Nostalgia de la buena
Tan falaz es que todo tiempo pasado fue mejor como lo contrario. ?Por qu¨¦ es m¨¢s de izquierdas matar al padre que amarlo y aprender de ¨¦l?
Ulises se pasa todo el kilometraje de la Odisea sintiendo nostalgia. Es su combustible, la fuente de energ¨ªa eternamente renovable que lo empuja hacia el final del poema, cuyos versos no contienen la palabra nostalgia, porque a¨²n no se hab¨ªa inventado. Nostalgia es un neologismo creado por el m¨¦dico suizo Johannes Hofer en 1688, mezcla de las palabras griegas nostos (regreso) y algia (dolor). Defin¨ªa una enfermedad que sufr¨ªan los soldados de aquel siglo infame al preguntarse qu¨¦ carajos hac¨ªan disparando a otros desgraciados en tierras extra?as cuando pod¨ªan estar tan ricamente en su pueblo orde?ando vacas. La nostalgia fue una enfermedad hasta el siglo XIX, cuando devino ese sentimiento comercial y rentable que es hoy. Entre los tratamientos que la aliviaban (porque se ten¨ªa por incurable) estaban el ejercicio f¨ªsico, las sanguijuelas y el opio. Un general ruso del siglo XVIII, m¨¢s expeditivo, ordenaba enterrar vivos a los soldados aquejados del mal. Otro militar, este norteamericano, somet¨ªa al paciente a la humillaci¨®n p¨²blica por parte del resto de la tropa.
La nostalgia sigue siendo una enfermedad pol¨ªtica para esa izquierda que emprendi¨® en el 15-M la tambi¨¦n muy griega tarea de matar al padre, al padre del 78. Se?alan a los nost¨¢lgicos como apestados. En su versi¨®n del progresismo no caben ni un suspiro, ni una miradita atr¨¢s, ni una miga de magdalena de Proust, como si los sue?os marxistas no estuviesen hechos de a?oranzas de sociedades primitivas o como si en el ecologismo no vibrara el recuerdo imposible de un mundo sin revoluci¨®n industrial. No hay caso: la nostalgia es un pecado incurable que solo merece la hoguera.
La escritora Svetlana Boym, autoridad intelectual desprejuiciada, distingu¨ªa dos nostalgias, la buena y la mala, como el colesterol. Llam¨® a la mala restauradora: es la de los nacionalistas y los tradicionalistas, los que quieren volver a un pasado m¨ªtico. La buena es la reflexiva, donde ¡°la a?oranza y el pensamiento cr¨ªtico no son conceptos opuestos¡±. Esta se recrea en algunos pliegues del pasado como estrategia para entender el presente e inspiraci¨®n para un futuro.
Tan falaz es que todo tiempo pasado fue mejor como lo contrario. ?Por qu¨¦ es m¨¢s de izquierdas matar al padre que amarlo y aprender de ¨¦l? ?Qui¨¦n sale ganando si toda nostalgia es enferma? Esta ¨²ltima me la s¨¦: los de las banderas, los restauradores gritones que solo conciben el futuro como una resurrecci¨®n del pasado.
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