Dec¨ªamos ayer

Saludo el curso escolar de mis atentos lectores (y tambi¨¦n de los desatentos) desde esta fr¨¢gil columna. Entrados en el oto?o, voy a ayudar al Gobierno bic¨¦falo para que dure por lo menos unos meses m¨¢s. De manera que le ofrezco algunos consejos pr¨¢cticos de empoderamiento resiliente, solidario, sostenible y paritario, como dir¨ªa el h¨ªpster de Daniel Gasc¨®n.

El primero es impedir que los personajes que encarnan la maldad en las pel¨ªculas, especialmente las del Oeste, se r¨ªan a carcajadas mostrando la bajeza de sus instintos y una dentadura lamentable. La orden de la direcci¨®n de ETA para que sus empleados sonrieran sin descanso cuando se los juzgaba, obedec¨ªa al mismo fraude. Un teatro seguido d¨®cilmente por los pol¨ªticos separatistas encarcelados e indultados. Signo de mala conciencia y alma de spaghetti western.

El segundo consejo es el de prohibir mediante norma bien fundada que se aplauda en el Parlamento. No hay nada m¨¢s descorazonador para el pobre votante que ver las interminables ovaciones de los diputados de uno y otro bando, a veces en pie como en los toros, cada vez que termina de hablar alguien o incluso mientras est¨¢ hablando. Este fervor tan f¨¢cil de confundir con la c¨¦lebre expresi¨®n de ¡°dar jab¨®n¡± (u otras m¨¢s soeces), trae la conclusi¨®n de que cuantas m¨¢s majader¨ªas diga el prohombre o la promujer, m¨¢s se le ovaciona.

El ¨²ltimo consejo de la semana trata de evitar que la envidia, sobre todo la ancestral envidia morisca y fenicia, castigue a las comunidades donde se vive sin rencores ni celos, como Madrid. No hay que multarlas con impuestos, pero puede suplirlos una nueva gabela de gran futuro: un gravamen a todos los varones blancos, heterosexuales y sanos. Que paguen o se reinicien. ?Banda de colonos!