competici¨®n geopol¨ªtica entre China y Estados Unidos. Su posici¨®n en las pr¨®ximas semanas ser¨¢ crucial¡±, estima la ministra espa?ola.

Javier Solana, exjefe de la diplomacia europea, considera tambi¨¦n el momento actual decisivo. ¡°Alemania debe ser capaz de aceptar que [el fondo de reconstrucci¨®n] no es un regalo para los pa¨ªses pobres; es una cuesti¨®n de justicia. Me gustar¨ªa que Merkel pase a la historia habiendo dejado esa puerta abierta para Alemania y que lo haga con claridad pedag¨®gica, porque el que venga detr¨¢s, la va a cerrar¡±, interpreta Solana, ya recuperado de una grave infecci¨®n del coronavirus de la covid-19. ¡°Con su popularidad reforzada gracias a una buena gesti¨®n de la pandemia, Merkel ha decidido invertirla en un enfoque m¨¢s visionario para la UE. Hay que reconocerle el m¨¦rito, junto a Emmanuel Macron y Ursula von der Leyen, del audaz paquete de recuperaci¨®n propuesto por la Comisi¨®n¡±, opina Monti. Y a?ade: "Por primera vez, el presupuesto de la UE, gracias en particular a las contribuciones de Alemania, ser¨¢ m¨¢s parecido al presupuesto de un Estado federal, para impulsar la recuperaci¨®n y transformaci¨®n de Europa despu¨¦s de la covid-19¡±.

Merkel se convirti¨® en ciudadana de la UE poco despu¨¦s de caer el muro de Berl¨ªn en 1989. Su fe en el proyecto de integraci¨®n europea se acrecent¨® poco a poco, a base de unas cumbres en Bruselas que, contra pron¨®stico, la erigieron como la canciller de Europa. ¡°Al principio era m¨¢s reacia¡±, asegura Juncker. El luxemburgu¨¦s cree que el predecesor de Merkel, Helmut Kohl, ¡°ten¨ªa Europa en las entra?as y a veces en la cabeza; Merkel tiene Europa en la cabeza y a veces le baja a las entra?as¡±.

La transformaci¨®n personal, en todo caso, fue mete¨®rica. Su entrada en pol¨ªtica nada m¨¢s caer el Muro en noviembre de 1991, la llev¨® pronto al Bundestag y al Gobierno de Kohl, bajo cuya protecci¨®n escal¨® puestos r¨¢pidamente. Diez a?os despu¨¦s de la reunificaci¨®n, Merkel era elegida presidenta de la Uni¨®n Dem¨®crata Cristiana (CDU) y su sombra ya empezaba a proyectarse sobre la Uni¨®n.

Tanto en la oposici¨®n como una vez en el poder, Merkel ha huido de las grandes visiones a largo plazo, convencida de que el mundo cambia muy r¨¢pido y es mejor adaptarse en cada momento. No es propensa a los discursos grandilocuentes, ni insiste en las cuestiones estrat¨¦gicas macro. M¨¢s bien construye a trav¨¦s de la gesti¨®n; la pol¨ªtica de los pasos peque?os, dicen a veces de ella. ¡°El problema es que el coste pol¨ªtico a largo plazo se incrementa porque, al final, se acaba caminando en zigzag¡±, considera una fuente europea.

Su primera tarea fue sacar a la UE del marasmo institucional tras el fracaso de la Constituci¨®n, y la llev¨® a cabo sin alharacas ni aspavientos. Impuso el pragmatismo y, en coordinaci¨®n con Sarkzoy, sac¨® adelante el Tratado de Lisboa que desde 2009 rige el funcionamiento del club. ¡°Con ella se cre¨® la estabilidad. Salv¨® el tratado constitucional durante su presidencia. Es la madre de los tratados de Lisboa¡±, comparte en un caf¨¦ berlin¨¦s Elmar Brok, antiguo eurodiputado y destacado miembro de la CDU, que conoce a Merkel desde principios de los noventa. Durante todos estos a?os, se ha sentado con ella en los encuentros del Partido Popular Europeo previos a las cumbres en Bruselas.

Tras su rotundo ¨¦xito con el Tratado de Lisboa, la canciller se aventur¨® a dar un paso m¨¢s arriesgado. Merkel propuso en 2010, en un discurso en el Colegio de Europa en Brujas, adoptar el llamado ¡°m¨¦todo de la Uni¨®n¡±, es decir, traspasar el motor del club de la Comisi¨®n Europea al Consejo. La propuesta caus¨® espanto en las fuerzas m¨¢s federalistas de Bruselas. Pero lo cierto es que las cumbres trimestrales, donde negocian los jefes de Estado y de Gobierno, pasaron a ser cada vez m¨¢s frecuentes, hasta dos en una semana en momentos graves, y en todas la voz de Merkel marc¨® de manera inexorable. De facto, la canciller impuso su m¨¦todo basado en la fuerza de las capitales.

All¨ª, entre las cuatro paredes del Consejo es donde Merkel ha ejercitado un m¨¦todo que le ha reportado grandes ¨¦xitos. Porque si en la calle, con la gente de a pie, a menudo da la impresi¨®n de estar inc¨®moda, en Bruselas Merkel brilla. Es el lugar que domina como ning¨²n otro l¨ªder. Merkel viajaba (en la era precovid-19) a Bruselas para los Consejos Europeos cada vez con m¨¢s frecuencia. Otra cosa es el tiempo que tiene Bruselas en la cabeza. Cada d¨ªa es un d¨ªa europeo en Berl¨ªn. En tiempos normales, Merkel habla con colegas de la UE al menos una vez al d¨ªa, varias veces a la semana. Europa es el escenario en el que trabaja y en Bruselas se siente como en casa.

¡°Era impresionante verla trabajando en esos Consejos extenuantes, no se distrae ni un minuto¡±, recuerda Monti. ¡°Cuando la negociaci¨®n se atasca y hay un receso, Merkel se llevaba a los implicados a un rinc¨®n y all¨ª trataba de desbloquear la situaci¨®n¡±, a?ade.

Cuando viaja a Bruselas lo hace acompa?ada de un grupo reducido, en el que est¨¢ su portavoz, su asesor de pol¨ªtica exterior y el vicejefe de su gabinete. Siempre se queda en el mismo hotel. All¨ª, despu¨¦s de las interminables reuniones, hace un relato meticuloso de lo sucedido en la negociaci¨®n a los miembros de su delegaci¨®n, sea la hora que sea.

Tal vez su mayor habilidad sea estar en buenos t¨¦rminos con cada miembro del Consejo. Lleva mucho tiempo all¨ª y sabe perfectamente que cada voz, es decir, cada voto cuenta en un sistema que requiere la unanimidad. ¡°Sabe ser ambigua. Es adem¨¢s muy abierta y atenta con los Estados peque?os, algo que por ejemplo Macron no hace. Sabe que los peque?os, igual que los grandes, tienen un voto y muchos adem¨¢s dependen econ¨®micamente de Alemania. Su mundo es complejo, basado en las interdependencias¡±, comparte Stefan Kornelius, jefe de internacional del S¨¹ddeutsche Zeitung y autor de una biograf¨ªa de la canciller, Angela Merkel, la canciller y su mundo. Kornelius habla en el atrio de la Bundespressekonferenz, el edificio al que tres veces por semana acuden los portavoces del Gobierno y peri¨®dicamente ministros y la propia Merkel, a responder sin filtro a las preguntas de los periodistas.

Los que la conocen destacan un aspecto que a primera vista podr¨ªa parecer accesorio, pero que en los maratones negociadores bruselenses se convierte en decisivo en la defensa de los intereses alemanes. Dicen que Merkel tiene un aguante f¨ªsico fuera de lo com¨²n y que sabe que la propuesta buena siempre aparece al final, en mitad de la noche. Esa capacidad para negociar noches enteras ha dado sus frutos a los largo de los a?os en el Consejo Europeo, en esas cumbres que irremediablemente terminan con los rostros agotados de pol¨ªticos y periodistas en las conferencias de prensa al amanecer.

Tambi¨¦n en Berl¨ªn. Las negociaciones para formar la ¨²ltima coalici¨®n de Gobierno fueron maratonianas, con pol¨ªticos durmiendo tirados por el suelo y alertas en los m¨®viles a las cinco o las seis de la ma?ana anunciando progresos. Lo mismo sucedi¨® con la negociaci¨®n del gran paquete del clima alem¨¢n el a?o pasado. Despu¨¦s de una noche sin dormir, negociando a puerta cerrada, hubo una conferencia de prensa a media ma?ana y uno por uno, los ministros fueron desgranando el resultado. En aquella ocasi¨®n, Merkel cabece¨®, para sorna de los tabloides. Pero el paquete clim¨¢tico hab¨ªa salido adelante.

WOLFGANG
SCHA?BLE

Presidente del Bundestag / Exministro de Finanzas e Interior de Alemania

Ella jam¨¢s abandona la mesa de negociaciones

Con Sch?uble, el que fuera su ministro de Finanzas durante ocho a?os, la relaci¨®n de Merkel no siempre ha sido f¨¢cil. Especialmente durante la crisis griega, cuando las tensiones estuvieron a punto de desbordarse.

Sch?uble quiso que Grecia abandonara el euro por un tiempo. Merkel se neg¨® y Sch?uble ha confesado despu¨¦s que estuvo cerca de dimitir. Aun as¨ª, el presidente del Bundestag muestra admiraci¨®n ante el modus operandi de Merkel en Europa. ¡°Tiene una inusual capacidad para almacenar todos los hechos y las informaciones. Es extraordinariamente inteligente, tiene una incre¨ªble fuerza intelectual, tambi¨¦n f¨ªsica y ps¨ªquica. Sin olvidar que tiene una paciencia interminable¡±, explica Sch?uble, postrado en una silla de ruedas desde que un enfermo mental hace 30 a?os le disparara en un acto p¨²blico.

El an¨¢lisis casi cient¨ªfico de los argumentos y la b¨²squeda obsesiva del consenso es su manera de operar. Una figura pol¨ªtica que comparti¨® mesa de negociaci¨®n con Merkel la describe: ¡°En las reuniones, ella siempre empezaba escuchando a la otra parte, respond¨ªa y se entablaba una discusi¨®n. Al final de esa discusi¨®n preguntaba ?qu¨¦ hemos aprendido hoy? y resum¨ªa qu¨¦ hab¨ªa ocurrido en esa reuni¨®n, 1, 2 y 3¡±.

Coinciden los consultados en que antes de decidir siempre trata de analizar toda la informaci¨®n disponible. Llama a cient¨ªficos, empresarios y a las personas afectadas m¨¢s relevantes. Atribuyen a la canciller una excepcional capacidad para escuchar y tomar en cuenta los puntos de vista de todos los posibles interlocutores. Nunca son decisiones emocionales.

Esa manera de operar estuvo a punto de resultar letal durante la crisis de la zona euro. Su parsimonia y sus titubeos desesperaron a los socios europeos, en particular, los que ca¨ªan en el rescate financiero uno tras otro. Y desconcertaron a unos mercados que llegaron a apostar por la ruptura del euro a la vista del inmovilismo de la canciller.

La prudencia calculada y la pausada reflexi¨®n, en cambio, le est¨¢n resultando especialmente acertadas en la crisis del coronavirus. Es doctora en qu¨ªmica cu¨¢ntica y se maneja con facilidad entre n¨²meros y f¨®rmulas cient¨ªficas. Esta crisis est¨¢ de alguna manera hecha a su medida, a su aproximaci¨®n pragm¨¢tica y minuciosa de los problemas. De la mano de los expertos m¨¢s prestigiosos de Alemania, ha tomado decisiones que ha sabido comunicar a una poblaci¨®n que sigue confiando en ella, especialmente en momentos dif¨ªciles. El v¨ªdeo en el que Merkel explica la tasa de reproducci¨®n del virus se viraliz¨® en las redes sociales, como si se tratara de una estrella del rock and roll. Su gesti¨®n de esta crisis, ha disparado los niveles de aprobaci¨®n en su partido ¡ªronda el 40%¡ª, lo que a su vez le concede una clara holgura y ventaja a la hora de adoptar decisiones necesarias en Bruselas, pero de dif¨ªcil digesti¨®n para muchos alemanes.

¡°Analiza los asuntos con una brillantez anal¨ªtica. Es muy buena anticipando los resultados, las consecuencias de una decisi¨®n. Tiene t¨¢ctica, sabe leer la situaci¨®n y reacciona r¨¢pido¡±, opina en el caf¨¦ que frecuentan los pol¨ªticos alemanes junto a la puerta de Brandeburgo G¨¹nter Verheugen, excomisario alem¨¢n de Industria (2004-2010) y veterano de la pol¨ªtica alemana. El sensacionalista Bild recordaba hace unos a?os una frase pronunciada por la entonces Merkel joven cient¨ªfica y que constituye una defensa de la toma de decisiones sosegada frente a la impulsividad. ¡°Los hombres en el laboratorio siempre ten¨ªan puestos los dedos en todos los botones a la vez. Yo no pod¨ªa seguir el ritmo, porque estaba pensando. Y en un momento dado, aquello explotaba y el equipo se romp¨ªa¡±.

Tiene, adem¨¢s, una gran habilidad para esperar, destaca el periodista Stefan Kornelius: ¡°Sabe quedarse callada durante mucho tiempo¡±. Piensa el bi¨®grafo que esa actitud tal vez est¨¦ relacionada con su infancia. ¡°Su educaci¨®n, como hija de un pastor protestante en el este de Alemania, le ense?¨® a estar sentada en la mesa, a esperar y a ser consciente de que en cualquier momento pod¨ªan ser espiados¡±.

Pero tal vez sea su conocimiento exhaustivo de los temas lo que m¨¢s sorprenda a todo el que aterriza en el Consejo Europeo.

Mariano
Rajoy

Expresidente de Espa?a

Interven¨ªa en todos los asuntos que se planteaban en los Consejos Europeos

Con Rajoy coincidi¨® en numerosas cumbres europeas. Tambi¨¦n comparti¨® mantel en m¨¢s de una ocasi¨®n, caminaron parte del Camino de Santiago y hablaron de f¨²tbol, una pasi¨®n que les une.

Rajoy explica que la participaci¨®n de Merkel en los Consejos abarcaba ¡°cuestiones mayores, menores y tambi¨¦n las que no afectaban a Alemania. Se estudiaba todos los temas, algo que parece que va de soi, pero hay mucha gente all¨ª que, en fin, pod¨ªa dedicarle un poquito m¨¢s de tiempo a los asuntos¡±, considera. ¡°Cuando te sientas en la UE, de 28 l¨ªderes, como mucho 12 saben realmente de lo que hablan. Cuando la negociaci¨®n se complica, Macron, Rutte, Merkel y otros pocos son los que saben de qu¨¦ se est¨¢ hablando¡±, asegura una fuente europea. ¡°Escuchaba, lo cual es importante en una dirigente que toma decisiones importantes. Y tiene palabra, cumple, lo cual da mucha seguridad¡±, a?ade el expresidente del Gobierno.

Rajoy rememoraba poco antes del confinamiento, en su oficina en el barrio de Salamanca de Madrid, algunos de sus encuentros. ¡°La llev¨¦ a cenar a la zona antigua de Santiago, un rodaballo que estaba apote¨®sico¡±, recuerda el gallego con fruici¨®n. En el partido de vuelta en Meseberg (Alemania), ¡°estuvimos unas tres horitas de sobremesa y no beb¨ªamos agua¡±. La buena relaci¨®n no fue ¨®bice para el choque pol¨ªtico en un per¨ªodo tremendamente turbulento en la zona euro. Esas turbulencias han vuelto a brotar con fuerza de la mano de la covid-19 y los planes de reconstrucci¨®n econ¨®mica de la UE.

MARIO
MONTI

Ex primer ministro de Italia

Obama quer¨ªa saber c¨®mo tratar con Merkel en asuntos econ¨®micos

Cuenta Monti que una semana antes de visitar a Obama en febrero de 2012, el embajador americano en Roma le advirti¨® de que cuando fuera a la Casa Blanca, antes de entrar en los asuntos bilaterales, el presidente de Estados Unidos le preguntar¨ªa sobre la canciller alemana.

Una vez en Washington, durante el encuentro de Monti con el presidente estadounidense dedicaron 20 minutos a la cuesti¨®n alemana. ¡°Yo le expliqu¨¦ que hay que tener en cuenta que para los alemanes la econom¨ªa es una rama de la filosof¨ªa moral y que el crecimiento es una recompensa ¨¦tica por un buen comportamiento econ¨®mico, que sus asesores keynesianos no la iban a convencer defendiendo un d¨¦ficit presupuestario¡±, recuerda el exmandatario italiano en el despacho de la Universidad Bocconi, en Mil¨¢n, que preside.

Obama y Merkel aprendieron a tejer una excelente relaci¨®n. Pero el americano, seriamente preocupado por la continua inestabilidad de la zona euro, no acertaba a comprender la l¨®gica de la canciller en un momento en que el euro pod¨ªa saltar por los aires. Buena parte de Europa consideraba que su interpretaci¨®n del problema como una pelea entre virtuosos cumplidores (acreedores) y derrochadores (deudores) hab¨ªa contribuido a agravar la ca¨ªda de la zona euro en el ¨²ltimo continente en salir de la Gran Recesi¨®n. En su pa¨ªs sin embargo, arreciaba la presi¨®n y le llov¨ªan las cr¨ªticas por considerarla demasiado generosa con los socios europeos.

Monti y Rajoy infligieron a Merkel su primera derrota en el Consejo Europeo, donde ella impon¨ªa unas recetas para salir de la crisis, basadas en la austeridad y las reformas estructurales. ¡°En Italia, en una semana hab¨ªamos hecho una reforma del sistema de pensiones como la que ahora trae de cabeza a Macron. Pero, ?c¨®mo va a confiar la gente si la prima de riesgo no se reduc¨ªa?¡±, recuerda Monti. Y Rajoy a?ade que ¡°Espa?a hab¨ªa hecho reformas muy importantes y la prima de riesgo segu¨ªa subiendo. Llegamos a la conclusi¨®n de que no era tanto un problema de Espa?a como de toda la UE. Hubo un momento en el que Europa tambi¨¦n estuvo en riesgo¡±.

Ambos se plantaron en la cumbre europea de junio de 2012. Un jueves a las cinco de la tarde se convoc¨® el Consejo Europeo. Los mercados esperaban atentos. A las 19.00, cuando se daba por concluido el Consejo, salt¨® la liebre. ¡°Lo siento, Italia veta este pacto de crecimiento. Estamos totalmente de acuerdo con el contenido, pero no ser¨¢ percibido como un mensaje importante si no podemos solucionar el tema de la gobernanza de la eurozona¡±, asegura Monti que dijo entre esas cuatro paredes. Rajoy reclama que fue ¨¦l el que habl¨® primero para decir que no habr¨ªa acuerdo si no se ten¨ªa en cuenta a los pa¨ªses del sur. ¡°Merkel sali¨® como una fiera, pero en vez de arrearme a m¨ª, le arre¨® a Monti¡±, recuerda el espa?ol.

Autor¨ªas aparte, lo cierto es que Italia y Espa?a exigieron que la cumbre de la zona euro enviase un mensaje claro a los mercados de que el Banco Central Europeo (BCE) intervendr¨ªa en defensa de la moneda com¨²n. La victoria en realidad, no fue tan rotunda porque la recapitalizaci¨®n directa de los bancos nunca lleg¨® a aprobarse y la uni¨®n bancaria tampoco ha llegado a concretarse.

Aquella noche, al filo de las cuatro de la madrugada, Merkel cedi¨®. ¡°Estaba muy afectada, era su primera derrota¡±, recuerda una fuente europea. La reuni¨®n coincidi¨® con un partido de la Eurocopa de f¨²tbol entre Alemania e Italia en el que los del sur tambi¨¦n se impusieron. Y Monti ech¨® a¨²n m¨¢s sal a la herida, al romper el compromiso de guardar silencio hasta la ma?ana siguiente y anunciar a bombo y platillo que Italia se hab¨ªa librado de la troika y que la crisis del euro entraba en v¨ªas de soluci¨®n.

Merkel, despu¨¦s de apenas descansar dos o tres horas en el hotel, se desayun¨® con los titulares de la prensa anunciando la doble y humillante derrota: en el f¨²tbol y en la cumbre europea. ¡°No estaba solo sorprendida, estaba muy, muy enfadada¡±, rememora Juncker. ¡°A partir de entonces, nunca sali¨® de una cumbre sin dar inmediatamente su versi¨®n a la prensa¡±. Aquella cumbre marc¨® un punto de inflexi¨®n en la crisis del euro y en la trayectoria de Merkel. Poco despu¨¦s, el presidente del BCE, Mario Draghi, pronunciaba su famoso conjuro -whatever it takes- y los mercados retiraban asustados sus apuestas sobre la ruptura del euro.

HELLE
THORNING-
SCHMIDT

Ex primera ministra de Dinamarca

Alemania deber¨ªa haber aplicado m¨¢s pol¨ªticas de crecimiento, no solo austeridad

La socialdem¨®crata comparti¨® con Merkel los peores momentos de la recesi¨®n, y atribuye al conservadurismo alem¨¢n secuelas que hoy perduran: ¡°Por eso todav¨ªa no nos hemos liberado completamente de aquella crisis¡±. Sin embargo, reconoce el gran trabajo de la canciller para evitar el desastre.

¡°El camino que abrimos en esos meses y a?os, dise?ando nuevos mecanismos para salvar el euro, fue en muy buena medida obra de Merkel¡±, reconoce Thorning-Schmidt, presidenta semestral de la UE en la primera mitad de 2012.

Pero la gesti¨®n de la crisis revel¨® uno de los peligros del m¨¦todo pol¨ªtico de Merkel, basado en atar todos los cabos, durante semanas o meses si hace falta, antes de adoptar una decisi¨®n. ¡°Ella es de ciencias y piensa las cosas empezando por el final, por el punto de llegada¡±, describe Juncker, que como presidente del Eurogrupo, primero, y de la Comisi¨®n, despu¨¦s, sufri¨® el permanente Nein de Berl¨ªn a las propuestas m¨¢s ambiciosas. ¡°Dud¨® y no se atrevi¨® a decirles a sus votantes que hab¨ªa llegado el momento de que Alemania ejerciera un liderazgo en Europa. En su lugar, pospuso una soluci¨®n a la crisis griega que acab¨® por contagiar a toda Europa¡±, considera Gonz¨¢lez Laya.

¡°En Alemania no lo ten¨ªa f¨¢cil, estaba siendo criticada incluso por su propio partido por mantener a Grecia dentro del euro¡±, asegura Brok. Recuerda este veterano de los pasillos de Bruselas que durante una de las muchas broncas con el grupo parlamentario de la CDU en el Bundestag, Merkel les advirti¨®: ¡°Nunca voy a dar la espalda a Europa incluso si tengo que votar en contra de mi partido y al lado del SPD [socialdem¨®cratas]¡±.

El presidente franc¨¦s, Fran?ois Hollande, recuerda que en el verano de 2015, con todos los puentes rotos entre Bruselas y el Gobierno griego de Alexis Tsipras y Yanis Varoufakis, Merkel sopes¨® la expulsi¨®n de Grecia de la zona euro. ¡°Por primera vez, me dijo que era nuestro deber trabajar sobre un escenario de salida de la zona euro¡±, afirma Hollande en su obra Les le?ons du pouvoir (las lecciones del poder). Su entonces ministro de Finanzas, Scha¨¹ble, firme defensor del Grexit, la animaba a dar el tremendo paso. Pero Merkel no salt¨®. Evit¨® la tragedia del Grexit, que hubiera supuesto el mayor pasivo del legado de su mandato.

La crisis del euro pas¨® factura a todos. Tambi¨¦n a Merkel, que lleg¨® a su tercera legislatura (2013-2017) con la autoridad intacta, pero el prestigio cuestionado dentro y fuera de su pa¨ªs. En Berl¨ªn comenzaron a surgir voces a favor de empezar a preparar el relevo. En Bruselas, el hartazgo por la austeridad y los corralitos (en Grecia y Chipre) era evidente y tanto el FMI como el BCE empezaban a distanciarse de las recetas de la troika.

Pero la canciller hizo una vez m¨¢s alarde de unas de sus dos principales caracter¨ªsticas: la resistencia y la paciencia a la hora de tomar decisiones. Mientras otros empezaban a darla por amortizada, ella se dispon¨ªa a atravesar otro lustro como m¨¢xima referencia de un Consejo Europeo donde hab¨ªa pasado de l¨ªder reci¨¦n llegada a ser la m¨¢s veterana tras la criba de la crisis.

En diciembre de 2005 desembarc¨® en el Consejo Europeo, un foro de l¨ªderes en el que, desde su fundaci¨®n en 1974, solo hab¨ªa contado con un pu?ado de mujeres, con Margaret Thatcher como la m¨¢s destacada. Merkel, que huye de cualquier etiqueta, tampoco se define como feminista. Sin embargo, en los ¨²ltimos tiempos ha exhibido en varias ocasiones una mayor conciencia de g¨¦nero. La danesa Thorning-Schmidt, una de las l¨ªderes que se ha sentado en el Consejo durante la era Merkel, cree que entre ellas ¡°hab¨ªa un cierto v¨ªnculo¡± porque las dos eran mujeres. La ex primera ministra danesa recuerda un encuentro con Merkel en el aseo de mujeres del edificio Justus Lipsius (sede del Consejo en Bruselas) durante una de tantas cumbres. ¡°Est¨¢bamos lav¨¢ndonos las manos juntas y a la vez discutiendo el presupuesto europeo. Al salir nos re¨ªamos comentando que ¡®ahora las negociaciones se han trasladado al ba?o de mujeres¡±.

Gonz¨¢lez Laya cree que, ¡°aunque Merkel no quiera insistir en ello, quiz¨¢ haya un componente femenino en su forma de hacer pol¨ªtica, un poder que no se ejerce con gritos ni expresiones altisonantes, sino con el intelecto y la escucha¡±. Lo explicaba la propia canciller el a?o pasado en una entrevista at¨ªpica con Die Zeit: ¡°La voz de una mujer no es tan fuerte ni tan grave como la de un hombre. Para una mujer, irradiar autoridad es algo que hay que aprender¡±.

Otro de sus puntos fuertes es, sin duda, el ya c¨¦lebre tefl¨®n. Ese impermeable grueso e invisible, casi inhumano, que hace que le resbale todo lo susceptible de ser tomado como algo personal y con capacidad de distraer en la toma de decisiones. ¡°Tiene la piel dura y no deja que las cosas le afecten personalmente¡±, asegura una persona que la conoce. Thorning-Schmidt recuerda los a?os de la crisis del euro en los que hab¨ªa manifestaciones en las que se quemaban fotos de la canciller alemana en las calles griegas. ¡°Le expliqu¨¦ a Merkel que mi hija de 13 a?os, al ver c¨®mo la atacaban, estaba en shock. Pude ver c¨®mo le afect¨® a Merkel, pero tambi¨¦n sent¨ª que la ¨²nica manera para ella de poder tomar decisiones dif¨ªciles era manteniendo la distancia de las cr¨ªticas a su persona y vi¨¦ndolo como una cr¨ªtica a su figura p¨²blica¡±.

El reconocido instinto y el olfato que le han permitido sobrevivir en medio del vendaval pol¨ªtico, que se ha llevado a tantos de sus hom¨®logos, le fall¨® en 2015, tal vez en la ¨²nica ocasi¨®n que abord¨® un tema europeo con la pasi¨®n de las entra?as y dejando aparte el fr¨ªo c¨¢lculo cerebral.

Aquel final del verano marc¨® la carrera de la canciller. Las im¨¢genes de miles de refugiados agolpados en la estaci¨®n de trenes de Budapest y embarcados a pie en la ¡°marcha de la esperanza¡± rumbo a Alemania obligaron a Berl¨ªn a adoptar una decisi¨®n trascendental para evitar una tragedia humanitaria a¨²n mayor. El Reglamento de Dubl¨ªn obliga al pa¨ªs por el que los demandantes de asilo han entrado a la UE a tramitar el asilo, pero Hungr¨ªa no quer¨ªa saber nada de ellos y flet¨® autobuses para llevarlos hasta la frontera austriaca. Los huidos de la guerra solo ten¨ªan un destino en la cabeza: ¡°Germany, Germany, yala, yala [Alemania, vamos]¡±, gritaban.

Merkel opt¨® por no cerrar las puertas y m¨¢s de un mill¨®n de refugiados recal¨® ese a?o en Alemania, gracias a una decisi¨®n muy criticada en algunos sectores de su pa¨ªs y de su partido, pero que la canciller a¨²n hoy defiende. ¡°Wir schaffen das¡± (lo conseguiremos), proclam¨® Merkel. La alentadora frase y las fotos pretend¨ªan ser un s¨ªmbolo de la generosidad y la apertura de Alemania en medio de la enorme oleada de refugiados procedentes de Siria que hab¨ªa desbordado a socios europeos como Grecia, Austria o Hungr¨ªa. En las estaciones de tren, los alemanes corrieron a dar la bienvenida a los reci¨¦n llegados con globos y peluches para los peque?os.

La llamada ¡°cultura de bienvenida¡± de los que al principio aplaudieron en los andenes a los reci¨¦n llegados se fue eclipsando, al tiempo que fue ganando terreno el discurso xen¨®fobo. Merkel no pod¨ªa imaginar que la pol¨ªtica de puertas temporalmente abierta estar¨ªa a punto de acabar con su carrera pol¨ªtica y contribuir¨ªa a que la extrema derecha engordara hasta entrar en el Parlamento alem¨¢n con 92 diputados.

Mucho se ha especulado sobre la verdadera motivaci¨®n de aquella decisi¨®n que transform¨® Alemania y Europa para siempre. De si Merkel actu¨® como siempre, movida por la raz¨®n, o por el coraz¨®n. Pero lo cierto es que por primera vez, Merkel se tambale¨®. En Europa, la fractura sigue viva.

En Bruselas y en algunas capitales europeas la decisi¨®n de Merkel fue interpretada como un peligroso efecto llamada por muchos de sus, hasta entonces, aliados.

Donald
Tusk

Ex primer ministro de Polionia /
Expresidente del Consejo Europeo

Me dijo que la oleada de refugiados era demasiado grande para frenarla

Tusk, que hab¨ªa llegado a la presidencia del Consejo Europeo en gran parte gracias al apoyo de Merkel, tuvo el primer gran encontronazo con ella a ra¨ªz de este lance, se?alaba en una entrevista reciente en Bruselas

Donald Tusk, que hab¨ªa llegado a la presidencia del Consejo Europeo en gran parte gracias a su apoyo, tuvo el primer gran encontronazo a ra¨ªz de este lance. ¡°Me dijo que la oleada de refugiados era demasiado grande para frenarla; yo le dije que todo lo contrario: era demasiado grande como para no frenarla¡±, se?al¨® en una entrevista el pasado diciembre en Bruselas. Quien la conoce asegura que esta pol¨ªtica, que pas¨® su ni?ez y juventud detr¨¢s del tel¨®n de acero, se ha prometido a s¨ª misma, luchar para que no se levanten m¨¢s muros.

¡°Alemania actu¨® de manera responsable porque la situaci¨®n pod¨ªa estallar en varios pa¨ªses¡±, opina el exeurodiputado de la CDU Elmar Brok. ¡°No quer¨ªa ver a las madres con sus hijas a la intemperie. Puede que sea su compasi¨®n. Esa gente ya estaba en Europa. S¨ª, luego vinieron m¨¢s, pero muchos menos de los que ha acogido por ejemplo Turqu¨ªa¡±. Juncker tambi¨¦n considera injusto el linchamiento al que fue sometida Merkel dentro, sobre todo, de sus propias filas del Partido Popular Europeo.

La avalancha de cr¨ªticas arreci¨® a medida que el flujo de refugiados aumentaba. Thorning-Schmidt cree que ¡°fue un error dar la bienvenida a los refugiados sin haberse coordinado previamente con el resto de socios europeos¡±. El excomisario G¨¹nter Verheugen, socialista, es m¨¢s duro a¨²n con la decisi¨®n de Merkel. ¡°Alemania no pod¨ªa decidir por s¨ª sola, Merkel rompi¨® las reglas. No trat¨® de buscar una decisi¨®n com¨²n y nadie entendi¨® lo que hizo. Al final, acab¨® dando munici¨®n a los brexiteros de Nigel Farage y aliment¨® Alternativa para Alemania (AfD), que hab¨ªa nacido para atacar el euro y se reconvirti¨® en partido antiinmigraci¨®n¡±.

En Alemania, el ala derecha de su partido a¨²n no le ha perdonado aquella decisi¨®n, que considera que ha abierto un espacio excesivo a la derecha del partido y ha dado alas a la ultraderecha. Tampoco la prensa conservadora y sensacionalista que arrecia desde entonces. ¡°Me reun¨ª varias veces con ella y hablamos a menudo por tel¨¦fono en aquellos meses de 2015. Y se sent¨ªa herida por el injusto proceso al que fue sometida¡±, relata el entonces presidente de la Comisi¨®n. ¡°La prensa de derechas y algunos partidos¡±, a?ade Juncker, ¡°hicieron creer a la opini¨®n p¨²blica que Merkel abri¨® las puertas de par en par, cuando lo ¨²nico que hizo fue no cerrarlas para evitar un drama humanitario¡±. La canciller alemana sali¨® muy debilitada de aquel episodio en el que invirti¨® buena parte de su capital pol¨ªtico.

La debilidad y la avalancha de voces de quienes empezaron a considerarla poco m¨¢s que un pato cojo se escuchan ahora con sordina. El monumental reto del coronavirus ha vuelto situar a la canciller en primera l¨ªnea de la pol¨ªtica alemana y europea. El virus ha puesto a prueba como nunca antes la cohesi¨®n de la UE. Ha reflotado tensiones y agravios mal digeridos durante d¨¦cadas, con un vigor preocupante. La decisi¨®n alemana al principio de la crisis, y luego revertida, de no exportar material sanitario levant¨® sarpullidos en los pa¨ªses que contaban sus muertos por millares.

La fisura entre el norte adinerado y el sur mortalmente golpeado por el virus y necesitado de financiaci¨®n europea, amenaza derribo. Merkel ha comprendido que esta crisis es mucho m¨¢s que un revival de la del euro y que a diferencia de aquella esta es sim¨¦trica, es decir, ataca a todos los pa¨ªses por igual al margen de sus virtudes fiscales. Pero a la vez, la canciller se ha mostrado inflexible a la hora de ceder en un l¨ªnea roja, labrada a golpe de historia y de portadas de tabloides en la psique alemana: la mutualizaci¨®n de la deuda que el sur exige.

¡°Merkel tiene claro que Europa conjuntamente debe financiar la reconstrucci¨®n, que no es un problema nacional y que Alemania tiene que pagar m¨¢s que otros y este es un riesgo pol¨ªtico interno que deber¨¢ asumir¡±, estima Kornelius. Pero a la vez, contin¨²a, "Merkel no traspasar¨¢ los l¨ªmites alemanes porque no podemos mutualizar la deuda, en el sentido que lo proh¨ªbe nuestra Constituci¨®n y, si lo aceptara, provocar¨ªa un gran problema en pol¨ªtica interna¡±.

Coincide excomisario de Industria Verheugen. ¡°Se la considera responsable, especialmente en el sur, de la resistencia a los coronabonos, pero no es justo porque requerir¨ªa un cambio de la Constituci¨®n e incluso un refer¨¦ndum¡±, argumenta Verheugen, quien muestra una ¡°profunda preocupaci¨®n" por el futuro de la Uni¨®n. ¡°Nos enfrentamos al mayor shock externo imaginable y necesitar¨ªamos un liderazgo decisivo y un compromiso firme de solidaridad europea, pero no lo tenemos¡±, se lamenta.

El impulso franco-alem¨¢n de esta semana, por el que Berl¨ªn y Par¨ªs proponen crear un fondo de subsidios de 500.000 millones de euros, pero con el que sobre todo abren la puerta a la financiaci¨®n con deuda europea, supone un hito hist¨®rico, que a¨²n debe hacerse realidad. Los m¨¢s optimistas creen que Merkel y Macron han puesto la semilla de los futuros eurobonos, pero la canciller alemana ya ha demostrado otras veces que sus pasos son muy medidos y ha dejado claro que se trata de una soluci¨®n ad hoc para esta crisis.

En cualquier caso, es pronto. Queda todav¨ªa mucha crisis de covid-19 por delante. La buena gesti¨®n resultar¨¢ m¨¢s imprescindible que nunca en este momento hist¨®rico, en el que Europa se juega su futuro y Merkel su legado.

Numerosos rivales, comenzando por el antiguo canciller socialista, Gerhard Schr?der, han minusvalorado y ninguneado a lo largo de los a?os a la canciller, sin percatarse de su tenacidad y perseverancia. Merkel, una pol¨ªtica que acostumbra a sobrevivir a sus obituarios pol¨ªticos, ha aguantado durante cuatro legislaturas al frente de Alemania, mientras que en Francia por el camino se han quedado tres presidentes: Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy y Fran?ois Hollande. Con ninguno lleg¨® a entenderse de verdad y la falta de sinton¨ªa entre Par¨ªs y Berl¨ªn durante los ¨²ltimos 15 a?os ha impedido grandes avances en una Uni¨®n que, durante la era Merkel, se ha limitado a achicar agua para evitar el naufragio total.

La llegada de Macron anunci¨® inicialmente aire fresco para el eje franco-alem¨¢n, pero el impetuoso franc¨¦s se encontr¨® con una Merkel debilitada, pendiente de formar un Gobierno que tard¨® casi seis meses en consolidarse y que naci¨® falto de tracci¨®n y siempre pendiente de la fr¨¢gil salud de la gran coalici¨®n y de las citas electorales en los L?nder. Cuando no era Renania del Norte-Westfalia era Hesse y despu¨¦s Turingia.

javier
Solana

Ex secretario general de la OTAN /
Exjefe de la diplomacia europea

Las relaciones con Francia son maravillosas y se dan besos, pero no son f¨¢ciles

Javier Solana trabaj¨® durante a?os en Bruselas codo con codo con Merkel, con quien comparte formaci¨®n: estudios de F¨ªsica y Qu¨ªmica. Explica que la convivencia entre Alemania y Francia, con sus altos y sus bajos, es fundamental para entender el legado de la canciller.

¡°Ella cree que el pacto franco-alem¨¢n es fundamental para la UE, pero no acaba de entender el modelo franc¨¦s. No acaba de entender por qu¨¦ Francia no se reforma¡±, asegura Solana en su despacho de Esade-Geo en Madrid. Entre los dos pa¨ªses, ¡°los grandes choques fueron econ¨®micos¡±, a?ade.

A las diferencias con Par¨ªs se unieron los malentendidos con Londres. El primer ministro brit¨¢nico David Cameron nunca supo interpretar correctamente las se?ales que le llegaban de Berl¨ªn y en m¨¢s de una ocasi¨®n intent¨® aprovechar la afinidad de Alemania con el Reino Unido para chantajear a la UE v¨ªa Berl¨ªn. Merkel rechaz¨® m¨¢s de una vez esas tentativas, como cuando Cameron intent¨® un trato especial para la City londinense como centro financiero al margen de las normas de la zona euro.

La UE de Merkel s¨ª que cedi¨® parcialmente al deseo de Cameron de poder discriminar temporalmente a los trabajadores comunitarios desplazados a Reino Unido. Una concesi¨®n que pretend¨ªa ayudar al primer ministro a ganar el refer¨¦ndum sobre la salida del club. Pero el plan no funcion¨®. Y el 23 de junio de 2016 la victoria del Brexit conden¨® a la UE a la primera amputaci¨®n de su historia. El voto provoc¨® un electrochoque en todas las capitales europeas. La prioridad de Bruselas y de Berl¨ªn pas¨® a ser que el Brexit no se convirtiera en el principio del fin de la UE. ¡°Merkel estaba muy preocupada por la sucesivas crisis. Y, sobre todo, despu¨¦s del Brexit, su m¨¢xima prioridad fue mantener la unidad de la Uni¨®n¡±, recuerda Juncker. ¡°Ella se convirti¨® en una especie de garant¨ªa europea frente a todas las crisis¡±, a?ade el luxemburgu¨¦s.

La sucesora de Cameron, Theresa May, mantendr¨ªa la misma estrategia del divide y vencer¨¢s, buscando en Berl¨ªn la cu?a con la que sajar la UE. Tambi¨¦n sin ¨¦xito. Merkel se mantuvo durante toda la negociaci¨®n del Brexit fiel al equipo europeo, liderado por Michel Barnier, a pesar de que en ciertos momentos sufri¨® la presi¨®n de la industria alemana para acomodar algunas de las exigencias de Londres.

El otro desaf¨ªo may¨²sculo a la cohesi¨®n de la Uni¨®n lleg¨® desde el este, desde un territorio te¨®ricamente tan familiar para la canciller como Mosc¨². ¡°Merkel no es prorrusa, pero tampoco puede ser antirrusa¡±, explica Solana, que recuerda la frecuencia con que trat¨® con la canciller las crisis de Rusia o Ir¨¢n. ¡°Ella sabe que la geograf¨ªa es la que es y que Rusia est¨¢ ah¨ª: y conf¨ªa en llegar a acuerdos favorables para las dos partes¡±, se?ala el espa?ol, antiguo responsable de la diplomacia comunitaria. Solana recuerda que los grandes roces con Mosc¨² se produjeron en Ucrania. ¡°En 2004 se resolvieron bien. En 2014, no tan bien¡±, a?ade.

El l¨ªder ruso, Vladimir Putin, puso en marcha una guerra h¨ªbrida que desestabiliz¨® Ucrania en un momento en que ese pa¨ªs se acercaba a la UE y a la OTAN. El conflicto se sald¨® con la anexi¨®n rusa de Crimea, la primera ocupaci¨®n territorial dentro de Europa desde el final de la II Guerra Mundial. Los equilibrios de Merkel con Putin entraban en aguas turbulentas.

Una vez m¨¢s, la canciller dio prioridad a la unidad de la UE y secund¨® las sanciones contra Rusia, renovadas una vez tras otra desde entonces. Aun as¨ª, Merkel ha procurado no romper lazos con el Kremlin. Ella sigue enviando a Putin cada a?o unas cajas de cerveza alemana como regalo (Radeberger) y recibe de vuelta pescado ahumado ruso. Y a pesar de las cr¨ªticas europeas y estadounidenses, Berl¨ªn ha mantenido la construcci¨®n del segundo gasoducto por el B¨¢ltico (Nordstream 2) para garantizar el suministro de gas ruso en Alemania sin pasar por zonas intermedias como Ucrania.

En los ¨²ltimos tiempos, la tensi¨®n con Rusia no ha dejado de aumentar. Recientemente, en el Parlamento, Merkel calific¨® de ¡°esc¨¢ndalo¡± las revelaciones de que un esp¨ªa ruso estar¨ªa detr¨¢s del hackeo al Bundestag en 2015. La canciller asegur¨® que trabaja ¡°a diario para tener una mejor relaci¨®n con Rusia¡±, pero consider¨® que episodios como el de 2015 ¡°no lo ponen f¨¢cil¡±.

Su relaci¨®n con los pa¨ªses del Este de Europa ha estado marcada por una experiencia vital que no es la ordinaria de un pol¨ªtico occidental. Merkel lleg¨® tarde a la UE, una vez derribado el muro de Berl¨ªn. Naci¨® en Hamburgo hace 65 a?os, pero se crio en Alemania del Este, despu¨¦s de que su padre, un pastor protestante, emigrara en misi¨®n evangelizadora. El traslado le permiti¨® aprender ruso y estudi¨® ciencias en la universidad. Pas¨® los primeros 35 a?os de su vida tras el tel¨®n de acero, mirando al Este. Ven¨ªa de otro mundo.

Por eso, cuando Merkel viaja a Bulgaria, conoce las estaciones de tren y los barrios, y sabe d¨®nde hay osos en las monta?as. Y por eso, Merkel nunca cuestionar¨ªa el destino europeo de pa¨ªses como Hungr¨ªa, porque esa es la Europa que conoci¨® hasta el 89. Para Merkel siguen siendo muy importantes los pa¨ªses del Este, con quienes mantiene intensos contactos, as¨ª como con los Balcanes. Tambi¨¦n porque piensa en la UE como una fuerza pacificadora, capaz de resolver conflictos. Berl¨ªn siempre estuvo muy a favor de la ampliaci¨®n y sinti¨® que Europa se completaba. La crisis de los refugiados abri¨® sin embargo una profunda brecha entre Berl¨ªn y los pa¨ªses de Europa oriental, que dif¨ªcilmente podr¨¢ cerrarla Merkel, una pol¨ªtica demasiado marcada en las capitales de estos pa¨ªses.

Su perfil at¨ªpico hace que en el fondo, el club de hombres del oeste de Europa y tambi¨¦n de Alemania no haya acabado de considerarla uno de los suyos. Lo explica en un caf¨¦ de la capital alemana el excomisario G¨¹nter Verhuegen: ¡°Para la gente que vivimos la posguerra, gente como Kohl, por ejemplo, las relaciones con Francia son una condici¨®n sine qua non, es algo enraizado en la historia, es algo muy emocional para los que sabemos lo que es un pa¨ªs destrozado por la guerra. Ella es m¨¢s joven y del este de Alemania. No tiene esa experiencia emocional con la Uni¨®n Europea. Ella tiene una visi¨®n muy t¨¦cnica de la UE¡±.

Solana trabaj¨® con ella en numerosas ocasiones y fue el encargado de pronunciar la laudatio cuando Merkel recibi¨® en 2008 el t¨ªtulo de doctora honoris causa en Leipzig y tuvo adem¨¢s ocasi¨®n de comer despu¨¦s con ella y con su familia. El exjefe de la diplomacia europea no duda de que ¡°ella cree en la UE y le preocupa el bienestar social, es una cristianodem¨®crata cl¨¢sica a lo Lubbers [Ruud]. Es m¨¢s social que alg¨²n socialdem¨®crata. Es muy muy austera en todo. En el vivir, en la palabra. Quiere hacer cosas por la sociedad¡±. Durante sus cuatro mandatos, Alemania ha profesionalizado el Ej¨¦rcito, aprobado el salario m¨ªnimo y decretado el cierre de las nucleares, adem¨¢s de permitir al entrada de m¨¢s de un mill¨®n de refugiados.

Juncker, que la trat¨® al poco de que entrara en pol¨ªtica despu¨¦s de la reunificaci¨®n de Alemania (1990), no cree sin embargo que esa trayectoria personal haya sido clave en su papel posterior como canciller. ¡°Es verdad que la biograf¨ªa de un l¨ªder es importante y que ella ven¨ªa de Alemania oriental y no ten¨ªa experiencia en la pol¨ªtica occidental, pero aprendi¨® muy r¨¢pido¡±, recuerda el ex primer ministro de Luxemburgo.

Lo cierto es que la UE que Merkel dejar¨¢ se parece bien poco a la que vio llegar a la joven cient¨ªfica, por aquel entonces ministra de Medio Ambiente del Gobierno de Kohl. El mundo y la UE han cambiado mucho y muy r¨¢pido. Merkel tambi¨¦n. A la canciller le preocupa el futuro. Teme que los valores y consensos labrados con mimo durante d¨¦cadas en Europa y en la comunidad internacional acaben derribados a manos de la ofensiva neopopulista y nacionalista. Lo dijo el a?o pasado en su discurso en la Universidad de Harvard: ¡°La democracia no es algo que podamos dar por hecho, tampoco la paz ni la prosperidad¡±.