Causas y responsabilidades en el colapso del mar Menor
Tanto el gobierno de Murcia como el central han estado durante demasiados a?os excesivamente cerca de los intereses de un sector agrario insaciable, expansivo e insostenible
El pasado 16 de agosto aparecieron los primeros peces muertos a orillas del mar Menor. Durante estos diez d¨ªas la gravedad de este nuevo episodio de mortandad masiva (el tercero tras los de 2016 y 2019) ha ido en aumento. La laguna costera m¨¢s grande del Mediterr¨¢neo Occidental, hasta 2015 una maravilla de aguas cristalinas, praderas sumergidas y caballitos de mar, se ha transformado en un sistema eutr¨®fico y degradado. La causa est¨¢ clara: la elevada entrada de nutrientes (nitr¨®geno y f¨®sforo) procedentes sobre todo de los fertilizantes de las 60.000 hect¨¢reas de regad¨ªos intensivos del Campo de Cartagena (de las que al menos 8.400 hect¨¢reas son ilegales seg¨²n la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Segura), pero tambi¨¦n de cientos de instalaciones de porcino.
Hasta 2015 el mar Menor mostr¨® una gran capacidad para absorber estos nutrientes, pero dicha capacidad fue finalmente superada, desencadenando un efecto en cascada en el que el crecimiento masivo del fitoplancton impidi¨® la entrada de luz a los fondos, dando lugar a la muerte de las praderas sumergidas, al agotamiento del ox¨ªgeno y a la muerte de m¨²ltiples organismos, diezmando especies protegidas, algunas en peligro de extinci¨®n como el caballito de mar. El mar Menor es ahora enormemente vulnerable, de forma que cualquier factor que hasta hace pocos a?os no supon¨ªa un problema (una lluvia intensa, las habituales temperaturas veraniegas, un cambio en los vientos), ahora puede desencadenar un nuevo episodio de mortandad masiva.
Pero como toda cat¨¢strofe ecol¨®gica, sus impactos no son s¨®lo ambientales: en un perfecto efecto domin¨®, ha desaparecido la calidad para el ba?o y el atractivo tur¨ªstico, lo que a su vez ha reducido la actividad de la hosteler¨ªa, la actividad tur¨ªstica y comercial y el valor de las viviendas. Es un desastre econ¨®mico descomunal. Tampoco se ha librado el sector pesquero vinculado a la laguna, que con el episodio de mortandad masiva de 2019 estuvo varios meses sin faenar y vio como desaparec¨ªa el gran prestigio que hasta ese momento ten¨ªa el pescado del mar Menor. A los impactos econ¨®micos hay que a?adir tambi¨¦n los sociales y emocionales derivados de la reducci¨®n de la calidad de vida y de la p¨¦rdida de un elemento esencial para la identidad del territorio y para las poblaciones del mar Menor.
No estamos ante un desastre natural, sino ante una cat¨¢strofe cocinada a fuego lento durante m¨¢s de dos d¨¦cadas. Es responsable el sector agrario del Campo de Cartagena, origen de las enormes cantidades de nutrientes que alcanzan la laguna por distintos flujos superficiales y subterr¨¢neos. Y son responsables las administraciones p¨²blicas, que han mirado para otro lado pese a que desde hace m¨¢s de veinte a?os se viene advirtiendo, desde ¨¢mbitos cient¨ªficos y desde las organizaciones ambientales, de los riesgos de eutrofizaci¨®n por la contaminaci¨®n agraria. Tanto la comunidad aut¨®noma de la Regi¨®n de Murcia, que concentra el grueso de las competencias implicadas (agricultura, control de la contaminaci¨®n por nitratos, protecci¨®n del medio ambiente, gesti¨®n de la laguna) como la administraci¨®n central, a trav¨¦s de la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Segura (gesti¨®n del agua) han estado durante demasiados a?os excesivamente cerca de los intereses de un sector agrario insaciable, expansivo e insostenible. La reacci¨®n social ha pillado a muchos responsables p¨²blicos con el pie cambiado y los deberes sin hacer. A las movilizaciones, intervenciones en el debate p¨²blico, elaboraci¨®n de documentos y propuestas, iniciativas jur¨ªdicas y denuncias en ¨¢mbitos internacionales de m¨²ltiples organizaciones y plataformas sociales, se suma la indignaci¨®n profunda de amplios sectores ciudadanos.
Revertir una cat¨¢strofe de estas dimensiones no es viable a corto plazo, pero llevamos ya cinco a?os perdidos sin poner las bases para una recuperaci¨®n real y duradera del mar Menor, cinco a?os m¨¢s dedicados a la propaganda y a justificar la inacci¨®n que a atajar el origen del problema. Hay que recordar las recientes declaraciones del presidente de la Regi¨®n de Murcia, neg¨¢ndose a responsabilizar a la agricultura del problema del mar Menor, a pesar de las abrumadoras evidencias cient¨ªficas del origen agrario de los nutrientes que constituyen el combustible del proceso eutr¨®fico. Un negacionismo de libro.
Sin olvidar las imprescindibles medidas en el ¨¢mbito tur¨ªstico y de la ordenaci¨®n urbana, la hoja de ruta para recuperar el mar Menor es clara y se viene reclamando insistentemente desde la irrupci¨®n de la crisis eutr¨®fica en 2016: eliminar los regad¨ªos ilegales; dr¨¢stica reducci¨®n de la contaminaci¨®n en origen; aplicar soluciones basadas en la naturaleza, obligando a crear setos de vegetaci¨®n natural entre los cultivos; recuperaci¨®n ambiental de los sistemas de drenaje natural y creaci¨®n de una franja perimetral en torno al mar Menor libre de regad¨ªo, con recuperaci¨®n de humedales y vegetaci¨®n natural, capaz de retener y eliminar buena parte de los nutrientes que ahora alcanzan la laguna. Pero necesitamos tambi¨¦n un nuevo modelo de gobernanza que incluya una coordinaci¨®n real entre administraciones, una comunicaci¨®n fluida con la comunidad cient¨ªfica, la participaci¨®n amplia de la sociedad civil y un sector agrario que decida por fin dejar de formar parte del problema para ser parte de la soluci¨®n, asumiendo su cuota de responsabilidad, en aplicaci¨®n del principio de que quien contamina paga y de las normas vigentes sobre responsabilidad ambiental.
Julia Mart¨ªnez es directora t¨¦cnica de la Fundaci¨®n Nueva Cultura del Agua.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.