Machismo corporativo: fin de partida
El esc¨¢ndalo del gigante de videojuegos Activision delata la fuerte cultura sexista en las grandes empresas
La reciente denuncia por discriminaci¨®n sexual del Gobierno de California contra el gigante de videojuegos Activision Blizzard ha mostrado de manera descarnada la cara m¨¢s extrema de la cultura machista en las grandes empresas. El esc¨¢ndalo supone un verdadero momento Me Too, un parteaguas contra el sexismo para una industria con medio siglo de historia que, si bien hoy tiene en las mujeres y ni?as a la mitad de sus clientes, sigue en buena medida lastrada por una tradici¨®n de productos creados por y para hombres j¨®venes, que forman una comunidad en la que se refuerzan los estereotipos y actitudes de machismo agresivo, a veces casi matonil. El asunto trasciende adem¨¢s a Estados Unidos y los videojuegos. La denuncia act¨²a, en el fondo, como un manual de instrucciones para combatir la cultura machista, arraigada a menudo en las grandes empresas.
Fundado hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas, Activision Blizzard es uno de los estudios de videojuegos m¨¢s grandes del mundo y responsable de ¨¦xitos como Call of Duty o World of Warcraft. Unos 100 millones de clientes juegan con sus productos. En cada industria son estos titanes los que deber¨ªan liderar los cambios. Sin embargo, a diferencia de una base de clientes muy diversa, solo el 20% de sus 9.500 trabajadores son mujeres. La direcci¨®n la componen exclusivamente hombres blancos. Es un ejemplo del caldo de cultivo para una cultura de empresa en la que el machismo trivial solo resulta ofensivo para quienes lo sufren. Las pol¨ªticas de paridad son imprescindibles para introducir voces femeninas que rompan la espiral de retroalimentaci¨®n del machismo corporativo.
En el caso de Blizzard, el relato legal describe una toxicidad angustiosa para las mujeres. Compa?eros borrachos que acosaban sexualmente a sus compa?eras, observaciones sobre los cuerpos de ellas, bromas sobre violaciones... La cara m¨¢s dram¨¢tica es el suicidio de una empleada tras ser humillada en un viaje de empresa. Todo, dentro de una cultura masculina que, abierta y sistem¨¢ticamente, dejaba de lado a las mujeres en cuanto a ascensos y sueldo. La empresa ignor¨® las quejas formales e incluso represali¨® a quienes denunciaban. Algunos ver¨¢n aqu¨ª la descripci¨®n de un ambiente de trabajo normal, pero eso es lo que hay que cambiar. No es normal; es injusto, y debe ser denunciable y punible.
El esc¨¢ndalo de Activision Blizzard supone un paso m¨¢s all¨¢ en el movimiento de denuncia del sexismo que empez¨® en Hollywood hace cuatro a?os. Los videojuegos, como el cine y la m¨²sica, crean la cultura con la que crecen no solo adolescentes habitualmente estigmatizados, sino tambi¨¦n adultos. Pero m¨¢s all¨¢ de esa industria, este caso sirve como paradigma de hasta d¨®nde puede llegar el matonismo machista en la empresa si no hay fuerzas legales que lo corrijan.
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