Le Pen y la islamofobia
La ultraderecha francesa pretende imponer la cuesti¨®n de la integraci¨®n de la comunidad musulmana como gran tema electoral
La ultraderecha francesa ha vuelto a demostrar su insumisi¨®n estructural e ideol¨®gica con la democracia como instrumento de inclusi¨®n social. El discurso pronunciado el domingo pasado por Marine Le Pen, candidata por Reagrupamiento Nacional (RN) a las elecciones presidenciales del 10 de abril de 2022, ha incurrido abiertamente en una islamofobia que la instala en las aguas sucias de la demagogia descarada y destila una peligrosa culpabilizaci¨®n gen¨¦ric...
La ultraderecha francesa ha vuelto a demostrar su insumisi¨®n estructural e ideol¨®gica con la democracia como instrumento de inclusi¨®n social. El discurso pronunciado el domingo pasado por Marine Le Pen, candidata por Reagrupamiento Nacional (RN) a las elecciones presidenciales del 10 de abril de 2022, ha incurrido abiertamente en una islamofobia que la instala en las aguas sucias de la demagogia descarada y destila una peligrosa culpabilizaci¨®n gen¨¦rica de una parte de la ciudadan¨ªa. No son pr¨¢cticas extra?as a ese partido, y no lo son tampoco en un partido af¨ªn, como lo es Vox en Espa?a: la alarma que causan ambos discursos es la misma, y es igual de recusable en t¨¦rminos democr¨¢ticos.
El partido de Le Pen sufri¨® un estrepitoso fracaso en las elecciones regionales del pasado junio. Poco despu¨¦s, la ahora candidata al El¨ªseo dijo apostar por una estrategia consistente en limar los tonos m¨¢s radicales de su mensaje y quitarse de encima la imagen de partido racista y autoritario que arrastraba su formaci¨®n. Exactamente un verano ha durado esa actitud. Le Pen ha regresado al discurso de la ley y el orden prometiendo acabar con la ¡°talibanizaci¨®n¡± de algunas zonas de Francia y lo que defini¨® como ¡°urbanizaciones del narco¡±, en referencia a las bandas organizadas del tr¨¢fico de drogas.
La estrategia es una vieja conocida: consiste en demonizar a una parte de la sociedad con generalizaciones insultantes y degradatorias. La renuncia a averiguar con datos e informaci¨®n fiable la complejidad de la situaci¨®n de la comunidad musulmana se aparta de la conducta esperable en un partido que aspira a la presidencia de la Rep¨²blica. Pero asociar las dificultades de integraci¨®n de esa comunidad con las redes de narcotr¨¢fico roza lo delictivo, adem¨¢s de resultar profundamente inmoral.
Conviene no perder de vista que este discurso de la ultraderecha est¨¢ contaminando en alguna medida al resto del espectro pol¨ªtico franc¨¦s, a veces demasiado tibio con la toma de distancia que exige. En febrero de 2020 el presidente Emmanuel Macron lanz¨® ¡ªtambi¨¦n en nombre de los valores republicanos¡ª una ¡°estrategia de lucha contra el separatismo islamista¡± con el foco puesto en los barrios marginalizados. Esa aproximaci¨®n al problema provoc¨® que numerosas voces advirtieran sobre un potencial efecto bumer¨¢n al alentar involuntariamente una reacci¨®n contraria a la deseada.
En este escenario, las intervenciones de la candidata socialista, Anne Hidalgo, han enfatizado los conceptos que verdaderamente forman parte de la identidad francesa ¡ªcomo la necesidad de reforzar la educaci¨®n p¨²blica y subir el salario a sus profesores¡ª. Pueden parecer menos efectivos, m¨¢s previsibles y de escaso impacto medi¨¢tico, pero instalan en el centro de la discusi¨®n la defensa de la Rep¨²blica y persiguen socavar la agenda que la ultraderecha aspira a imponer en el debate p¨²blico.