7 de septiembre
?Qu¨¦ hacer cuando un presidente se comporta como un terrorista e impone el terror de Estado a sus opositores en la fecha c¨ªvica m¨¢s simb¨®lica del pa¨ªs?

No sabemos qu¨¦ ser¨¢ Brasil despu¨¦s de este 7 de septiembre. Es como si vivi¨¦ramos una cuenta atr¨¢s hacia algo mucho peor que lo que ya vivimos. El ¡°nosotros¡±, aqu¨ª, es el nosotros que no contemporiza con el genocidio, ni con la destrucci¨®n de la Amazonia ni de otros ecosistemas, ni con el crimen de desv¨ªo de dinero en la Asamblea Legislativa de R¨ªo de Janeiro, ni con la corrupci¨®n en la compra de vacunas, ni con la diseminaci¨®n del coronavirus para generar la ¡°inmunidad de reba?o¡±, ni con el exterminio de la democracia, ni con saltarse la Constituci¨®n. Los que no somos bolsonaristas ni antes de Bolsonaro, ni con Bolsonaro ni despu¨¦s de Bolsonaro. Una vez establecido el ¡°nosotros¡±, ?qu¨¦ tenemos para hoy?
Bolsonaro es perezoso. Tiene alergia al trabajo, como ya hab¨ªa demostrado a lo largo de casi 30 a?os como diputado, durante los cuales estuvo chupando dinero p¨²blico sin aprobar un solo proyecto relevante para el pa¨ªs, y como sigui¨® demostrando al llegar a la presidencia. A Bolsonaro le gusta gritar y hacer un arma con la mano por las calles y las redes sociales. Sembrar el odio, en una campa?a permanente para mantenerse primero en el Congreso y ahora en el Gobierno. Nadie ha cobrado tanto solo despotricando y promoviendo la violencia, la destrucci¨®n y la muerte.
Bolsonaro posiblemente es corrupto. Hay indicios s¨®lidos para sospechar que Bolsonaro enchuf¨® a sus hijos en la pol¨ªtica para que ganaran dinero para el clan. Es adonde apuntan todas las investigaciones sobre la trama delictiva conocida como rachadinha implantada en los gabinetes de sus hijos, donde supuestamente se desviaba el sueldo de varios empleados fantasma, colaboradores vinculados a la familia Bolsonaro, que actuaba como si fuera una organizaci¨®n criminal.
Bolsonaro est¨¢ muy vinculado a las milicias, mafias paramilitares de R¨ªo de Janeiro. Hay declaraciones p¨²blicas de ¨¦l y de sus hijos alabando a notorios milicianos. Asesinos, por supuesto. El principal posiblemente fue ejecutado en una operaci¨®n policial. Hay medallas otorgadas a los milicianos asesinos. Hay conversaciones, hay actos y hay hechos. Su elecci¨®n aceler¨® la conversi¨®n de parte de la polic¨ªa en milicias, como se ha puesto de manifiesto en varios episodios de los ¨²ltimos dos a?os y en la reciente adhesi¨®n a las manifestaciones golpistas del 7 de septiembre.
Bolsonaro cuenta con el apoyo de los mayores destructores de la Amazonia y otros ecosistemas, as¨ª como de sus pueblos: grileiros (ladrones de tierras p¨²blicas, recientemente beneficiados con la aprobaci¨®n de la ¡°Ley de Grilagem¡± en la C¨¢mara de los Diputados), mineros ilegales, madereros y agentes de empresas transnacionales. Al ¡°hacer pasar todo el ganado¡± ¡ªexpresi¨®n utilizada por el exministro de Medio Ambiente Ricardo Salles en el sentido de derribar el mayor n¨²mero de leyes medioambientales posible de una vez¡ª, debilitando y militarizando los controles, incitando a la invasi¨®n de tierras p¨²blicas protegidas, creando proyectos de ley que permiten el avance sobre las ¨¢reas de conservaci¨®n, todo ello apoyado por el amplio lado podrido del Congreso vinculado a la agroindustria, Bolsonaro aceler¨® la escalada de la mayor selva tropical del mundo hacia el punto sin retorno. Los estudios m¨¢s recientes ya muestran que la selva emite m¨¢s carbono del que absorbe, lo que significa que la Amazonia empieza a convertirse en un problema m¨¢s que en una soluci¨®n para el colapso clim¨¢tico provocado por la acci¨®n humana.
Bolsonaro lider¨® la ejecuci¨®n de un plan para propagar el coronavirus para, supuestamente, obtener la ¡°inmunidad de reba?o¡±. La acci¨®n genocida la demostr¨® el estudio de m¨¢s de 3.000 normas federales que realizaron la Universidad de S?o Paulo y la ONG Conectas Derechos Humanos. El resultado, hasta la fecha, es casi 600.000 vidas menos, casi 600.000 personas que echan en falta quienes las quer¨ªan, casi 600.000 personas que echa en falta el pa¨ªs. Cuando Brasil alcanz¨® el medio mill¨®n, los estudios realizados por el epidemi¨®logo brasile?o Pedro Hallal, de la Universidad Federal de Pelotas, se?alaron que podr¨ªan haberse evitado m¨¢s de 400.000 muertes si el Gobierno de Bolsonaro hubiera aplicado medidas de prevenci¨®n. De esas, 95.000 podr¨ªan haberse evitado si el Gobierno hubiera comprado vacunas cuando se las ofrecieron. Eso equivale a toda la poblaci¨®n de una gran ciudad. A la Corte Penal Internacional han llegado varias comunicaciones contra Bolsonaro por delitos de genocidio y exterminio, al menos una de ellas procedente de la derecha.
Bolsonaro deber¨ªa haber sido condenado por la Justicia Militar cuando plane¨® un atentado terrorista en el que har¨ªa explotar bombas en cuarteles. No lo fue. Bolsonaro deber¨ªa haber sido responsabilizado penal y/o pol¨ªticamente por diversas manifestaciones racistas, hom¨®fobas, mis¨®ginas y de incitaci¨®n a la violencia que realiz¨® durante sus diversos mandatos como diputado. No lo fue. Bolsonaro deber¨ªa haber sido responsabilizado penal y pol¨ªticamente cuando hizo apolog¨ªa de la tortura y del torturador durante la apertura del impeachment de la expresidenta Dilma Rousseff. No lo fue. Bolsonaro ya deber¨ªa estar siendo juzgado por genocidio en los tribunales brasile?os, pero, protegido por Augusto Aras, el fiscal general de Bolsonaro que averg¨¹enza a la Rep¨²blica, no lo est¨¢ (todav¨ªa). Bolsonaro ya deber¨ªa estar someti¨¦ndose a un juicio pol¨ªtico, exigido por m¨¢s de un centenar de solicitudes, archivadas por los dos ¨²ltimos presidentes de la C¨¢mara de los Diputados. No lo est¨¢.
Bolsonaro fue gestado por las deformaciones hist¨®ricas de Brasil, especialmente el racismo estructural y la impunidad por los cr¨ªmenes de la dictadura c¨ªvico-militar (1964-85). As¨ª, desde 2019, por todas las acciones y omisiones de las ¨¦lites del pa¨ªs, Brasil est¨¢ gobernado no solo por el peor presidente de la historia de nuestra democracia de sollozos, sino por uno de los peores seres humanos de todos los tiempos, y eso que tiene mucha competencia. Bolsonaro se ha comportado en la vida p¨²blica como un criminal compulsivo. Y Bolsonaro es peligroso. Brasil hoy est¨¢ gobernado por un hombre muy peligroso. Y este 7 de septiembre est¨¢ decidido a mostrar todo el potencial de su odio hacia todo lo que no sea ¨¦l mismo.
Este 7 de septiembre, Bolsonaro ha decidido convocar a sus huestes de fieles para aterrorizar al pa¨ªs. Lo ha hecho porque es la ¨²nica estrategia en la que es competente y porque est¨¢ acorralado. Muy acorralado. Si no aterrorizara al pa¨ªs en la fecha ¡°c¨ªvica¡± m¨¢s simb¨®lica de Brasil, lo m¨¢s probable es que se expusiera a grandes manifestaciones masivas que pedir¨ªan su destituci¨®n al grito de ¡°Fuera genocida¡± y ¡°Bolsonaro a la c¨¢rcel¡±. Bolsonaro se ha adelantado y ha convocado a partidarios que se comportan como creyentes pol¨ªticos para que, literalmente, se armen y ocupen las calles.
Y es que Bolsonaro llega al 7 de septiembre con la popularidad en horas bajas, con una parte de los tribunales superiores haciendo (por fin) su trabajo de proteger la Constituci¨®n, con las investigaciones de la trama de corrupci¨®n de la rachadinha acorralando cada vez m¨¢s a sus hijos, con el n¨²mero de muertos por covid-19 acerc¨¢ndose a los 600.000 mientras la variante delta se infiltra r¨¢pidamente en el pa¨ªs, con el desempleo corroyendo la vida de m¨¢s de 14 millones de personas, con la inflaci¨®n aumentando junto con el n¨²mero de hambrientos y sin ning¨²n milagro en el horizonte para la reelecci¨®n en 2022. Para impedir su impeachment en el Congreso, Bolsonaro ha estado alimentando a los diputados del Centr?o ¡ªun conjunto de partidos pol¨ªticos sin una ideolog¨ªa espec¨ªfica que tienen como objetivo estar cerca del Ejecutivo para conseguir ventajas¡ª con grandes sumas de dinero p¨²blico. Pero Bolsonaro conoce a los que son de su cala?a y, por lo tanto, sabe que no se puede confiar en los aliados de hoy.
Bolsonaro tambi¨¦n sabe que, aunque el 7 de septiembre consiga producir im¨¢genes de grandes manifestaciones a su favor ¡ªque posiblemente lo conseguir¨¢¡ª, hoy sus partidarios son una minor¨ªa en Brasil. La mayor¨ªa de la poblaci¨®n brasile?a, como han demostrado diferentes sondeos, no quiere a Bolsonaro. Lo que Bolsonaro controla hoy es una minor¨ªa de iguales, que ya eran bolsonaristas antes de que Bolsonaro apareciera para darles nombre. Una parte lo es por diversas razones, que se encuentran en las deformaciones de la democracia brasile?a y la abismal desigualdad del pa¨ªs; otra parte, como su base en la Amazonia, lo es porque se beneficia ampliamente de que Bolsonaro est¨¦ en el poder, ya que aumenta su patrimonio con tierras y recursos p¨²blicos de los que se apropia con el apoyo del Gobierno federal hecho milicia.
Bolsonaro tambi¨¦n puede contar con la mayor parte de la ¨¦lite econ¨®mica del pa¨ªs, la misma que lo gest¨® y lo ayud¨® a llegar a la presidencia. El vergonzoso culebr¨®n de las cartas y manifiestos firmados por un tal ¡°PIB¡± demuestra que est¨¢n del lado que siempre han estado, el suyo. El pa¨ªs es su patio de extracci¨®n y la gente, carne barata. La ¨²nica diferencia entre los que se negaron a decir nada y los que no dijeron casi nada es que algunos piensan que Bolsonaro ya ha dado los beneficios que ten¨ªa que dar, ya ha destruido los derechos y las leyes que ten¨ªa que destruir para que ellos puedan lucrarse m¨¢s, ya ha abierto la puerta a iniquidades hasta entonces impensables y, a partir de ahora, el tiro puede salir por la culata y, en lugar de matar a ind¨ªgenas y negros, puede rozar sus cuentas bancarias. Otros creen que a¨²n se puede masacrar el pa¨ªs un poco m¨¢s, que todav¨ªa queda hilo en el anzuelo bolsonarista para hacer algunas fechor¨ªas m¨¢s de las que el pa¨ªs necesitar¨¢ d¨¦cadas para recuperarse, pero que convertir¨¢n a unos cuantos m¨¢s en multimillonarios. Esperar que salga algo m¨ªnimamente decente de la parte de las ¨¦lites econ¨®micas que controlan el pa¨ªs desde las capitan¨ªas hereditarias motivadas solo por la extracci¨®n y la ganancia es ser m¨¢s ¡°ingenuo¡± que los que dicen que votaron a Bolsonaro porque pensaban que era honesto y que llevar¨ªa gente honesta al Gobierno. O que ser¨ªa posible controlarlo.
Bolsonaro tiene apoyo, pero hoy es minoritario. As¨ª que lo que tiene para ahora es imponer el terror, una lecci¨®n que aprendi¨® en el Ej¨¦rcito de ni?o, cuando las tropas de la dictadura cazaban a los opositores para torturarlos y ejecutarlos en la regi¨®n donde viv¨ªa, y en la que se especializ¨® ya como miembro oficial del Ej¨¦rcito, al planear un atentado terrorista e irse de rositas para iniciar una carrera como diputado. En la antesala de este 7 de septiembre, para Bolsonaro lo m¨¢s importante no era hacer una demostraci¨®n de fuerza, sino sofocar la resistencia, que se estaba organizando para ocupar las calles y pedir su destituci¨®n. Lo m¨¢s importante no era llenar las calles con sus iguales, sino impedir que la oposici¨®n lo hiciera. Sin duda, Bolsonaro casi lo ha conseguido.
Todo indica que una parte importante de los opositores no saldr¨¢ a las calles este 7 de septiembre por una raz¨®n bastante leg¨ªtima: el miedo a morir por las balas que disparen los seguidores convocados por Bolsonaro, ya sean civiles o polic¨ªas militares. Hemos llegado a ese punto. Este es el tama?o del abismo. Y est¨¢ aumentando. El golpe ya se ha dado, como escribo desde hace tiempo, y se profundiza d¨ªa a d¨ªa. Lo que a¨²n no se sabe es hasta d¨®nde puede llegar. Y con eso juega Bolsonaro para mantenerse en el poder. Amenaza con llegar m¨¢s lejos, amenaza con terminar de reventar las instituciones, y tal vez lo consiga. Un pa¨ªs donde los ciudadanos que se oponen al presidente no pueden salir a la calle para manifestarse en la fecha m¨¢s importante del calendario oficial porque pueden ser asesinados por partidarios instigados por el presidente ya no es una democracia. Hay que reconocerlo para poder impedir la expansi¨®n del proyecto autoritario.
Lo que Bolsonaro est¨¢ diciendo es que lo poco que queda de democracia en Brasil no podr¨¢ impedirle que contin¨²e con el golpe de Estado en curso. Este es el impasse de este 7 de septiembre. Bolsonaro est¨¢ haciendo una prueba. Como hizo antes Donald Trump, con las consecuencias que conocemos, en un pa¨ªs con instituciones mucho m¨¢s s¨®lidas. Bolsonaro eleva la apuesta.
?Qu¨¦ hacer ante este ultim¨¢tum, en el que quien pierde apoyo en las urnas intenta mantenerse en el poder por la fuerza?
Posicionarse y hacer lo que le corresponda a cada uno. Las instituciones que a¨²n resisten, utilizar el poder constitucional que a¨²n tienen. La prensa, cumplir su deber con la responsabilidad que le corresponde en un proyecto democr¨¢tico, pero que a menudo se olvida en nombre de intereses ajenos al periodismo. Es un momento crucial. Y no hay ning¨²n manual para afrontarlo. Ni siquiera los que vivieron la dictadura c¨ªvico-militar est¨¢n preparados para responder al horror que supone tener en la presidencia a un hombre que se comporta como un terrorista. Pero es eso lo que vivimos hoy en Brasil. La forma en que Bolsonaro ha preparado el 7 de septiembre puede considerarse terrorismo de Estado.
Es importante reconocer que Bolsonaro ya ha conseguido parte de su objetivo: evitar grandes manifestaciones de la oposici¨®n contra ¨¦l. La izquierda est¨¢ dividida sobre la conveniencia de salir a la calle este 7 de septiembre. No es imposible, pero es poco probable que haya un mayor n¨²mero de opositores que de bolsonaristas. Con su amenaza expl¨ªcita, Bolsonaro ya ha conseguido que se desvirt¨²e en la calle la realidad que evidencian los sondeos: que hoy solo le apoya una minor¨ªa. Como la manipulaci¨®n es fundamental en su forma de operar, est¨¢ preparando otra: intentar simular que tiene el apoyo de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n con la imagen de una calle abarrotada y que la oposici¨®n es minoritaria o cobarde porque prefiere quedarse en casa por miedo a morir por las balas de sus partidarios o de la parte miliciana de los polic¨ªas que le apoyan. Es probable que consiga im¨¢genes manipuladas as¨ª para cantar victoria en S?o Paulo y tambi¨¦n en Brasilia.
Es importante entender que Bolsonaro ha logrado reprimir una parte de las manifestaciones en su contra con intimidaciones no porque sea inteligente, sino porque est¨¢ armado. Bolsonaro ha impuesto y sigue imponiendo el terror a toda la poblaci¨®n, a quien por deber constitucional deber¨ªa proteger. Las instituciones deber¨ªan saber qu¨¦ hacer con un presidente que se comporta como un terrorista contra su propio pueblo. Espero que lo sepan.
No es f¨¢cil, como ciudadano, decidir si salir o no a la calle este 7 de septiembre contra Bolsonaro. Como columnista de opini¨®n, creo que, aunque es muy dif¨ªcil analizar una historia que se mueve aceleradamente por un presidente que se comporta como un terrorista, tengo el deber ¨¦tico de posicionarme con claridad. No como due?a de la verdad, sino tratando de hacerlo lo mejor posible con los hechos disponibles. Prefiero equivocarme por acci¨®n que por omisi¨®n. Y s¨¦ que, al d¨ªa siguiente o incluso la noche del mismo d¨ªa, aparecer¨¢n varios analistas de retrovisor para hacer el an¨¢lisis perfecto de los hechos, el an¨¢lisis de quien sabe y quien entendi¨® y previ¨® y predijo y concluy¨® y acert¨®. No como si estuvieran analizando lo sucedido, lo cual es totalmente leg¨ªtimo, sino afirmando que ya hab¨ªan previsto todo lo que iba a suceder, solo que prefer¨ªan no dec¨ªrselo a nadie para no estropear la sorpresa.
Respeto profundamente los movimientos y personas que abogan por salir a las calles el 7 de septiembre en nombre de la resistencia a Bolsonaro y su Gobierno autoritario. Y respeto profundamente el argumento de que los m¨¢s pobres ¡ªy en Brasil la mayor¨ªa de los m¨¢s pobres son negros¡ª ya est¨¢n siendo asesinados en las periferias desde hace mucho tiempo. Aun as¨ª, creo que en este momento ser¨ªa mejor que Bolsonaro se encontrara con las calles vac¨ªas. Que sus opositores, que ahora son mayor¨ªa, se queden en casa o se re¨²nan en espacios donde tengan la posibilidad de protegerse. Esta vez no nos enfrentamos a adversarios pol¨ªticos, sino a un presidente que se comporta como un terrorista, con la maquinaria del Estado a su favor y una parte de la polic¨ªa actuando como una milicia. Es otra cosa. No creo que haya que poner el cuerpo frente a fan¨¢ticos armados. Puede no pasar nada. Puede pasar de todo. Utilizo el principio de precauci¨®n. Basta con que uno de los seguidores de Bolsonaro est¨¦ dispuesto a mostrar a lo que vino, est¨¦ determinado a convertirse en h¨¦roe, para que ocurra una tragedia.
Hay indicios m¨¢s que suficientes de que las fuerzas de seguridad, que deber¨ªan mantener la integridad de los ciudadanos y garantizar el derecho constitucional a manifestarse, se han convertido en parte en milicias. Hay hechos m¨¢s que suficientes para demostrar que una parte de la Polic¨ªa Militar no obedece a los gobernadores. Hay escasas garant¨ªas de que las fuerzas policiales est¨¦n dispuestas a proteger a quienes se oponen a Bolsonaro este 7 de septiembre. Y, as¨ª, las manifestaciones de la oposici¨®n corren el riesgo de ¡ªcon cualquier pretexto, y siempre hay uno¡ª enfrentarse tambi¨¦n a polic¨ªas disparando contra los ciudadanos.
La democracia existe para que las leyes ¡ªno las armas¡ª regulen las relaciones. Bolsonaro ha instado a sus partidarios a amartillar sus armas para destruir la Constituci¨®n. Mediante el terror, el presidente se ha apoderado del campo y ha determinado las reglas del 7 de septiembre. Creo que puede ser m¨¢s potente en este momento mostrar ¡ªy declarar¡ª al mundo que el derecho constitucional a manifestarse ha sido secuestrado en Brasil para quienes se oponen a Bolsonaro. Y ha sido secuestrado mediante amenazas y coacciones. Hay que establecerlo y reconocerlo dentro y fuera del pa¨ªs. Bolsonaro (todav¨ªa) no puede elegir cu¨¢ndo nos manifestamos contra ¨¦l, pero est¨¢ eligiendo cu¨¢ndo no podemos hacerlo, al apropiarse del 7 de septiembre imponiendo el terror.
Respeto a los que se arriesgan a morir para que Bolsonaro y su pandilla no reinen solos en las calles el 7 de septiembre, pero creo que este pa¨ªs ya tiene demasiados m¨¢rtires. Este pa¨ªs produce m¨¢rtires todos los d¨ªas. Para enfrentar a Bolsonaro y todo lo que representa necesitamos a gente viva. Para refundar el pa¨ªs necesitamos a gente viva. La lucha es hoy y tendr¨¢ que continuar el d¨ªa 8 y m¨¢s all¨¢. La lucha, que para muchos es siempre, esta vez ser¨¢ larga para casi todos.
Lo que llamamos pueblo brasile?o no est¨¢ formado por cobardes. Al contrario. Es el resultado de una monumental resistencia cotidiana contra todas las formas de muerte. El mayor ejemplo de esta monumental resistencia es, en este momento, el campamento de los pueblos originarios en Brasilia. Los ind¨ªgenas, que han resistido al exterminio literalmente durante 500 a?os, han llegado al centro del poder en las ¨²ltimas semanas para seguir el juicio del ¡°hito temporal¡±, una de las tesis m¨¢s perversas de una historia marcada por la perversi¨®n. Seg¨²n el ¡°hito temporal¡±, solo los pueblos que estaban en su territorio el 5 de octubre de 1988, fecha en que se promulg¨® la Constituci¨®n brasile?a, tendr¨ªan derecho a sus tierras ancestrales. Pero si los pueblos no estaban en sus tierras en esa fecha es porque tuvieron que abandonarlas para que no los mataran los grileiros, los mineros ilegales, los madereros o las empresas transnacionales. Tuvieron que abandonar su tierra para que no asesinaran a toda su comunidad, y ahora los legisladores alegan que perdieron el derecho a su hogar porque no estaban all¨ª.
Como el juicio en el Supremo Tribunal Federal se ha prolongado, parte de los l¨ªderes ind¨ªgenas siguen acampados. Y han llegado m¨¢s para la marcha de las mujeres ind¨ªgenas, que comienza el 8 de septiembre. Es esencial que las instituciones que a¨²n permanecen en pie garanticen la protecci¨®n del campamento frente a los ataques bolsonaristas, y que la prensa permanezca vigilante, lista para informar al mundo de cualquier intento de masacre de los pueblos originarios.
La resistencia cotidiana a Bolsonaro y a los bolsonaristas est¨¢ por todos lados. Pero quienes est¨¢n en primera l¨ªnea, no solo el 7 de septiembre, sino desde hace mucho tiempo, necesitan m¨¢s apoyo. En las ¨²ltimas semanas, algunas de las personas m¨¢s valientes que act¨²an hoy en Brasil se han puesto a salvo para que no las maten, ya que las recientes manifestaciones presidenciales sobre el 7 de septiembre han intensificado a¨²n m¨¢s la violencia, especialmente en la Amazonia. En Brasil se ampl¨ªan las redes que la sociedad teje para proteger a los que encabezan la lista de los amenazados de muerte. No ha sido f¨¢cil para ninguna de estas personas decidir abandonar temporalmente el territorio al que pertenecen, donde sufren ataques y corren riesgos d¨ªa tras d¨ªa. Pero han comprendido que para luchar hay que estar vivo. Las retiradas estrat¨¦gicas son una prueba de valor e inteligencia, solo los brutos ganan por la fuerza bruta. La lucha est¨¢ lejos de terminar y necesitamos a toda la gente. Si hay algo que Brasil no necesita es m¨¢s cad¨¢veres. No podemos permitir que nos utilicen para justificar la violencia que Bolsonaro y los suyos han elegido como forma de vida y de reproducci¨®n del poder.
El 7 de septiembre siempre ha sido alabado por los opresores. Durante la dictadura, las escuelas ten¨ªan que desfilar por la patria, una patria degradada por los generales golpistas, mientras los opositores eran torturados y ejecutados por agentes del Estado en los edificios de los ¨®rganos del Estado y obedeciendo a una pol¨ªtica de Estado. Dejemos la fecha de nuestra tragic¨®mica independencia para los violentos. Este 7 de septiembre, en que el descendiente de aquellos que fundaron una naci¨®n sobre el exterminio, primero de los ind¨ªgenas y luego de los negros esclavizados, anunci¨® la independencia. Este 7 de septiembre, en el que el rey Pedro I declar¨® que Brasil se independizaba de Portugal mientras viajaba en mula postrado por la diarrea. Nuestros s¨ªmbolos son diferentes y reverberan una resistencia de 500 a?os.
Ocupar las calles es vital para cualquier movimiento de resistencia. Es un momento para reunirse, es un momento para declarar principios, es un momento para establecer v¨ªnculos. Es un momento para hacer comunidad y luchar por lo com¨²n. Sin embargo, este 7 de septiembre hay un presidente que se comporta como un terrorista que determina las reglas. Y controla la maquinaria del Estado. Nosotros, que nos oponemos a Bolsonaro, no luchamos solo un d¨ªa. Sino todos los d¨ªas. Estaremos en pie el 7 de septiembre. Y estaremos en pie los d¨ªas siguientes. El principal acto de resistencia en Brasil es mantenerse vivo para seguir luchando.
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de siete libros, entre ellos Brasil, construtor de ru¨ªnas: um olhar sobre o pa¨ªs, de Lula a Bolsonaro.
Web: elianebrum.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter, Instagram y Facebook: @brumelianebrum.
Traducci¨®n de Meritxell Almarza
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
