Aeropuerto de El Prat: o improperios o ecolog¨ªa
Si La Ricarda se troca en banco de pruebas y el aer¨®dromo en reh¨¦n de un ecologismo sin cintura, negador de riqueza y empleo, paral¨ªcese toda obra aeroportuaria
Con improperios no se construye nada nuevo (un aeropuerto barcelon¨¦s m¨¢s internacional). Ni se mejora nada viejo (el vecino paraje ecol¨®gico de La Ricarda, a su vera noreste). Ni se labran consensos: se corroen.
Pere Aragon¨¨s identifica la propuesta de ampliaci¨®n de Aena con un ¡°chantaje¡±. Ada Colau la tilda de ¡°gran mentira¡±, que ¡°suena al pelotazo¡±, dice que ¡°la sostenibilidad les trae sin cuidado¡±. Yolanda D¨ªaz espeta que la empresa de mando p¨²blico difunde un ¡°modelo depredador¡±. Encrespan la discusi¨®n racional.
Un buen debate debe recordar que el paisaje se modifica. Incluso uno de tanto inter¨¦s para la biodiversidad (3.000 especies). Empeora... o mejora. No todo es malo e irreversible. La Ricarda fue hasta hace tres siglos desembocadura del Rubricatus (rojo, por los lodos arcillosos) romano. Luego qued¨® segregada del Llobregat, marisma inh¨®spita, pal¨²dica y pest¨ªfera, que le vali¨® al Prat (prado) el sobrenombre de poble de les febres.
En 1909 compr¨® la finca el gran industrial textil Eusebi Bertrand Serra. Construy¨® ah¨ª una granja lechera (200 vacas) con af¨¢n higienista, apoyado en un tren propio que esparci¨® arena sobre la marisma, eliminando bichos malos. Y buenos. Produjo forraje, sirvi¨® de coto de caza. Al cambio de siglo, desviado el Llobregat hacia el sur, el r¨ªo se le acerc¨® otra vez. Qued¨® como pieza de una gran reserva ecol¨®gica europea (red Natura 2.000), una estaci¨®n clave de paso estacional de aves africanas.
As¨ª pues, la finca que deb¨ªa ser afectada al alargarse la pista peque?a del aeropuerto tiene mucho inter¨¦s. Pero eso no implica que algunos de sus activos, tantas especies de flora y de fauna, no puedan trasladarse a zonas cercanas, como propon¨ªa la gestora aeroportuaria, multiplicando por 10 el espacio protegido. El ec¨®logo Joan Pino, profeta del lugar, reconoce que ¡°construir otra Ricarda en otra zona del Llobregat es caro y poco eficiente¡±. O sea, es posible: con dinero y sabidur¨ªa que combine prosperidad econ¨®mica y medioambiente. Solo unos centenares de metros m¨¢s al sur proliferan las zonas de nidificaci¨®n protegida de Gav¨¢-mar, ejemplar ejemplo de restauraci¨®n ambiental.
Pero si la Ricarda se troca en banco de prueba y el aer¨®dromo en reh¨¦n de un ecologismo sin cintura, negador de riqueza y empleo, paral¨ªcese toda obra aeroportuaria, y en Madrid y en Galicia. O recu¨¦rdese que Airbus prev¨¦ fabricar aviones a hidr¨®geno verde, no contaminantes, para 2035. Ya. Como evidencian las vacunas anticovid, la ciencia avanza que es una barbaridad.
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